
Damián Ayude atraviesa el momento más importante de su carrera. Desde la salida de Miguel Ángel Russo en junio de este año, se hizo cargo del plantel de Primera de San Lorenzo y en seis meses, dentro de un verdadero caos institucional, logró clasificar al equipo a la Copa Sudamericana, siendo ahora su principal objetivo. “Ser entrenador de San Lorenzo es una responsabilidad enorme y mucho más en la situación que está viviendo el club”, sentencia.
Además de devolverle al Santo la posibilidad de clasificar a torneos internacionales, el director técnico llevó a sus dirigidos a jugar los cuartos de final del Torneo Clausura, partido que terminó perdiendo por 2-1 contra Central Córdoba en Santiago del Estero. “Hicimos un primer tiempo a la altura contra Central Córdoba, íbamos ganando y quizá en algunos fallos (arbitrales) sentimos que nos perjudicaron. Entonces, duele un poquito quedar eliminado de esa manera. Pero el dolor es por la derrota y por no continuar con la ilusión que teníamos de seguir avanzando y de lograr algo importante”, se sincera en un mano a mano con Infobae.
El entrenador, de 43 años, llegó al Ciclón en abril de 2024 para reemplazar a Leandro Romagnoli en la Reserva, cuando este asumió como conductor del primer equipo tras la salida de Rubén Darío Insua. Desde ese lugar, llegó a la final de la Copa Proyección del año pasado. Más allá de sus buenos números, lo que se le destaca al entrenador es su importancia en el crecimiento de jugadores que hoy están en el plantel de Primera División como Ignacio Perruzzi, Teo Rodríguez Pagano, Agustín Ladstatter, Branco Salinardi y Facundo Gulli, la figura de su equipo.
“Gulli es un futbolista muy talentoso, de gran visión y con buen panorama. Su andar llama la atención por su buena técnica, porque es zurdo y realmente lo asimiló muy bien. Entró en un momento complicado del club, en una posición que también requiere de mucho valor, y lo hizo todo bien, porque la verdad que fue destacable lo que hicieron los chicos”, remarca el orientador, que lleva 19 encuentros dirigidos en el primer equipo azulgrana.
Antes de arribar a Boedo, Ayude fue ayudante de campo de Fernando Bocha Batista en las selecciones juveniles de Argentina y Venezuela, además de integrar el cuerpo técnico de Nicolás Larcamón en León de México y Cruzeiro de Brasil. Previamente a calzarse el buzo de DT, tuvo una corta carrera como futbolista, ya que a los 24 años tuvo que retirarse prematuramente por problemas de salud y la necesidad de estar cerca de su familia tras la muerte de su padre.
“No pude tener réditos económicos como futbolista, así que había que salir a trabajar. Y, bueno, me tocó tomar la decisión de dejar el fútbol y ser empleado administrativo en la empresa donde trabajaba mi papá”, revela Ayude, quién luego de diez años fue llamado por el Bocha Batista para llevarlo en su rol de formador a las Inferiores de Argentinos Juniors.
– ¿Cómo estás, Damián?
– Bien, contento acá cerrando este año, este semestre que fue increíble con lo que nos tocó vivir como profesional. Así que genial. Ha sido un camino difícil, pero bueno, lo transitamos con mucha alegría. Siempre haciendo lo que nos gusta, que no es poco, somos privilegiados, y hoy estar en el lugar que estamos es un sueño, así que lo estamos transitando bien despiertos.
– ¿Dirigir a San Lorenzo es la experiencia más importante de tu carrera?
