Eran las 12 del mediodía del 25 de noviembre de 2020. Mientras el mundo luchaba contra una pandemia, en Argentina, particularmente a esa hora, el planeta se detuvo. El corazón de Diego Maradona también, según el informe del médico forense encargado de realizarle la autopsia al cuerpo del mito viviente que en ese momento dejó físicamente la tierra.
Aquella jornada de la muerte de Pelusa, del histórico número 10 de la Selección, o la del papá de Dalma, Giannina, Dieguito Fernando, Jana y Diego Jr, fue un sacudón difícil de olvidar. Fueron de esos instantes en los que, seas o no futbolero, hayas sido amante o un ferviente detractor del Diez, un joven adolescente o un jubilado, tu corazón sintió algo que no se puede explicar.
Cuando se cumple el quinto aniversario de la muerte de Maradona, Infobae reconstruyó el momento preciso en que la noticia de su partida se hizo viral. Todo ocurrió durante el show deportivo F90, que se emite todos los mediodías por ESPN y que el próximo año cumplirá 20 temporadas al aire. En el estudio estaba el plantel completo bajo la conducción de Sebastián Vignolo. Ese día, por mandato del destino, también estaba sentado en la primera silla de la derecha de la pantalla el ladero histórico del Diego vestido de celeste y blanco en la conquista mundial de México 86 bajo la tutela de Carlos Bilardo, Oscar Ruggeri. Otro que era un viejo conocido de DM era el periodista Daniel Arcucci, biógrafo y una pluma que vivió días y noches con el personaje de la zurda mágica.
Ese día, mientras el estupor reinaba en las redacciones y el público pensaba que Diego iba a salir de esa situación traumática como ya lo había demostrado en otras ocasiones límite, un hombre detrás del teléfono fue el encargado de anunciar el fallecimiento del hijo de Doña Tota y Don Diego. Y su frase quedó para el recuerdo. “Me dicen que Diego no resistió”, fue la sentida expresión de Federico Bueno, reconocido cronista de La Plata que siguió las campañas de Estudiantes, Gimnasia y que estuvo muy cerca de la Selección de Alejandro Sabella en la etapa que lo tuvo al frente del equipo nacional al prócer pincha.
“Una vez que lo supe y veía que mis compañeros no lo podían decir, la verdad que la manera en la que lo transmití, yo creo que es ese proceso de querer a una persona, de seguir a una persona, de sentirla próxima, de bueno, de haber compartido el último año. La manera en que traté su muerte, sin amarillismo, digamos, sin estridencia, nada. Tiene que ver con el amor que siento por él”, reflexiona Bueno en la charla donde rebobinó a uno de los momentos que marcaron su carrera periodística.
El día a día con el Maradona DT del Lobo, el “regalo” que le hizo después de un partido en medio de la operación de su padre y su mirada a cómo fue el triste final de Diego. “No se estaba haciendo lo que correspondía con un paciente que necesitaba otros cuidados”, dijo en su crudo análisis de la situación que terminó con la muerte de Maradona que hoy, todos los argentinos y en diferentes rincones del mundo, recuerdan.

– ¿Qué recordás de aquel 25 de noviembre?
