Decía el siempre genial Albert Einstein que “no se puede resolver un problema con el mismo nivel de pensamiento que lo ha generado”. Y decía también, el no menos genial Leopoldo Marechal, que “del laberinto se sale por arriba”. Hay que mirar al cielo y saltar, aunque temamos al vacío. Al final, la verdad es que el salto no nos conduce al vacío: el salto “llena” el vacío y le da sentido.
La comunicación está en el origen de las ideas innovadoras ¿Cómo?
- Los nuevos desafíos llegan a la organización través del área de comunicación, agendas sensibles, contingencias de crisis, cambios sociales y otros. Desafíos cuya gestión requiere , cada vez más, ser experto en las llamadas “competencias blandas”, ya que lo primero es convencer a la organización sobre la necesidad de tomar acción ante el entorno cambiante.
- La organización actual es más permeable al entorno y más abierta al cambio. Las organizaciones son sistemas adaptativos en evolución y el área de comunicación es la interfaz con el entorno. No se necesita más comunicación, sino mejor comunicación. A mejor comunicación mayor desarrollo de la capacidad adaptativa y transformadora, y la adaptación constante al cambio, demanda “metodologías ágiles” de gestión.
- El área de comunicación ayuda a formular las preguntas relevantes para la organización. Genera preguntas poderosas, que pongan a los equipos a investigar, a aprender. No solo debemos aprender “cómo” a hacer las cosas en contextos novedosos, sino fundamentalmente “por qué” y “para quién”.
- No hay innovación sin investigación. Innovación es la forma de solucionar nuevos problemas. En algunas ocasiones, las etimologías de las palabras resultan verdaderamente reveladoras, esclarecedoras. “Innovar” procede del verbo latino “Innovare”, que significa “ire in novo”, “ir hacia lo nuevo”. Y su complemento perfecto, su contracara, es “investigar”, procedente de la expresión latina “ire in vestigium”, “ir hacia los vestigios, hacia los fundamentos”. Así pues, innovación e investigación, o investigación para la innovación, eso es precisamente lo que necesitan todas las organizaciones de hoy sean grandes o pequeñas, y es también lo que necesitamos a título personal para ser realmente innovadores.
La comunicación está en la expansión de la innovación
- La creatividad es una competencia La innovación, una dimensión de la organización. Y la creatividad es habilidad distribuida, que se ejercita en relación con un contexto. Asimismo, toda comunicación que aspire a ser eficaz y relevante debe ser contextual. No existe la comunicación en el vacío, todo proceso de comunicación debe estar intencionalmente pensado para sus destinatarios.
- La comunicación sirve para entusiasmar a los equipos con respecto a las ideas innovadoras, para motivarlos, y no solo incentivos o razones extrínsecas, sino también, por razones internas que son las que en verdad mueven a las personas.
- Para lograr esto, los promotores del cambio tienen que crear nuevos lectores modelo, huir del lugar común: innovar también en la forma de comunicación de los proyectos de innovación. No tendría sentido, ni resultaría eficaz, innovar en los proyectos y no hacerlo en la forma de comunicarlos. La propia comunicación debe ser, también, innovadora.
- La conversación programada es la herramienta para compartir y hacer crecer las ideas. De las conversaciones salen ideas que son más que la suma de las ideas de cada interlocutor: 1 +1= 3. Pero también surgen de los diálogos no programados, de los que podemos salir diciendo “eureka”.
La comunicación, por fin, está en la implementación de la innovación
- La innovación se concreta en proyectos. Y estos proyectos requieren de un storytelling. Un storytelling organizacional, por supuesto, pero muy encarnado en los líderes. Como afirma Daniel Goleman, el gran impulsor de la inteligencia emocional: “great leaders are great storytellers”.
- Un proyecto implica coordinar diversos roles y, para eso, el combustible de los proyectos es la comunicación. Un combustible de altísimo octanaje, y maravillosa potencia y energía.
- Los proyectos deben contar con las percepciones de los usuarios: User Experience Design. De lo contrario se implementan sistemas, procesos o métodos de trabajo que no tiene en cuenta la forma en que los colaboradores trabajan y la necesidad que éstos tienen de interactuar entre ellos y brindar feedback. La denominada “experiencia empleado” tiene que estar íntimamente vinculada con la “experiencia usuario”, por supuesto, también con respecto al “usuario” interno de la innovación, “usuario” y “protagonista”
Los proyectos deben ser mejorables y deben estar bien presentados para que los colaboradores los adopten y los adapten a sus necesidades. Así funciona la innovación. Como el libro del gran poeta español Miguel Hernández, es “el rayo que no cesa”. Nunca.
Una organización innovadora está permanentemente buscando un nuevo lenguaje que explique mejor su propósito.
Un nuevo lenguaje, nuevas metáforas, un nuevo discurso, nuevos relatos, todos inspirados por el objetivo común de crear significado, de crear sentido.
Los propósitos, las visiones compartidas, deben ser inspiradores, movernos dentro de la “curva del cambio” y sus cinco fases: negación, resistencia, exploración, adaptación y compromiso. No hay innovación sin compromiso con lo nuevo, con lo sorprendente, con lo que incluso resulta deslumbrante. Y la consecuente gestión del cambio.
En el fondo, y en resumen, la innovación es el verdadero arte de la vida. Y comunicar la innovación es el arte de ese arte. La una sin la otra solo generan cambios inerciales, sin propósito ni sentido. Sin verdadera eficacia. La vida misma es cambio, pero la experiencia nos da sobradas muestras a todos de que esos cambios no siempre son necesariamente para mejor, no siempre son ganancias puras de crecimiento personal y organizacional.
Cambiar requiere sinergia. Complementariedad. Juegos innovadores de suma positiva, los únicos en los que unos ganan solo si todos los demás también ganan. Innovar y comunicar son de ese tipo de juegos.