– Sí, obviamente, sin dudas. Soy un agradecido al fútbol, y a la carrera que tuve gracias a Dios. Siempre es ascendente, y me crucé con un montón de gente muy linda. Lograr ser el entrenador de San Lorenzo es lo máximo. Es un club tan importante y grande, con tanta pasión, y transitarlo como me está tocando, es un privilegio. La verdad es que soy un privilegiado por estar en un equipo tan grande como San Lorenzo, porque es uno de los equipos más importantes del país. A veces, siento que le movemos el termómetro a un montón de gente, a millones de hinchas y trabajamos con la satisfacción personal de que uno busca como profesional ver a la gente alegre el fin de semana o que pueda encarar una semana más amena. Cuando nosotros ganamos, es impagable y a la vez genera un grado de responsabilidad enorme. Lo hacemos con mucho corazón, con mucha valentía y con mucho profesionalismo. Ponemos todo de nosotros, porque el partido es un reflejo. Pero antes de esos 90 minutos, hay una semana que le metemos a todo motor.
– ¿Puertas adentro perciben que la gente está metida con este equipo, a pesar de los problemas institucionales que atraviesa el club?
– Sí, nos hacen llegar sus cariños y respetos. Los chicos del club lo tienen muy merecido y han defendido la camiseta de la mejor manera. La gente de San Lorenzo nos acompañó en los buenos y malos momentos. Nos acompaña siempre a todos lados, y en especial para mí y el resto del cuerpo técnico las muestras de cariño son increíbles. Estamos viviendo esto por primera vez, con tal magnitud que te pidan fotos, vídeos, que te abracen, que te digan palabras lindas, que te escriban por todas las redes sociales y respeten a mi familia. Entonces, es increíble todo esto que te llena y te enorgullece. Es la nafta que tenemos todos los días para levantarnos e ir a dejar todo por este club.
– ¿Cómo hacen para llevar a cabo el buen trabajo y armar un equipo competitivo valorado por el público sanlorencista, dentro de un contexto institucional pésimo y con problemas económicos?
– Hemos entendido todas las partes, los futbolistas y nosotros como cuerpo técnico y el resto del staff que nos acompaña, que nos debemos a una institución gigante y a toda esa gente que son millones y nos apoyan siempre, sobre todo a nuestras familias y a la profesión que llevamos a cabo. Hicimos un pacto en el plantel para enfocarnos en el juego, y hemos sellado y sabido llevarlo de gran manera adelante. Obviamente, que los máximos responsables siempre son los futbolistas y nosotros ponemos nuestro granito de arena, pero ellos han hecho no sólo este semestre, sino durante todo el año, un trabajo excelente. Y hasta me animo a decir que con todo respeto quedarán en la historia de San Lorenzo por sobrepasar momentos difíciles en lo dirigencial, enfocarse en lo futbolístico.
– ¿Cuál fue ese pacto que hicieron?
– Nos propusimos objetivos antes del primer entrenamiento, no sólo en lo deportivo, sino como humanos profesionales, y con la idea de lograr la búsqueda del prestigio, de la gloria y tratar de trascender en lo futbolístico como equipo. Sentimos que podríamos haber seguido un poco más en el Torneo Clausura. Todavía nos invade el dolor de haber quedado eliminado contra Central Córdoba, pero me parece que, no sólo mirando el árbol, sino el bosque, lo que hicieron estos chicos es realmente excelente. Nos habíamos propuesto consolidar a varios juveniles en el primer equipo y se logró. Nos habíamos propuesto lograr entrar al octogonal y se logró. Nos habíamos propuesto clasificar a una copa internacional y se logró. Y la verdad es para sacarse el sombrero con estos jóvenes, que se merecen el mayor del respeto.

– ¿Te invade el dolor porque te pareció injusto lo que sucedió contra Central Córdoba por el arbitraje?
– Sí, el dolor te golpea por todos lados. Nosotros teníamos mucha ilusión de seguir. De hecho, la semana pasada los chicos entrenaron de una manera increíble. Incluso, lo hablamos de que queríamos estar en el partido de cuartos de final y hasta imaginábamos lo que hubiera sido. Obviamente por la forma me parece que los chicos llegaron muy cansados y golpeados con varias lesiones. Sin embargo, hicieron un primer tiempo a la altura contra Central Córdoba, iban ganando y quizá en algunos fallos (arbitrales) sentimos que nos perjudicaron. Entonces, duele un poquito quedar eliminado de esa manera. Pero el dolor es por la derrota y por no continuar con la ilusión que teníamos de seguir avanzando y de lograr algo importante. Ese dolor tiene que servir para darnos energía y volver más fuerte de cara a lo que venga.
