Un policía, el oficial auxiliar Julio Bonkosky, testigo clave en el proceso, brindó un testimonio que captó toda la atención de la sala. Frente al juez Guillermo Taylor, Bonkosky no solo describió el incidente que derivó en la detención de Acevedo, sino que también reveló cómo la barra brava se movía en el interior del club, en complicidad con algunos dirigentes, que les entregaban entradas gratuitas. Estas entradas eran destinadas a los miembros de la barra que llevaban banderas e instrumentos al estadio. Según el oficial, su rol incluía negociar con ellos antes de los partidos para organizar los operativos de seguridad, una práctica que desató polémica cuando se hizo pública en la audiencia.
Otra de las revelaciones impactantes fue sobre la venta de bebidas dentro del estadio. Bonkosky indicó que, si bien los vendedores ambulantes eran controlados para evitar el ingreso de sustancias prohibidas, la venta de alcohol, en particular fernet y cerveza, seguía ocurriendo. Esto, a pesar de la presencia de inspectores del Instituto Provincial de Lucha contra el Alcoholismo (IPLA), que teóricamente regulan el ingreso de bebidas al estadio. Aunque este tema no fue profundizado en la audiencia, dejó en evidencia que la barra brava también tiene influencia en el control del comercio informal dentro del club.
El testimonio del oficial también detalló la interna que atraviesa “La Inimitable”, actualmente dividida en dos facciones en disputa por el control. De un lado, Gustavo “El Gordo” González y Julio Acevedo, y del otro, Walter “Chichilo” Acevedo. Bonkosky explicó que, para evitar enfrentamientos violentos entre ellos, se llegó a un acuerdo de alternancia en el liderazgo de la hinchada en los partidos: una fecha uno de los grupos tendría el control, y la siguiente el otro. Esta práctica, que parece parte de un delicado equilibrio de poder dentro de la barra, quedó expuesta en la audiencia y generó cuestionamientos sobre la inacción de las autoridades para frenar estas dinámicas.