“Necesitamos darle la palabra al prójimo, pero primero un plato de comida, porque no podés ir a enseñarle a los chicos la palabra de Dios si tienen la panza vacía”, señala Liliana Passuello, obispa evangélica pentecostal. En Pergamino, su localidad, organizó y recibió a pastores evangélicos de toda la provincia y el país en representación de más de 2.500 iglesias. La conclusión se plasmó en un acta titulada: “Crisis social en Argentina y el rol de la Iglesia”.
Passuello advierte que los padecimientos de la sociedad no son nuevos. “Desde la pandemia viene todo en bajada”, cuenta. Pero apunta que, tras diez meses desde el arribo de Javier Milei a la Presidencia, “hay desesperanza”.
“Nos preocupa la situación social, los jubilados, los niños, huérfanos, madres, gente que va a los hospitales y no hay insumos, que son cosas que vienen de años, pero estamos en una crisis extrema”, subraya la obispa. “El primer defensor de la justicia social fue Jesús, que dijo ‘vengan a mi todos’, no hizo diferencia, pidió que le den comida al que tenga hambre y tapen al que tenga frío”, apunta.
“El tema es si hay sensibilidad o no, y la Iglesia tiene que tener sensibilidad, porque uno de los grandes problemas que tuvo la Iglesia Evangélica, y yo lo viví, es que no dijo nada en la dictadura, y no puede volver a pasar lo mismo”, sostiene la obispa.
En este sentido, Passuello pide por más “empatía”. “¿Para qué querés ser Presidente si no es para mejorarle la vida a un compatriota y para darles mejor calidad de vida a todos?”, se pregunta la representante evangélica. Aclara que los pentecostales “no se sacan fotos con el gobierno de turno más allá de lo que haga” y, por ende, convoca con amplitud: “La sociedad tiene que saber que nos tenemos que juntar los que tenemos amor por nuestro prójimo y amor por la Patria, porque no podemos seguir en estas condiciones”.
Esas condiciones, explica, son las que se padecen, principalmente, por el hambre. Incluso, resalta que entre los representantes que arribaron a Pergamino había pastores de Glew, La Matanza y hasta del impenetrable chaqueño. “Una de las chicas me comentaba que uno de los pastores comió tres platos de fideos”, dice.
“Durante el plenario, algunos contaban que la demanda de comida crece, que ellos mismos se ponen a cocinar porque predicadores fallan, salen a ofrecer tortillas en las vías del tren donde se saltan los molinetes porque muchos no pueden pagar el boleto”, relata Passuello. “Esto no es de ahora, pero vemos que no vamos para mejorar”, remata.
En este contexto, pide por dos cosas. La primera, es una combinación de pedido y aclaración en relación a una serie de televisión: “No somos El Reino, no tenemos influencia foránea, yo soy la primera obispa pentecostal de la historia, tengo pastores a cargo, que muchos vinieron al encuentro sin subvenciones ni ayudas mientras dan 250 platos de comida por día”.
La segunda, ya cuenta con un primer paso, luego de que la senadora pergaminense de Unión por la Patria, Laura Clark, asista al plenario. “Le pedimos que elabore el proyecto de ley que establezca el Día de los Pentecostales, algo muy importante para nosotros que somos más de 8 millones en el país y queremos ser reconocidos, así como esta el Día de la Asunción de la Virgen”, detalla.
La crisis
“Acordamos que vamos a seguir trabajando como estamos trabajando ahora, que no nos van a parar y que tenemos que intensificar el trabajo en los social”, cuenta Passuello sobre las principales conclusiones del encuentro que se llevó a cabo en la sede de la Iglesia Evangélica Asamblea de Dios de Pergamino, el sábado 19 de octubre. “Muchos quieren tener escuelas en sus congregaciones para que los adultos terminen la escuela, y también trajeron proyectos para enseñar oficios y abrir más comedores y más merenderos”, apunta.
—¿Hacen falta más merenderos?
—Yo abrí cuatro en las últimas semanas porque hay más demanda.
Con este marco, los presentes firmaron un documento determinante: “Debido a nuestra vasta trayectoria y persistente trabajo territorial, podemos afirmar que Argentina se encuentra, una vez más, en un momento crítico de profunda crisis social que día a día y a pasos agigantados acentúa el aumento de la desigualdad, la pobreza y la violencia”.
Luego, tres párrafos señalan la postura de los pentecostales:
- “Además con gran pesadumbre hemos observado repetidamente las imágenes del método sistemático de represión por parte de las fuerzas de seguridad, y cómo estas no hacen distinción al ejercer la violencia contra niños o jubilados. Por eso, traemos a colación Mateo 5:9, en dónde nuestro Señor nos recuerda: “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”
- “Creemos firmemente que es nuestro deber, como líderes espirituales, ser promotores del diálogo y el respeto, abordando soluciones basadas en el entendimiento mutuo y la compasión. Por eso, recordamos las palabras de Isaías 1:17: “Aprended a hacer el bien; buscad la justicia, corregid al opresor, defended al huérfano, abogad por la viuda.”
- “Como iglesia, nos sentimos llamados a ser defensores de aquellos que no tienen voz, instando por políticas nacionales que prevalezcan y velen, más allá de todo condicionamiento ideológico, por el bienestar de nuestros niños y ancianos”.
Passuello no deja de mencionar a la educación pública. “Soy primera generación universitaria”, dice, tras haber estudiado en la Universidad Nacional de Rosario y la Universidad de Buenos Aires. “Mi padre era de los que lloraba porque no había comida, entonces conocemos la pobreza”, subraya.
Entre los firmantes, se encuentran, además de Passuello, el obispo Juan Carlos Cuzzolino, el pastor Luis Oscar Bagaloni, presidente de la Federación Nacional de Asamblea de Dios y Filadelfia, la pastora Irma Szpiga de la Iglesia Filadelfia Rosario y el pastor Gustavo Alonso, representante de once provincias de la Iglesia Asamblea de Dios “Gente Nueva”.
“Nosotros podemos hablar porque estamos limpios, porque somos pastores que se ponen a dar servicio, no somos, como dice mi marido, los mareados por las alfombras rojas”, apunta Passuello. “En las marchas de los jubilados y en las marchas universitarias, ahí tiene que estar el capellán orando”, señala.
Desde su mirada, hay que reencontrarse con una visión pluralista, donde, a pesar de pensamientos políticos diferentes, confluyan y se organicen “quienes tienen el mismo deseo de ayudar a la gente”.
Además, cuenta que está trabajando hace muchos años por una ley de libertad religiosa. “No tenemos esa ley, tenemos tolerancia religiosa, pero no somos iguales”, subraya. “Sabemos que tenemos una religión oficial sostenida por el Estado, pero a nosotros no nos interesa ser sostenidos por el Estado”, aclara.