El reloj se acercaba a las once de la noche y José Bedmar, con el rostro aún marcado por la sorpresa, se aferró al cheque simbólico como si no fuera real. Guido Kaczka, conductor de Los 8 Escalones (El Trece), lo miraba sonriendo y elogiaba su participación en el ciclo. El aire estaba cargado de emoción y papeles dorados caían como lluvia sobre el set de grabación, mientras los ojos del público no se apartaban de él.
“¡José, ganaste un departamento!“, gritó el conductor, y las palabras rebotaban en su mente como un eco lejano, irreal. Pero estaban relatando un hecho concreto, con miles de televidentes como testigos. La propiedad era suya. Completa. Sin gastos durante un año, con pileta y gimnasio. José, de 41 años, se quedó allí, de pie, sin poder creerlo. Miró hacia su madre, que se acercaba a toda velocidad desde la platea, con los brazos abiertos. María, con ese amor incondicional, lo envolvió en un abrazo fuerte, casi como si quisiera hacerlo despertar de ese sueño. “¡Sos propietario, hijo! ¡Sos propietario!”, le susurró al oído, entre sollozos.
Todavía con los ecos resonando en su memoria, Teleshow se comunicó con el hombre para conocer un poco más de su historia. “Nunca me lo esperé”, fue lo primero que dijo, hilando los tiempos con aquella lluvia de papelitos dorados y ese cheque inmenso que le cambió la vida. “Es un sueño cumplido. Estoy agradecidísimo, alquilo desde hace 15 años cuando me fui de lo de mis viejos”, agregó, antes de abrir la puerta a su intimidad.
Y esta ilusión comenzó en Santa Rita, el barrio donde vive hace unos años, siempre alquilando. Su abuela, que ve el programa todos los días, fue la que lo motivó a inscribirse. “Vos sos bueno para estas cosas, siempre acertás las preguntas”, le decía cada vez que él la visitaba. José sonreía y asentía, aunque no estaba del todo convencido. “Es fácil desde casa, pero en el estudio, con las luces, las cámaras, todo cambia”, reflexionó, aferrándose a la frase hecha como excusa. Sin embargo, tras varias insistencias, finalmente decidió anotarse. Y días más tarde allí estaba, sosteniendo un cheque con el que nunca había soñado, a punto de cambiar su vida para siempre.
“Lo que por ahí no sé si se muestra tanto es la calidad humana de todos los demás participantes, realmente me sentí muy cómodo con ellos y se nota que son todos buenas personas”, agregó elogiando al resto de concursantes con los que compitió por la propiedad.
Su vida antes de Los 8 Escalones
Antes de su fulgurante aparición televisiva, la vida de José transcurría entre trabajo y rutina. Geólogo, egresado de la Universidad de La Plata, desde su puesto en el Servicio Geológico Nacional, trabajó en la creación de mapas de peligrosidad geológica, geomorfología y planificación territorial. Pasa largas horas frente a su computadora, analizando suelos, montañas y ríos, proyectando el futuro del paisaje argentino. Y al elegir una anécdota laboral, evoca un viaje a la Antártida
“Fui a evaluar peligrosidad geológica frente a diversos factores naturales (erosión hídrica, remoción en masa, etc.) que afectan potencialmente a bases y refugios argentinos en la Antártida”, explicó, con rigurosidad científica y pasión por su tarea. Durante aquellos días en el fin del mundo, estuvo en la Base Marambio y en el Refugio Suecia, en la isla Cerro Nevado. “Me siento un privilegiado por poder haber ido a trabajar allá”, resumió, todavía con la emoción del viaje en sus recuerdos.
Pero fuera del trabajo, su mundo es su hogar, su pareja y sus amigos. Actualmente se hospeda en una vivienda alquilada y está en pareja con Silvina hace cinco años. “Por ahora vivimos en casas separadas, veremos qué pasa”, explicó. Y mantiene a resguardo público a su compañera. “Ella prefiere mantener un perfil bajo y no le gusta la exposición de los medios”.
Si bien no alteró su esencia, el triunfo en el programa marcó un antes y un después en su vida. Por ahora elige la prudencia para decidir qué hará con la propiedad, si la habitará, la alquilará o la venderá: “Por ahora quiero tener el departamento y decidir después. Son muchas cosas de repente y quiero disfrutar la emoción del momento”, agregó.
En este sentido, afirmó que todavía no vio el departamento, pero lo esperaba con ansias. El equipo de producción ya le había adelantado que en los próximos días lo contactarían para iniciar los trámites. “Esta semana o la que sigue yo supongo que me escribirán porque como el programa se transmitió recién el martes, y siendo que era una semana corta, lo dejaron para la que viene”, concluyó Bedmar quien está listo para un nuevo capítulo en su vida, ese que empezó con el consejo de su abuela, continuó con un cheque brillante entre sus manos ante los ojos de la televisión y quién sabe cómo terminará.