Francisco lamentó que “se refuercen las fronteras” ante el drama de la inmigración

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El Papa Francisco lamentó este viernes que existan personas que pidan reforzar las fronteras ante el drama de los migrantes, en su discurso en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica, en el segundo acto de su visita a este país para conmemorar los 600 años de este centro, uno de los más antiguos del mundo. Más temprano en el castillo de Laeken y rodeado de autoridades belgas, Francisco advirtió que “estamos cerca de una guerra casi mundial” y deseó que “los gobernantes sepan asumir su responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz”.

“Una cultura que ensanche las fronteras”

En la sede de la Universidad Católica de Lovaina se proyectó un video con la historia de dos estudiantes universitarios (un palestino y una etíope) que pidieron seguir estudiando en esa ciudad del este de Bélgica luego de escapar de la guerra y convertirse en refugiados. “Quiero decirles sinceramente gracias. Gracias porque, al ensanchar sus fronteras, se convirtieron en un espacio de acogida para muchos refugiados que se vieron obligados a huir de sus tierras, en medio de incontables peligros, enormes dificultades y sufrimientos a veces atroces”, dijo Francisco.

El Papa lamentó que “mientras algunos piden que las fronteras se refuercen, ustedes, en cuanto comunidad universitaria, ampliaron sus propios confines, abrieron los brazos para acoger a estas personas marcadas por el dolor, para ayudarlas a estudiar y a crecer“. Jorge Bergoglio aseguró que es necesaria “una cultura que ensanche las fronteras, que no sea sectaria ni se ponga por encima de los demás, sino que, por el contrario, se meta en la masa del mundo, aportándole la levadura buena, que contribuye al bien de la humanidad”.

Francisco dedicó parte de su discurso a hacer una reflexión sobre la existencia de “un racionalismo sin alma, en el que hoy corremos el riesgo de caer nuevamente, condicionados por la cultura tecnocrática”. Previamente, y frente a los reyes de los belgas Felipe y Matilde y el primer ministro en funciones, Alexander De Croo, con quienes se reunió este viernes, deseó que Bélgica sea “un puente, por lo tanto, indispensable para construir la paz y repudiar la guerra”.

Un puente “para construir la paz”

“Rezo para que los responsables de las naciones, fijándose en Bélgica y en su historia, sepan aprender de ello y, así, ahorren a sus pueblos catástrofes incesantes e innumerables lutos. Rezo para que los gobernantes sepan asumir su responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz, y sepan alejar el peligro, la ignominia y la absurdidad de la guerra”, dijo el Papa y agregó: “Rezo para que teman al juicio de la conciencia, de la historia y de Dios, y conviertan la mirada y los corazones, poniendo siempre el bien común en primer lugar”.

“Se comprende lo grande que es la pequeña Bélgica. Se entiende la necesidad que Europa tiene de ella para recordarse a sí misma su historia, hecha de pueblos y culturas, de catedrales y universidades, de conquistas del ingenio humano, pero también de tantas guerras y de una voluntad de dominio que se convirtió a veces en colonialismo y explotación”, recordó Francisco, quien abogó por una “acción cultural, social y política constante y oportuna, a la vez valiente y prudente y que excluya un futuro en el que la idea y la práctica de la guerra vuelvan a ser una opción viable”.

“La Iglesia debe pedir perdón”

En un día cargado de actividades, el papa Francisco se reunió durante cerca de dos horas con 17 victimas de abusos por parte de sacerdotes belgas cuando eran menores, en la nunciatura de Bélgica. “Durante el encuentro, que duró más de dos horas, los participantes pudieron trasladar al papa sus historias y su dolor y expresar sus expectativas respecto al compromiso de la Iglesia contra los abusos”, explicó el Vaticano en una nota.

En esta reunión “el papa pudo escuchar y acercarse a su sufrimiento, expresó su gratitud por su valentía y el sentimiento de vergüenza por lo que habían sufrido de niños a causa de los sacerdotes a los que estaban confiados, tomando nota de las peticiones que le hicieron para que pudiera estudiarlas”. Durante un discurso a las autoridades en el Castillo de Laeken, residencia de los reyes, Francisco había afirmado que la Iglesia debe pedir perdón y que los abusos a menores fueron una “vergüenza” y una “humillación”.

“Pienso en los dramáticos casos de abusos a menores, un flagelo que la Iglesia está afrontando con decisión y firmeza, escuchando y acompañando a las personas heridas e implementando un amplio programa de prevención en todo el mundo”, expresó el Papa en el encuentro, en el que participó el rey belga Felipe. En su discurso, Francisco hizo referencia a un enorme escándalo que sacudió la iglesia belga el año pasado, relacionado con abusos a menores y adopciones forzadas de niños de madres solteras.

El sitio web belga HLN estima que unos 30 mil niños fueron apartados de sus madres en Bélgica entre 1945 y la década de 1980. Obispos de Bélgica pidieron disculpas en 2023 y encargaron una investigación independiente sobre los casos. “En esas historias espinosas se mezcló el fruto amargo de un crimen y un delito, con aquello que era lamentablemente el resultado de una mentalidad difundida en todos los estratos de la sociedad”, dijo Francisco, quien empezó el jueves una visita de cuatro días a Luxemburgo y Bélgica.