– Yo estaba acá en casa preparando un partido de Champions, que era el Olympique de Marsella contra el Porto. Así que yo estaba acá en casa preparando ese partido. Tenía que comentar ese partido a la tarde, que lo hacíamos home office. Creo que lo relataba Pablito Pons. Y lo hacíamos, viste, cada uno desde su casa. Él relataba desde su casa, yo comentaba desde la mía para el canal. En ese momento me acuerdo que me llama, me manda un mensaje Mariano Closs preguntándome a ver si sabía algo de Diego. Me dice “averiguá porque, no sé, algo con Diego está pasando”. Diego obviamente ya no estaba yendo a los entrenamientos en Gimnasia. Mariano me da esa alerta y me pongo a averiguar. Tuve ahí un poco de suerte también, viste que siempre un poco de suerte hay que tener con el tema de las informaciones, porque había un chico que trabajaba en Torneos, un productor, que la tía de él o una de las tías de él vivía en el country donde estaba viviendo Diego en ese momento. Así que bueno, desde ese momento estaba al tanto de que habían llamado a algunas ambulancias, que había mucho movimiento en la casa, de hecho creo que eran como cinco o seis ambulancias que habían entrado. Inmediatamente dejé de preparar el partido, porque como que la orden fue, bueno, enfocarnos únicamente en lo que estaba pasando con Diego. En el canal se encargaron de buscar un reemplazante para hacer ese comentario. Me llamaron al teléfono fijo, así que estuve haciendo todo ese tramo de la averiguación desde el teléfono fijo de mi casa. Entraba mi familia, porque ya te digo, pandemia, estaban mis hijas, mi mujer. Averiguando por teléfono me puse en contacto con gente del entorno de Diego, con alguien también que trabajaba con Morla en ese momento, que me contó que estaba yendo y me dice: “Mirá, no sé exactamente bien qué pasa, pero bueno, algo pasó. Yo estoy yendo para la casa de Diego. Cuando llego te aviso”. Y en ese trayecto, estaba al aire el programa de Mariano, entre las 11 de la mañana y el momento en el que cuento la noticia al aire, tiene que haber transcurrido un hora y media. Un médico con el que yo tenía mucha confianza acá y todo este tiempo me sirvió de fuente de primera mano, me cuenta… Le mando un mensaje, no me contestaba, no me contestaba, no me contestaba y en un momento me dice: “Che, Fede. Sí, acá estoy. Perdoname, estaba operando con Luque”. Así que cuando salimos de la operación le estaba explotando el teléfono a él y me dice “sí, falleció. Tuvo un infarto masivo. Falleció”. Así que en ese momento yo ya tenía la información recontra chequeada de alguien con quien yo tenía mucha confianza, un profesional, no había ninguna manera ni ninguna razón por la cual me pudiera mentir en una cosa por el estilo. Pero bueno, quería tener también un respaldo informativo de alguien del entorno de Diego y al mismo tiempo yo estaba al aire, porque ya había terminado el programa de Mariano y había comenzado el programa del Pollo (Vignolo) Yo creo que solo alguien que es periodista sabe, digamos, lo que es en ese momento es tener esa información. Al mismo tiempo, yo la verdad, estaba viendo que no estaba en otros medios de comunicación. Me empezaron a llegar miles de mensajes, viste también descartando, no contestando, porque si no también perdés mucho tiempo. Colegas, amigos que te preguntan curiosos, colegas también que no por curiosidad, sino cuando te van preguntando. Pero necesitaba la confirmación de alguien del entorno de Diego. Y fue en ese transcurso que le vuelvo a preguntar a la persona que me había dicho inicialmente “estoy yendo para allá que algo pasó”. Era del entorno de Morla. Y bueno, yo le digo “me dicen que se murió” y esta persona me pone “sí” y no contestó más. Ahí volví a hablar con el médico al que le había escrito, me dio algún detalle más y yo ya empiezo como a querer contar. En el programa estaba Oscar Ruggeri, amigo y compañero campeón del mundo. Dani Arcucci, que yo lo quiero mucho y lo respeto muchísimo, y también me daba cuenta que entraba, salía. Hasta en un momento puse la TV para también para ver el programa mientras estaba al aire y me daba cuenta que no tiraba indicios. En ese ese rato, no es que no quisiera yo dar la noticia sino que me parecía que correspondía que la dijera el Pollo como conductor del programa. Y bueno, ellos tampoco tenían la confirmación que yo tenía a esa altura y veía que no estaba en otros medios. Había que decirlo. Me parece que un par de veces lo vi, vi ese fragmento y bueno, un poco lo que estoy diciendo coincide con el momento en que yo estaba como dando indicios de que esto estaba pasando y que lo que había que hacer era comunicarlo. Pero no se decía. Me di cuenta que Dani salió del programa, entró, nadie lo atendía y bueno lo conté de la manera que lo conté.
– ¿Cuánto pasó desde que tuviste ese sí, desde la confirmación de la muerte de Diego, hasta que como que te diste cuenta que era momento de decirlo o que finalmente elegiste el momento de hacerlo?
– Yo estuve unos minutos desde el programa de Mariano (Closs) ya sabiendo, pero bueno si debo haber estado en total 20 minutos o media hora con la confirmación.
– En ese momento uno tiene que tratar de decirlo de la mejor manera o de la manera que salga. Era difícil decir que murió Diego, ¿no? O sea, esa frase que uno nunca quería decir fue algo que salió en el momento esto de “no resistió”.
