De una pileta a un cementerio y una casona de Recoleta: siete obras de teatro que irrumpen en el paisaje cotidiano

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Una luz azul ilumina el agua de una pileta de natación silenciosa y vacía, un sábado a las nueve de la noche, en el barrio de San Telmo. La enorme piscina está cerrada para el público y las clases; sin embargo, dos guardavidas a los costados se mantienen atentos. En las gradas del natatorio, un grupo de unas 100 personas observan el movimiento suave del agua, el reflejo que genera en el techo y la espera propia de un ritual, que no tiene nada que ver con una actividad deportiva. Está por comenzar una obra de teatro: se proyectan imágenes en una pared, los actores nadan, se sumergen, se tiran de cabeza, hablan cerca del público y, en otros momentos, hasta festejan un cumpleaños en una colchoneta inflable. Subacuática es un espectáculo que, desde lo temático, lo poético y lo literal, está tomado por el agua y desde ahí se representa. La pieza teatral forma parte de una tendencia de las artes escénicas a salir de los edificios teatrales y contar historias en lugares no convencionales: hoteles alojamiento, las calles del microcentro porteño, el jardín de una casa, un bar de Chacarita y el cementerio de Recoleta son algunos de los espacios en los cuales por estos días hay experiencias artísticas.

Representar obras de teatro, performances o piezas site specific (la forma de llamar al arte que se concibe y se produce para un lugar en particular y cuyo significado está totalmente relacionado con el entorno en el que se realiza) es un fenómeno que ya tiene muchos antecedentes en distintas partes del mundo. Sin embargo, como consecuencia de la pandemia y la imposibilidad de reunir muchas personas en un espacio cerrado, las artes escénicas comenzaron a reavivar el valor de tomar el espacio público, los lugares al aire libre y las locaciones urbanas para transformar la ciudad en un gran escenario.

Juan Gil Navarro en Subacuática

El caso de Subacuática es un espectáculo basado en la novela homónima de Melina Pogorelsky, con la dirección de Fernanda Ribeiz y Luciano Cáceres y la actuación de Juan Gil Navarro, Ariadna Asturzzi, Maricel Santin y Carolina Vilar. Un padre viudo encuentra una actividad que a su hija de cuatro años le hace feliz: nadar. Mientras ella está en clases de natación, él aprovecha los 30 minutos en lo que no tiene que cuidarla para hacer pileta libre. El primer momento que tiene para él en tres años y medio. Entre las brazadas y la respiración, se replantea su vida, su duelo, su incertidumbre y aparecen vínculos inesperados. Todo sucede en el agua y en distintos planos narrativos. “Hay una conexión automática que propone el agua, el frío, el olor y eso se transmite a los espectadores. Es una obra muy emocional, poética, física, de mucha entrega. La pieza tiene música original vinculada con el espacio, un gran tratamiento de la luz a cargo de Ricardo Sica y una mirada cinematográfica y performática a la cual el público se entrega. Fuimos todos encontrando una manera de narrar esta historia con lo que propone una pileta real”, explica Luciano Cáceres.

Las sombras de la historia es una visita guiada teatralizada al Cementerio de la Recoleta. En esta propuesta, los espectadores recorren los mausoleos e interactúan con fantasmas de figuras históricas que marcaron el destino de la Argentina. Entre los personajes que se representan, están Domingo Faustino Sarmiento, Juan Manuel de Rosas, Mariquita Sánchez de Thompson, Eva Perón, Elisa Brown y muchos otros. “Hay dos guías que van llevando a la gente. Durante el recorrido aparecen estos personajes y generamos diálogos y encuentros que nunca hubiesen sucedido en vida. Por ejemplo, Lavalle y Dorrego, o Rosas y Sarmiento. Hay una mirada nostálgica, conmovedora y, por momentos, divertida sobre cómo era Buenos Aires en aquellos tiempos”, cuenta Hugo Aquino, director y autor de la pieza.

Las sombras de la historia, en el Cementerio de la Recoleta

En la antigua casona donde funciona el restaurante Milión, en Paraná 1048, se estrenó el espectáculo Hotel Tango Suites. La obra busca acercar un tango contemporáneo, en el cual cuatro destacados coreógrafos intervienen el segundo y tercer piso de esta propiedad, que conserva una entrada para carruajes y que fue remodelada con una decoración moderna. “Hay pequeñas piezas bailadas que toman vida dentro del edificio intervenido artísticamente, invitando al espectador a un recorrido sensorial. El recorrido está tomado por la arquitectura, las estéticas, con la intención de crear un pequeño mundo en cada habitación”, cuenta Cecilia Troncoso, una de las bailarinas y creadoras de este espectáculo que tiene diez bailarines en escena.