– ¿La frutilla del postre en tus seis meses como entrenador de San Lorenzo fue la clasificación a la Copa Sudamericana?
– Sí, era el principal objetivo. Era algo que sentíamos y se lo merecían los chicos. También, el club necesitaba estar siempre a nivel internacional desde todo punto de vista y no es fácil pelear por un puesto para jugar esas competencias. No es nada fácil y los chicos lo hicieron así. La realidad es lo que se logró fue importante.
-De cara al 2026, ¿qué objetivo se van se plantear?
– Queremos ir creciendo como grupo y como profesionales. Cada día ser mejores como equipo y siendo competitivos. Me parece que, en nuestro fútbol, es más, en el fútbol sudamericano, es importante lo que logran estos chicos, que nadie te atropelle, que nadie te pase por arriba, ser un equipo respetado no sólo en tu lugar, sino en todas las canchas, adquirir halagos y respeto también de los rivales. Así que vamos a ir en busca de eso, siempre tratando de mejorar, de corregir y de lograr algo. Somos optimistas de que queremos dejar cosas en el club. Dejar cimiento y cosas importantes en San Lorenzo.
– Tenés un plantel con muchos juveniles. ¿Cómo fuiste manejando la situación de los chicos, para que se vayan adaptando a un plantel importante y con las dificultades que esto conlleva en cuánto a lo económico y la situación dirigencial?
– Fue mucho mérito de ellos. Obviamente, los juveniles fueron muy maduros ante momentos bastante adversos para jugar en la Primera de San Lorenzo, con la responsabilidad que amerita. También, tuvieron un grado de crecimiento muy elevado en poco tiempo. Pero ahí va un poco el otro punto que recién nombrabas, un grupo quizás con jugadores más grandes, con gran experiencia que fue un combo perfecto. Siempre se lo agradezco, porque fueron importantísimos tanto para los chicos como para el club, como para mí también como cuerpo técnico. Los jugadores de experiencia nos ayudaron mucho. Estuvieron pendientes, siempre tiraron el carro hacia adelante, se hicieron cargo de un montón de situaciones dentro y fuera del vestuario, y eso hizo que los más jóvenes, los que tenían un puñadito de partidos o debutaban, también lo puedan hacer de la mejor manera.
– Probablemente, no vayas a contar con varios jugadores del plantel por ventas y será tu primer mercado de pases. ¿Qué es lo que vas a buscar a partir de enero?
– Obviamente, somos optimistas y esperamos que un montón de cuestiones dirigenciales se resuelvan cuánto antes para poder incorporar. No pudimos hacerlo en el pasado mercado pasado por las inhibiciones, pero sabemos y entendemos que se va a solucionar para este mercado. En cuanto a salidas, hoy no hay nada todavía dictaminado. Uno como entrenador se pone un poco egoísta y quiere retener a todos. También, por el cariño que le genera y todo lo que se logró. Así que esperamos que del grupo que está consolidado tengamos la menor cantidad de bajas posible. Y después en base a eso, fijaremos los refuerzos. Se nos vienen tres competencias y el no haber incorporado en el semestre anterior, solo vinieron Ema Cecchini y Neri Domínguez en enero pasado, el club va a necesitar una cantidad de refuerzos que puedan generar competencia interna, que nos puedan dar un salto desde todo aspecto, así que iremos viendo qué necesita el grupo y lo haremos.

– ¿Contás con Johan Romaña para el año que viene?
– Esperemos que sí, pero no puedo garantizar nada. No tengo ninguna información. Hasta el momento, está todo el grupo. Como entrenador me vuelvo egoísta, también como persona, porque se generan buenos vínculos y relaciones que no quieres perder en el vestuario. Se generan sentimientos y uno los quiere tener. Así que veremos qué pasará en estos meses que van a ser cruciales para el futuro de San Lorenzo.
