Un amigo de Diego Xiccato, uno de los cinco argentinos arrestados el domingo pasado en Miami, Estados Unidos, por robar valijas llenas de ropa de varios locales del shopping Dolphin Mall, habló este martes antes de ingresar a su domicilio, en la ciudad de Mendoza. En su diálogo con la prensa, se mostró sorprendido por la causa penal en la que también están involucrados Mauricio Ariel Aparo Orlando, Sebastián Luis Moyano, Manuel Zuloaga Arenas y Juan Pablo Rua.
“Ha sido una boludez de viejos chotos, que se quisieron hacer los adolescentes y la cagaron”, consideró el vecino de Xiccato, que tiene una peluquería ubicada al lado de su casa.
El hombre relató que mantiene una amistad de más de 30 años con el peluquero y expresó sorpresa ante lo sucedido. “Lo conozco (por Xiccato) hace más de 30 años. No es un mal chico. Jamás lo vi en nada raro”, dijo. Además, indicó que pese a conocer al resto del grupo, no todos eran amigos entre sí.
En la entrevista, también dijo que los acusados, que habían viajado a la ciudad balnearia de la Florida en el marco de una despedida de solteros, no son delincuentes. «Pobres, es una situación de mierda“, concluyó.

Xiccato, Aparo Orlando, Moyano, Zuloaga Arenas y Rua permanecen detenidos en Miami y este martes enfrentaron su primera audiencia ante la jueza Mindy Glazer, del Tribunal de Circuito 11° de Florida.
Tal como se ve en el video que se dio a conocer este martes, los mendocinos imputados comparecieron ante la jueza, vestidos con el característico uniforme naranja de los presos en Estados Unidos, asistidos por un traductor y, en la mayoría de los casos, sin la posibilidad de contar con defensa oficial por tener propiedades declaradas. En la audiencia pidieron que le fijen un monto de fianza.
Las audiencias, gestionadas por videollamada mediante la plataforma Zoom, se organizaron con cuatro pantallas: la primera mostraba a cada acusado acompañado por un oficial de la Corte, la segunda a la abogada del Estado de Florida, la tercera al traductor responsable de la interpretación y la cuarta a la magistrada. Cada intervención tuvo una duración aproximada de tres minutos en los que la jueza leyó las imputaciones y determinó los montos de las cauciones.
Xiccato, de 46 años y un conocido coiffeur en la provincia de Mendoza, enfrenta cargos por crimen organizado para defraudar, robos múltiples en menos de treinta días y robo al por menor, y fue el primero en declarar ante la magistrada.
La jueza Glazer lo acusó por haber sustraído mercancía de una tienda Tommy Hilfiger y de la tienda Berlington, le fijó una fianza total de USD4.500 y le prohibió acercarse al centro comercial y a los locales que asaltó.
La misma suma fue impuesta a Aparo Orlando, de 49 años, propietario de varios negocios y socio de uno de los otros detenidos. Al no poder acceder a un defensor público debido a la tenencia de bienes, la magistrada le consultó si prefería esperar para contratar un abogado particular, pero el acusado solicitó resolver su situación de inmediato, ya que tenía previsto un vuelo próximo.
La audiencia de Moyano, de 41 años, socio de Aparo Orlando y con antecedentes en Estados Unidos, tuvo un desarrollo similar. Pidió fianza directamente y el Estado solicitó una suma similar a la de los otros implicados. El total fijado fue algo menor: USD4.000. Además, le advirtieron que debe mantenerse alejado del shopping.
Zuloaga Arenas, de 49, solicitó el beneficio de un defensor oficial argumentando no tener contactos locales. No obstante, al declarar que posee un inmueble, se le denegó la petición. La fianza impuesta también ascendió a USD4.000 y también quedó vigente la orden de no acercamiento al mall.
Finalmente, Rua, de 45 años, fue el único que afirmó poder solventar un abogado particular, aunque optó por solicitar la fijación de la fianza sin más dilaciones. Glazer le comunicó un monto de USD4.000. Rua preguntó por los mecanismos para efectuar el pago, a lo que la jueza respondió que la cárcel acepta tarjetas de crédito o puede contratar a un financista.
El acusado, después, le preguntó cómo podría ser liberado. “Pague la fianza en la cárcel y entonces lo liberan“, respondió la jueza Glazer, recordada por un episodio viral cuando años atrás debió juzgar a un excompañero de colegio.
La jueza resolvió en menos de veinte minutos los cinco casos, imponiendo en total 21.000 dólares como fianza y estableció las restricciones de acercamiento a los comercios robados. Todos los procesados permanecieron incomunicados y alejados de sus familias, mientras esperaban el cumplimiento de los trámites para una eventual liberación.








