Javier Milei se reivindica discípulo del expresidente Carlos Menem desde que comenzó a vislumbrarse como una opción de gobierno, ya antes de las campañas para las PASO de 2023. Aunque siempre rescató las propuestas neoliberales afines a ese espacio político venido a menos desde la crisis de 2001 y el fin de la convertibilidad. De tal modo que en sectores de la sociedad que perciben los tiempos del 1 a 1 con cierta nostalgia, el fundador de La Libertad Avanza logró una fuerte inserción. La situación reinante tampoco ayudó para que aquellos años no se convirtieran en una utopía entre jóvenes que no habían nacido cuando el riojano desplegó su plan neoliberal. Como sea, este revival convierte a la gestión mileísta en un menemismo siglo XXI. Una copia neomenemista de un extremismo y violencia que el original no tenía.
Los detalles incluyen dosis de farandulización que no se veían desde los 90 –llegó a presentar un libro en un acto en el Luna Park en el que cantó con una banda de rock– hasta una alianza extrema con Estados Unidos a la que Milei agrega a Israel, más una política en torno a las Islas Malvinas que raya con la renuncia a la soberanía.
Durante la campaña presidencial, el candidato anunciaba un romance con la comediante Fátima Florez nacido en un programa de televisión. Tras la ruptura de esa relación, aparece en escena Amalia «Yuyito» González, que tuvo un vínculo con el fallecido expresidente justicialista.
La iconografía es un tema también recurrente. Si Menem había copiado el logo de la Casa Blanca al recibir a George Bush en 1990, bien Milei podía «tomar prestado» un diseño del que tenía Ronald Reagan, uno de sus personajes admirados. Sus discursos ante el Congreso, con el atril que ya había utilizado al asumir, esa vez a espaldas del edificio, también rememoran el escenario de los mensajes del Estado de la Unión que los presidentes de EE.UU. hacen al abrir el cada período legislativo.
Tibios mensajes
Lo que más dolores de cabeza trajo en cuanto a las relaciones exteriores, sin embargo, es un alineamiento con el Reino Unido que genera rispideces hacia adentro del Gobierno y con la vicepresidenta, Victoria Villarruel. Si el fallecido excanciller Guido Di Tella quería estrechar lazos con los pobladores de las Islas Malvinas enviándoles regalos insólitos, desde videos de dibujitos animados, libros de El Principito y ositos Winnie the Pooh, lo de Milei va bastante más allá.
Primero, su ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, declaró que el Gobierno iba a respetar «los derechos de los isleños», luego apenas respondió con un tibio mensaje irónico en la red X a la visita de su entonces par británico David Cameron a Malvinas en febrero pasado.
A principios de octubre, Milei recibió en una inexplicada visita al exprimer ministro Boris Johnson en la Casa Rosada y le cedió el balcón para que saludara a los paseantes por la Plaza de Mayo. El polémico dirigente conservador posteó alabanzas a un presidente argentino con «los cojones» como para admirar a Margaret Thatcher.
Malvinas
Todavía vendría otra demasía en esta cuestión central para los argentinos: una semana más tarde se divulgó un mapa que el Gobierno mostró en la presentación ante inversores del régimen RIGI realizado por Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete en el que no figuraban las Islas Malvinas ni la Antártida, como establece el Artículo 1° de la Ley 26.651, sancionada en 2010 y que debe ser el «confeccionado por el Instituto Geográfico Nacional».
Pero acá no terminaba la cosa. Lo último, al cierre de este artículo, fue el cruce de acusaciones entre el Ministerio de Defensa y el de Relaciones Exteriores respecto a quién había sido el autor de un comunicado en el que se informa que Mondino se reunió con el vicepresidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Gilles Carbonier, para tratar «la identificación de los combatientes argentinos caídos en las Islas Falklands/Malvinas en el conflicto del Atlántico Sur».
Mondino, que está en la cuerda floja en el Palacio San Martín, deslindó responsabilidades asegurando que ese texto no había salido de la cartera ¿a su cargo?
También esquivó responsabilidades el ministro de Defensa, Luis Petri.
Otro que mira más textos en inglés que en la lengua oficial del país es el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, quien para ilustrar una de sus medidas de «limpieza de hojarasca» relacionada con el pago del IVA puso un mapa de Estonia, Letonia y Lituania en el idioma de Shakespeare. ¿No encontró uno de Europa como los que se venden en cualquier librearía escolar y que abundan en la web?
El «Coloso», como lo llama el presidente Milei, está orgulloso del nuevo nombre y funciones del organismo recaudador, que fue publicado en el Boletín Oficial este viernes. La Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) perderá algunos de los atributos e incumbencias y expulsará a alrededor de 3.000 empleados que tenía la AFIP, la agencia creada en 1996, durante el menemismo. Pero claro, el paleolibertario extrema su antiestatismo y ya avisó reiteradamente que, para él, los evasores son héroes.
Inteligencia
Otra modificación que tiene olor a naftalina es la de la agencia de inteligencia, AFI, que vuelve a ser Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE), el nombre que tuvo desde 1955 hasta 2015. Creada por la dictadura que derrocó a Juan Domingo Perón, su objetivo fundamental era la vigilancia interior, básicamente contra peronistas e izquierdistas y, con los años, todo opositor a los Gobiernos militares. Vuelve a ese organismo y como director de la Escuela de Inteligencia Juan Bautista «Tata» Yofre, quien fuera «Señor 5» entre 1989 y 1990, notorio defensor de la «Teoría de los dos demonios».
Dividida en cuatro áreas, Servicio de Inteligencia Argentino (SIA), Agencia de Seguridad Nacional (AGN), Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y División Asuntos Internos (DAI), los diseñadores del Gobierno armaron un esquema de logos con predominancia del color negro que producen resquemores. El de la ASN, con un águila que se lanza sobre su presa, tiene cierta reminiscencia del Gran Sello de EE.UU., creado a poco de la declaración de la independencia. En el de la DAI, por su parte, el triángulo con el Ojo de la Providencia, remite directamente al billete de un dólar. En la verde moneda y objeto del deseo del presidente, hay una frase que puede leerse como «Él (Dios) asintió al comienzo de un Nuevo Orden de los Siglos».
El rol en el oficialismo de Martín Menem y Eduardo «Lule» Menem, así como un incipiente proceso de privatizaciones actual -Aerolíneas, Ferrocarriles- en un contexto muy diferente al de 30 años atrás, también abonan a los paralelismos entre los dos procesos políticos.
Para que no queden dudas, el lunes 26 en el Hotel Presidente se lanza la agrupación juvenil La Carlos Menem, con la presencia de Zulema Menem (hija del expresidente), el ex secretario general de la Presidencia Alberto Kohan y el apoyo ferviente de La Libertad Avanza.