Hotel tango suites, en el restaurante Millión

En el caso de Cinematique Microcentro la intención es conectar con una parte del casco histórico de Buenos Aires. Cuatro actrices y cantantes proponen un viaje teatral, musical y audiovisual por los edificios históricos y los paisajes urbanos del microcentro. La propuesta, que fusiona teatro, música y cine, comienza desde la fachada del Centro Cultural Paco Urondo, en la intersección entre las calles 25 de Mayo y Juan Domingo Perón, y propone un recorrido a pie, que incluye el corte de calles. “La obra tiene tres grandes momentos: el primero en la calle, con las actrices y cantantes fundiéndose entre los vecinos e interactuando, luego un momento audiovisual, con una proyección y filmaciones en vivo, que genera una conversión de la realidad al lenguaje cinematográfico y por último se sale a la calle y se peregrina por el microcentro, hasta llegar al Edificio Bencich, donde sube hasta la terraza, en el piso 16 y se ve toda la ciudad, una vista panorámica en pleno microcentro. Es un final mágico, que logra que se agudice la percepción de lo que vemos todos los días, porque, hay que decirlo, estamos quemados por el celular. Esta es una obra pospandemia, que nació por la necesidad de reunirse en la calle y recuperar el espacio público”, explica Juan Coulasso, director de esta propuesta y quien ya realizó este tipo de experiencias site specific en el Cementerio de Chacarita y durante la Bienal de Performance.

Cinematique Microcentro, en las callecitas porteñas

Inspirada en la vida y obra de Federico García Lorca, la obra Danza de la vida breve toma los bellos parques del Museo de Arte Español Enrique Larreta, en Belgrano, para recrear un jardín andaluz, en el cual cuatro mujeres y un violinista invitan a perderse en la apasionada vida y obra del autor de La casa de Bernarda Alba. Su teatro, sus personajes, su compromiso y su poesía, irrumpen en una profunda conexión con la naturaleza. “A diferencia del teatro tradicional que se realiza en un escenario típico, los sitios específicos se eligen en función de su cualidad de amplificar aspectos narrativos y estéticos. Por eso la obra está construida en episodios: el primero transcurre en un pórtico español y está dedicado a Federico y su poesía, otro sucede en unas gradas de un teatro, el tercero en el ingreso a la casa de Larreta donde representamos el teatro de Lorca y, por último, bajo un olivo en el centro del jardín hacemos referencia a su cruel final, su asesinato”, cuenta la autora y una de las directoras, Antonella Sturla.

Danza de la vida breve, en el jardín del Museo Larreta

En la misma sintonía de conexión con la naturaleza, se representa Jardín fantástico, la obra de Agostina Luz López que sucede en el jardín de Zelaya, un espacio cultural del Abasto, rodeado de plantas y árboles. La obra se presenta como una instalación en la cual un grupo de adolescentes ensaya una nueva realidad, una alternativa a este mundo herido. Diez chicas deciden dejar a sus familias y reunirse en una casa jardín, con el fin de inventar y experimentar una nueva forma de vivir juntas. La obra se representa justo al atardecer y termina de noche. Las plantas y los árboles tienen otros colores, el gatito de la casa se sube a el Ceibo, la iluminación cambia y la sensación es que durante el transcurso de la obra, el tiempo estuvo suspendido.

De la mejor manera, en el célebre Rodney Bar, de Chacarita

De la mejor manera es una creación colectiva entre Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubinstein. Hay momentos del espectáculo que suceden en la calle y otros dentro del bar. El público, ubicado en las mesas del lugar, observa los hechos que suceden en la barra y en el salón, con una distancia mínima entre actores y espectadores. La acción también transcurre en la calle y la gente mira por la ventana. Una parte constitutiva de esta obra es el lugar donde se representa. El espacio cotidiano del bar, la calle, los colectivos que pasan por la Avenida Jorge Newbery se resignifican con la ficción que se construye en ese mismo lugar, ante los ojos cómplices de los pocos espectadores que ingresan al bar y son conscientes de que participan de una obra de teatro. Una discusión a los gritos entre dos hombres en la calle no representa lo mismo para el chico que justo pasa en bicicleta por ese lugar, que para el público, que observa todo desde una ventana.

Y esa búsqueda es el gran hilo conductor de todas estas propuestas: la posibilidad de interrumpir el uso cotidiano de estos espacios comunes y otorgarle una dimensión estética. El arte irrumpe, sin aviso y se une a la vida de todos los días.

Para agendar

Subacuática. Se presenta los sábados a las 21, en el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 330).

Las sombras de la historia. Se presenta los domingos a las 16, en el Cementerio de la Recoleta (Junín 1760).

Hotel Tango Suites. Se presenta los lunes a las 20, 20.30 y 21, en Milión (Paraná 1048).

Cinematique Microcentro. Se presenta el sábado 26 de octubre a las 17.30 y el sábado 23 de noviembre a las 17. El punto de encuentro es en el Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 201).

Danza de la vida breve. Se presenta los viernes a las 19.30, en el Museo Enrique Larreta (Juramento 2291).

Jardín fantástico. Se presenta los sábados de octubre y noviembre a las 18.30, en Zelaya 3134.

De la mejor manera . Se presenta sábados y domingos a las 19.30, en el Rodney Bar (Rodney 400).