– Hiciste debutar a Facundo Gulli. ¿Qué viste de él para mandarlo a la cancha?
– A Facu lo hicimos debutar como a otros más también; han sumado minutos muchos más. Pero en el caso puntual de Facu era un chico que nosotros lo conocíamos mucho, habíamos trabajado un año y pico con él en Reserva. Es un futbolista muy talentoso, de gran visión y con buen panorama. Su andar llama la atención por su buena técnica, porque es zurdo y realmente lo asimiló muy bien. Entró en un momento complicado del club, en una posición que también requiere de mucho valor, y lo hizo todo bien, porque la verdad que fue destacable todo lo que hicieron los chicos. Pero bueno, él también tomó un rol preponderante y está teniendo su reconocimiento. Hablamos todos los días con él. Tiene que ir de a poquito. No debe tener ninguna meseta, ninguna recaída, debe tener los pies sobre la tierra. Pero estamos contentos, porque es un chico muy centrado, muy educado y que tiene claro lo que quiere. Así que no tenemos duda que le va a ir bien.
– ¿Cómo fue tu carrera como futbolista?
– Como la mayoría que nos apasiona este deporte. Empecé jugando de muy chiquito. Antes de los cuatro años, porque yo soy nacido en 1982, y todos mis amigos son de 1981. Cuando ellos cumplieron cuatro años, y podían empezar ahí en la escuelita, en el baby fútbol, para mí no había categoría. Pero bueno, me permitieron estar con mis amigos que tenían un año más, y fui avanzando. Pasé a cancha de once y lo hacía de forma relativa, tampoco es que era un fenómeno.
– ¿En qué posición jugabas?
– De volante central. Y a veces, de marcador central. Fui creciendo en infantiles, pasé a inferiores y llegué a Reserva. Hice inferiores en Vélez, pero tuve la mala fortuna de quedar libre en ese club. Después, jugué casualmente en la contra, en Nueva Chicago. Y en el 2002 me fui al fútbol de Albania, un tiempito. Estuve menos de un año, porque también en mi familia pasaron ciertas cosas que me perturbaron, por llamarlo de alguna manera, y me dijeron que tenía que volver. Así que mi carrera como futbolista se cortó joven, a los 24 años. Luego, estaba más para dirigir para que para seguir.
– ¿Por qué se cortó tu carrera?
– Yo había tenido intervenciones y falleció mi papá cuando tenía 24 años. Y también eso hizo que tenga que poner un poco más los ojos en mi familia, en mis hermanas y en mi mamá, en tener un trabajo estable. No pude tener réditos económicos como futbolista, así que había que salir a trabajar. Y, bueno, me tocó tomar la decisión de dejar el fútbol y ponerme en marcha con eso de trabajar fuera del fútbol.
– ¿Qué tipo de intervenciones tuviste?
– Las intervenciones fueron porque yo siempre padecí el síndrome de Wolff-Parkinson-White, no medicable, que es un latido más que provoca el corazón y de eso depende del estado del corazón. Entonces, eso me dificultaba firmar contrato en Vélez y sumado a lo de mi papá, tuve que salir a laburar y pusimos el foco en otro lado.
– ¿Cómo fue la experiencia en el club Partizani de Albania?
– Fue una forma de vivir distinta. Fue en el 2002. Yo tenía apenas 20 años recién cumplidos y Albania venía de 40 años de comunismo. Un país difícil, en plena reconstrucción. El idioma es el albanés, pero tiene dos dialectos, con un fútbol muy físico y duro. Y también uno siendo joven y no teniendo las posibilidades que hay hoy, en cuanto a la comunicación, hay un montón de cosas y se ponía difícil. Pero fue una experiencia, la podemos contar y también fue linda.
