La llegada del Día de la Madre trae consigo una estampa colorida y perfumada que envuelve a todos los transeúntes. Ely, la vendedora de flores que se ha convertido en un símbolo de esta fecha especial, se prepara para un fin de semana a pura emoción. Con un mostrador repleto de rosas, claveles, crisantemos y astromelias, Ely contagia su entusiasmo a todos los que pasan, mientras comparte su pasión por esta labor que realiza con el corazón.
“Mamá necesita lo mejor”, comienza Ely con la voz quebrada de emoción. “Es inevitable que yo te haga la nota y no me salgan una lágrima, porque mamá es lo máximo”. Ely, quien se ha dedicado durante años a embellecer los momentos especiales de las personas con sus flores, promete que habrá opciones para todos. “Tengo flores de mil, de dos mil, de todos los precios para que no haya una mamá sin una flor”, asegura.
Cuando le preguntan por su ubicación, Ely es clara: “Siempre, siempre acá en Muñeca 140, hasta que me canse”. Con una sonrisa, anticipa que estará durante todo el fin de semana en el mismo lugar, sin importar la hora. “Hoy pienso amanecer, mañana también y todos los días”, dice, mostrando su compromiso con esta jornada tan especial.
En su puesto, los colores y aromas se mezclan en una oferta que parece infinita: “Tenemos astromelia, rosas, claveles, crisantemos, San Vicente, margaritas, lilium perfumados y sin perfumar… ¡un mundo de flores!”, enumera con orgullo. Y es que Ely no se queda atrás con la variedad, ofreciendo ramos especiales para que cada mamá tenga su flor perfecta.
Con un horario extendido, Ely estará disponible “todo el día, hasta el domingo que termine mis flores”, afirma. Y para quienes no puedan acercarse en horario comercial, promete estar al pie del cañón: “Sábado y domingo, todo, todo, las 24 horas” concluyó.