El gobierno de Javier Milei está haciendo política. Buena, mala, regular. No hay una vara tan fina para medirla. Pero juega sus cartas en el tablero de ajedrez que es la Argentina politizada. Desde que comenzó el año la Casa Rosada tiene un objetivo que a veces es explícito y otras tantas veces, no. Busca fragmentar la oposición y así disminuir la fuerza de la unidad mayoritarea.
Una estrategia común y efectiva. El Presidente lo intentó hacer – a través de sus funcionarios – con las negociaciones de la Ley Bases, luego con el tardío Pacto de Mayo y ahora con la ley de Presupuesto. Todos momentos trascendentales del año de gestión libertario. Instancias donde debían sumar voluntades para lograr legitimidad.
Si la oposición se fragmenta, crece la capacidad del oficialismo de juntar consenso con una unidad de porciones. Dos por un lado, tres por el otro. Da igual la cuenta. Lo importante para el Gobierno es tener los votos necesarios para que el Presupuesto 2025 sea aprobado. Construir el consenso, destruyendo la unidad opositora.
Ayer quedaron expuestos algunos hilos de esa estrategia. El Gobierno, representado en las figuras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, convocó a la mayoría de los gobernadores a una reunión vía Zoom para explicar el proyecto de ley, defender las proyecciones económicas y financieras, y, sobre todo, contener el enojo de los mandatarios luego de escuchar, de boca del Presidente, que debían hacer un ajuste extra de 60 mil millones de dólares.
“Dejaron en claro que el número no fue el que dijo el Presidente. Y escucharon a muchos de los presentes defender las gestiones provinciales. Era un delirio lo que habían pedido”, explicó a Infobae uno de los gobernadores que participó de la reunión. El Gobierno relativizó el monto dicho por Milei. No es lo que parece. El objetivo, claro está, fue evitar que escale el enojo que se había generado en la mayoría de los gobernadores luego del discurso del Presidente en el Congreso.
En el encuentro de ayer, la Casa Rosada optó por dividir a los mandatarios que son parte de Unión por la Patria (UP). Escuchar e intentar negociar con un puñado y apartar a otros. La coalición peronista está compuesta por ocho gobernadores. A la reunión fueron convocados cuatro. A la otra mitad no les llegó el mensaje de Whatsapp.
De la videoconferencia participaron Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Sergio Ziliotto (La Pampa). Los dos primeros son parte del sector peronista más cercano al Gobierno. De hecho, parte de los legisladores de esas provincias apoyaron la ley Bases y el “Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones” (RIGI), muy resistido por gran parte del peronismo. Jugaron su propio partido. Integran el ala dialoguista de la oposición.
Tanto Jaldo como Jalil están alejados del grupo de gobernadores de UP. Se mueven como si encabezaran un partido provincial, así como lo hacen mandatarios como Gustavo Sáenz (Salta), Hugo Passalaqua (Misiones) o Alberto Weretilneck (Río Negro). El tucumano sacó a sus diputados del bloque que conduce Germán Martínez. El catamarqueño los mantiene adentro, pero en permanente tensión por su propio posicionamiento político frente al gobierno nacional.
Esa fue la única fractura que, hasta ahora, tuvo el bloque de mandatarios de UP. En el caso de Zamora, su presencia obedece a su equilibrio casi permanente entre su pertenencia partidaria, su gestión provincial y el vínculo con la Casa Rosada. El santiagueño no apoyó la ley Bases, pero estuvo en el Pacto de Mayo. Ahora está analizando el detalle del Presupuesto.
La presencia más sorpresiva fue la de Ziliotto. El pampeano es de los mandatarios más críticos de la gestión libertaria y suele moverse en sintonía con los cuatro que fueron excluidos del encuentro. “Si a nosotros nos llaman para dialogar, vamos a estar”, indicaron en el gobierno provincial.
Durante el encuentro el mandatario de La Pampa fue claro. Él no hará el ajuste que reclamó Milei, porque no tiene déficit fiscal ni deudas que pagar. El problema de sus cuentas está en la caja de jubilaciones y el subsidio de una parte del transporte. Pese a ser uno de los opositores más duros, Ziliotto fue convocado y asistió a la reunión.
“Cada vez que me invitan, estoy presente. Saben bien que estoy dispuesto al diálogo, pero es consenso y no imposición”, aclaró Ziliotto en declaraciones hechas a la Televisión Pública Pampeana. Y añadió: “Lo que ha quedado en la charla es que esos 60 mil millones de dólares son algo figurativo. Es para la estridencia. Lo circunscribo a los famosos 17.000 por ciento de inflación, algo que nadie sabe cómo se calculó”.
No corrieron la misma suerte Axel Kicillof (Buenos Aires), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego), que quedaron afuera de la convocatoria. “Hablamos con los que quieren dialogar”, explicaron en Balcarce 50, para dejar en claro que esa no es la voluntad de los cuatro mandatarios. Al mismo tiempo, anticiparon que no los convocarán. No está en los planes.
Los cuatro gobernadores tienen a sus legisladores en los bloques de UP que, según estiman en el Gobierno, es posible que pongan trabas al proyecto o que directamente no lo acompañen. Por eso, la intención es tratar de fragmentar el conjunto y lograr el apoyo de un puñado de legisladores que le brinden cierto margen de acción al oficialismo.
El Gobierno se mueve para construir un consenso amplio que le permita sacar adelante el Presupuesto. Es esencial que lo pueda lograr, después de un encadenamiento de derrotas en el Congreso, alternados por dos victorias importantes: la ratificación del veto a la movilidad jubilatoria y la sanción de la boleta única de papel.
En paralelo, la mayor parte del peronismo trata de tener una estrategia común. Tanto es así que dos semanas atrás la mayoría de los mandatarios de UP se reunieron en la Casa de La Pampa en CABA para poder discutir una estrategia conjunta de cara a la negociación del Presupuesto. Si la pueden mantener en el tiempo o no, será parte de la pericia que tengan como bloque político de poder.