– Cuando colgaste los botines, te pusiste el buzo de entrenador de muy de joven. ¿Te quedaste con la espina de seguir trabajando en el fútbol?
– Ya de jovencito empecé a dirigir en el baby fútbol, como es habitual en nuestro país. La misma carrera que tuve como jugador, empezando en el baby fútbol, empecé a tenerla como entrenador. Primero en el baby, después en cancha de once, y también en las dos cosas en simultáneo. En cancha grande, arranqué en infantiles, después un poquito más arriba en Octava, en Cuarta, muchos años de Infantiles, hasta que empezamos a estar un poco más ligados a lo que es el mundo profesional. Ahí sí, hice una linda carrera, junto a Fernando Bocha Batista muchísimos años en las selecciones argentinas y en la selección de Venezuela. Luego, con Nicolás Larcamón en el León de México y en el Cruzeiro. Así la carrera fue ascendente. He tenido la posibilidad de pasar por todas las categorías, por todas las edades. Entonces, también me pone orgulloso desde ese lado, de haber pasado por todo y llegar hoy a lo máximo. Estoy muy contento de otra cosa.
– ¿En ese momento que te alejaste del fútbol, a qué te dedicaste?
– Manejé un Uber. También, antes de manejar el Uber, cuando falleció mi papá, en donde trabajaba él me ofrecieron un cargo porque sabían de nuestra situación económica. Sabían que yo me quedaba con mis dos hermanas y ahí estuve como empleado administrativo desde el año 2006 hasta el 2015. Trabajaba en la parte de contaduría y recaudaciones. En un momento, cuando vine a dirigir a Chile y no tenía trabajo, tuve que manejar un Uber durante un tiempo y le buscábamos la vuelta siempre para estar en el fútbol, y tener un pesito extra. Hasta que bueno, los trabajos en el fútbol por ahí fueron más estables y tuvimos continuidad. También empezaron a requerir de mucho más tiempo, o de la totalidad del tiempo.
– Cuando estuviste en las juveniles argentinas, trabajaste cerca de Lionel Scaloni. ¿Cómo fue ese trato con él?
– Super bien. La verdad que no solo con Lionel, sino con Walter (Samuel), con el Ratón Ayala, con Pablo Aimar, también con Berni Romeo. Teníamos con el Bocha la Sub-23 y la Sub-20, y con Scaloni teníamos vínculo continúo. Estábamos en el Predio de Ezeiza siempre juntos, con el trabajo mancomunado. Ellos se fijaban mucho en la Sub-23, y son unos tipazos. Siempre es bueno destacarlo, porque fueron estrellas como futbolistas, y ahora son estrellas como entrenadores. Pero la verdad es que tuvimos muchos chicos que después pasaron por sus manos: Julián Álvarez, Alexis Mc Allister, Aníbal Moreno, Cuti Romero, Lisandro Martínez, Marcos Senesi, Gonzalo Montiel, Nahuel Molina, Nico González, Valentín Tati Castellano y Facu Cambeses.
– ¿Ya se veía algo distinto en ellos cuando estaban arrancando con las elecciones?
– Sí. Nosotros la verdad que hemos tenido muchas figuras. Me estoy olvidando de Facundo Medina y Nehuén Pérez. Fueron camadas muy buenas que tuvimos con el Bocha en la Sub-20 y la Sub-23, no sólo por los logros que consiguieron los chicos, sino que es un poco el logro nuestro. A veces, cuando hablamos en la intimidad recordamos que hoy son parte de la selección mayor, de que son campeones del mundo y nos representen en los mejores equipos del mundo. Entonces, haber tenido esa posibilidad de elegirlos o de compartir con ellos, imagínate lo que significa para nosotros. Yo intento estar atento y prestar mucha atención a toda la gente con la que me he cruzado. No sólo con Scaloni y su cuerpo técnico, sino con el Bocha Batista, de quién estábamos hablando, o hasta de Oscar Castellano que ha sido mi compañero en el Baby Futbol durante más de 10 años. Siempre intentó absorber, destacar las virtudes, y también alguna cosa que por ahí uno no repetiría. Pero he tenido la suerte que me he cruzado con gente excelente, y que la verdad la mayoría de las cosas son las que intento copiar y repetir.