– Fue re natural. No lo medite, no es algo que está guionado. Me salió así, naturalmente. Yo creo que eso viste, me parece que es como un proceso porque te digo la verdad, desde el punto de vista deportivo, a Diego lo adoro. Yo cuando era chico jugué al tenis, así que Vilas era mi ídolo, y después Diego. No soy un maradoniano enfermo, pero bueno, lo quiero a Diego. Esas cosas de cuando eras más chico, yo tengo 52 años, cuando era más chico te encontrabas por ahí peleándote por Diego con gente discutiendo viste o por política o por alguna de sus actitudes en la vida, su comportamiento, decís “qué hacés peleándote con alguien o discutiendo así tan como si fuera tu hermano”. Me parece que un montón de eso es bastante gráfico de lo que le pasa a un montón de gente que lo quiere. Así que yo ya desde el vamos lo quería. El Mundial 86, el 90, son cosas que me atravesaron. El partido contra los ingleses, ¿viste? No sé, también a todos los de nuestra época. Teníamos muy fresca la guerra de las Malvinas del 82… Ese partido fue como recuperar las Malvinas, ¿viste? Diego era una cosa… nada, un intocable, un héroe, ¿viste? Uno de esos tipos que no pierden nunca. Un héroe infalible. Cuando estaba en la cancha sabía que iba a ganar siempre y nunca te iba a pasar nada. Entonces, hay como un proceso ahí de amor hacia una persona que construye en definitiva lo que después pasó periodísticamente. Pero además, la verdad, lo único que me importaba en ese momento era mi laburo. Ese afecto que te estoy contando creo que no intercedió porque si hubiera pensado, honestamente, desde ese punto de vista de lo afectivo, te largas a llorar. Entonces, yo creo que en ese momento, la verdad, estaba como en un túnel informativo. Tenía que saber, tenía que tener algún detalle, tenía que estar seguro, efectivamente seguro. Pensá que a Diego en el 2018 también lo habían matado durante el Mundial. Yo eso también lo había vivido en el canal con Dani Aecucci. Él estaba en Rusia y nosotros desde el canal teníamos la información y nos respaldábamos en Dani, que tenía línea directa con él, y hasta que Dani no se comunicó con Diego no teníamos la seguridad porque lo habían dado por muerto. Entonces también estaba eso de que a Diego ya lo habían matado. Y la verdad que eso me pasó también, por ahí sueno un poquito egoísta, pero pensás en el error. Matar a Maradona y que no se haya muerto es imperdonable. No es que erraste en una opinión… Estaba enfocado en eso y una vez que lo supe y veía que mis compañeros no lo podían decir, la verdad que la manera en la que lo transmití, yo creo que es ese proceso de querer a una persona, de seguir una persona, de sentirla próxima, de bueno, de haber compartido el último año. Ese año a mí me tocó cubrir Gimnasia y lo seguía a Diego a todos lados y el tipo, la verdad, nada, esas cosas que todo el mundo te dice, también los que están mucho tiempo con él, que si el tipo te bendice, listo, te lo ganaste. Y a mí, la verdad que desde el punto de vista profesional, el tipo me abrió las puertas de su intimidad, fue súper generoso conmigo. Entonces, lo que salió fue en buena medida eso, el “Diego no resistió”. La manera en que traté su muerte, sin amarillismo, digamos, sin estridencia, nada. Tiene que ver con el amor que siento por él.
– ¿Esperabas que se diera así su final? Ese último tiempo con su imagen entrando en la cancha de Gimnasia durante su último cumpleaños.