– ¿Cuál es tu mayor referente como entrenador?
– Uno admira a muchísima gente, y por ahí tenemos momentos de enamoramiento de club. Hubo momentos que me enamoró Marcelo Bielsa, en otros Diego Simeone. Acá, en el fútbol argentino, obviamente tenemos entrenadores tremendos, como Marcelo Gallardo, o compañeros míos como el Bocha Batista. O Nicolás Larcamon, que es una persona que le saca mucho al jugador. También Scaloni es un referente, y no por lo que ha logrado, sino por cómo lo ha llevado, y cómo maneja el plantel por las figuras con las que trabaja y por las actitudes que tuvo en ciertos momentos. Me parece que es un tipo con mucho temple, con mucha inteligencia y con carácter también. Así que Scaloni también es un modelo para seguir.
– ¿Te gusta cómo se juega en el fútbol argentino?
– Yo soy bastante defensor del fútbol argentino al haber trabajado en la selección. Soy defensor del futbolista argentino, ya que me parece que es de los más competitivos del mundo, no tengo dudas. Entonces, como la gran mayoría de los futbolistas que juegan en nuestro país son argentinos, me gusta mucho. Yo siempre soy un defensor, aunque a veces mucha gente dice que por ahí se está perdiendo el buen fútbol, que se juega medio feo. El futbolista argentino tiene un grado de cultura competitivo que no tiene nadie. Tiene un hambre que no tiene nadie. Tiene sed de ganar que se ve en pocos lados, y eso hace que sea tan parejo y que por ahí a veces ante la vista de la gente, sea un poco aburrido o chato. Pero los que estamos en el medio, vemos una competencia voraz y unos futbolistas con unas ganas de trascender que es increíble.
– ¿Sacando a San Lorenzo, hay otro equipo del fútbol argentino que te gusta cómo juega?
– Consumo mucho y veo mucho fútbol argentino. Hay equipos que han jugado muy bien. Otros han tenido momentos, y me parece que uno de los equipos que sostiene un nivel alto es Argentinos Juniors. Pero ha habido momentos de Racing muy buenos, siendo un equipo súper sólido, competitivo y agresivo, que logró ni más ni menos que disputar la Copa Libertadores contra un monstruo como Flamengo. Hay muchos equipos que lo hacen realmente bien en nuestro país.
– Como entrenador, ¿qué mirada tenes sobre lo que pasó con Central como campeón en el escritorio, y lo que hace Estudiantes con el pasillo de espaldas a los jugadores campeones?
– Bueno, es un poco complejo opinar estando afuera. Central ha sido el mejor equipo del año y le otorgaron el premio. Por ahí hubiese estado bueno que ya esté estipulado de antes de comenzar la temporada, para que también tenga mucho más valor para ellos y que no le genere esto que le está sucediendo ahora. Porque hay gente que está de acuerdo, hay gente que no, y por ahí los tipos han trabajado a destajo sin duda y han hecho un trabajo de gran manera. En cuanto al pasillo, es difícil opinar porque ninguno de los dos son los equipos que manejo, son posturas que uno toma y todo es respetable.
– ¿Pero hubieses tomado como entrenador de San Lorenzo otra postura de juego sí de entrada, a principio de año, sabías que le iban a entregar un título al campeón de la temporada?
-Sí, justamente por eso me parece que hasta para los chicos de Central hubiera sido más justo, porque ahora se generan diferentes opiniones y puede que a ellos les duela o puede que uno no piense igual que el otro. Y la realidad es que ellos deben sentir, pero es real que han hecho un gran trabajo y se han esforzado. Entonces, si hubiera estado bueno por ahí que estipulado de antemano, y todos estaríamos mucho más contentos por Central, por llamarle de alguna manera.