– Cuando llegó Diego, yo ya había dejado de ser cronista porque yo ya estaba comentando partidos y participaba de los programas, digamos. Y bueno, un día me llamaron del canal y dijeron: “Mirá, Fede, la verdad necesitamos que esto lo cubras vos, porque en La Plata nadie va a saber más que vos”. Así que profesionalmente era medio como un retroceso, era dejar de comentar para volver al cronista. Me llamó Esteban Ferella, un productor del canal y cuando me lo dijo le dije “sí, obvio”. Ni lo dudé un instante. Cuando él estaba en Dorados me había tocado comentar algunos partidos de la B, o sea, el ascenso, y ya ahí me empecé a dar cuenta periodísticamente de lo que era. Porque yo como periodista ni lo había rozado a Diego. Todo mi contacto con Maradona era de admiración, digamos, de fan del fútbol, de hincha, no profesional. Y los partidos que nos tocaban del fútbol mexicano, ni bola, nadie. Y nada, hacíamos Dorados y era increíble. Se te rompía el teléfono, la gente te llamaba, redes sociales. Y después en Estancia Chica, lo mismo. Yo volví a la cobertura diaria de la manera en la que lo he hecho toda la vida. Iba todos los días, fui a todos los partidos de Gimnasia de local y visitante. Y yo creo que el tipo, cuando te ve en ese sentido, es como los jugadores de la vieja época, los tipos valoran a la persona a la que ve diariamente. Yo iba, me clavaba en la puerta de Estancia Chica en la ruta y lo veía todos los días. De hecho, la primera nota que da Diego la hacemos nosotros. Al otro día de la presentación en el Bosque, hacemos una nota para el canal en Estancia Chica antes de debutar. Y ahí ya enseguida me trató mil puntos. Y era todo, la verdad que alucinante, porque todo lo que pasó con Diego, todo lo bueno y las cosas no tan lindas que conocés de estar cerca de un momento de la vida de Diego, te enterabas de cosas de un monstruo, pero también de alguna manera un paciente difícil. La primera época fue espectacular, la segunda no tan buena. O sea, pensá que Diego, por contrato, no tenía ni la obligación de ir a Estancia. O sea, estaba delicado de salud al punto de que no tenía ni la obligación de ir a los entrenamientos. Igual, de todas maneras, fue. Fue alucinante. Todo lo que me pasó fue espectacular, básicamente porque el flaco me abrió su lugar. Yo a Diego lo entrevistaba cuando llegaba a la cancha, lo entrevistaba cuando entraba al predio, cuando entraba al partido, le hacía la típica nota de las dos preguntas, que se sentaba en el banco y le hacía dos o tres preguntas. Terminaba el partido y me hablaba inmediatamente si el partido era de Fox, ni hablar, pero si el partido era de TNT Sports, me buscaba y estaba la transmisión oficial y yo estaba grabando notas y él me buscaba. Diego, además, declarando es infernal, así que en todos los partidos tenía una declaración de Diego que rebotaba en todos lados, en todos los medios. Y después, fui el primer periodista junto con Martín Arévalo, que un día me dio una nota en Estancia, que la hice para la radio de La Plata en la que trabajo, no la hice para el canal. Terminó el entrenamiento, fui, lo esperé, estaba Benja (Agüero). Fue también en la previa de un partido importante, que Gimnasia necesitaba ganar sí o sí. Y hablamos un rato largo y me atendió ahí en la oficina de él. Y con Diego, no sé, la prensa entró una vez a Estancia Chica. Así que había una diferencia muy grande entre lo que yo podía conseguir con él, contra el hermetismo que tenía con todos los demás medios. Y después, lo más fuerte que me pasó fue el partido en Mar del Plata. Eso fue lo más fuerte que me pasó, porque mi viejo estaba muy mal de salud, lo tenían que operar, lo tenían que amputar a mi papá. Íbamos para Mar del Plata, en el canal me decían: “Bueno, no vayas. Nada, quédate con tu viejo”. Yo había avisado. Y al final, pensando, pensando, medio como que la reflexión fue: “Bueno, voy. Total, voy a necesitar los días cuando salga del hospital mi viejo. El día que, por más traumático que sea y que fue, que lo amputaran, que es todo un tema, era mejor estar libre después de la operación. Entonces, fui e hice la cobertura. Ahí Diego va a la conferencia y cuando vuelve, vuelve con cuatro o cinco guardaespaldas, y ya de lejos me dice: “Con vos es especial. Cómo vos me tenés que con vos es especial, me bancaste después del clásico”. Eso obviamente lo tengo guardado. Y me dice: “Yo me doy cuenta cuando uno es laburante y cuando chorea. Yo te reconozco a vos que laburás”. Aparte me lo dijo todo al aire. Eso, ese día, puntualmente, fue la conexión más fuerte que tuve, porque fue como un regalo. Y el tipo este me da este regalo este día tan importante, con las vueltas que di para hacer esta cobertura. Bueno, nada. Eso fue fuerte para mí. Y la verdad que no te voy a decir que me imaginé que se iba a morir, la verdad que no. Pero sí te digo que era algo que estaba muy presente.
– ¿Por qué sentís que era algo que estaba presente?
–Yo veía, había veces que llegaba a la cancha, no podía ni hablar. Y bueno, una hora después, antes de salir a la cancha, estaba lúcido, hablaba. No en todos los partidos estaba igual Diego. Había partidos en los que estaba como el día del cumpleaños. Pero bueno, uno por respeto, llegaba, te miraban, te decían: “Fede, hoy no”. Entonces, si bien yo no estaba en la diaria con Diego, porque insisto, lo agarró la pandemia, la pandemia le hizo muy mal. Mi diaria fue en la primera parte de septiembre hasta que corta el campeonato. Y en la cancha lo veía bien, él estaba bien de ánimo, era obvio que le estaba haciendo muy bien, se sentía querido. Toda esa era la parte linda, pero después te enterabas de un montón de otras cosas. La reflexión era esa, que no se estaba haciendo lo que correspondía con un paciente que necesitaba otros cuidados.
– ¿Cuánto te atravesó la relación con Diego?
– En la parte laboral, ya te digo, fue alucinante. La verdad, espectacular. Yo lo disfruté, lo recontra disfruté. Porque es así, un tipo brillante. Todo lo que pasa alrededor de él, más allá de que, insisto, te enterás de cosas que no son agradables porque creés que tratándose de Maradona deberían ser distintas, todo lo que pasa alrededor del tipo es alucinante, re lindo y yo profesionalmente, cubrí un Mundial y Argentina había llegado hasta la final, cubrí Copa Libertadores, cubrí los Juegos Olímpicos, todo lo que quieras, pero como ese tiempito con Diego, es inigualable, inigualable. Todos los días pasan cosas, es espectacular. La verdad que lo disfruté y mucho más por esto que te digo, que el tipo me abrió su intimidad. Me sentí un privilegiado, la verdad. Y yo en ese sentido estoy súper agradecido porque me encontré con un tipo muy generoso.
– ¿Tu despedida la viviste de manera especial? Todo lo que se generó tras su último adiós
– Obviamente, te siguen pasando cosas de gente que a donde vas por ahí, que la ves por primera vez y te dicen: “Che, loco, todavía me acuerdo, me hiciste llorar. Ese episodio, viste, Diego no resistió”. Amigos de mis hijas. Voy a la cancha y hay un tipo de UTEDYC (personal que controla los ingresos en los estadios) que me dice “vos no me muestres más la credencial que en donde yo esté vas a entrar gratis a todo lados”.. Así como una muestra de afecto en la gente del fútbol… Mucha gente del fútbol se enteró a través de eso. Entonces, a mí no me generó tristeza, la verdad. También es como que viste fue todo bueno lo que me pasó. Feo decirlo, pero todo lo que pasó a mí me llegaron todas muestras de cariño, de afecto, por cómo se trató el tema. Entonces, la verdad que no lo recuerdo como un tema feo, a pesar de que tampoco me gusta estar hablando tanto del tema porque es la muerte de Diego. Obvio. Me da pena que se haya ido tan joven. Me da pena la gente que no puede disfrutar más de la vida. Eso sí me da un poco de pena, pero no específicamente porque murió ese día. O sea, Diego tendría que estar vivo disfrutando de sus nietos, se extraña, viste, pero como al mismo tiempo es un tipo tan presente. Tan presente todo el tiempo que no siento que se haya muerto. Por ejemplo, cuando vi el documental de Kapadia, lloré como un nene. Porque lo que al flaco le pasó, todo lo que pasó me atraviesa así, lloro, lloro. Pero me dan pena otras cosas de la vida de Diego y no específicamente su fallecimiento. No siento que esté muerto, la verdad. Eso no me entristece porque la verdad que lo vivo como si estuviera vivo. Sí me da cosa que tendría que estar disfrutando la vida. Este tipo tendría que haber vivido más tiempo qué pena que no haya podido disfrutar más de la vida porque la verdad es que con un mínimo de alguien que hubiera advertido a tiempo que necesitaba otro cuidado y tenía mínimo 10 años más de vida. A pesar de todo lo que vivió, tenía mínimo 10 años más de vida por delante.








