
Desde su llegada al fútbol profesional, Luis Suárez se ha forjado una reputación de luchador incansable. La reciente entrevista concedida por el delantero uruguayo al diario Sport desde Miami permitió reconstruir no solo su resistencia ante las críticas, sino también la dureza de origen que marcó su carácter dentro y fuera del campo.
Los inicios de Suárez en la vida y el fútbol distan mucho de la imagen glamorosa que rodea a muchos deportistas de élite. Criado en Salto, Uruguay, en una familia de seis hermanos y con padres separados, el actual atacante del Inter Miami transitó una infancia signada por privaciones económicas. “Eran luchas constantes. Mi madre trabajaba sola en un centro comercial, en los lavabos, y yo tenía que buscar el dinero que ella hacía para que comiéramos”, rememoró Suárez.
Desde los nueve o diez años, su rutina incluía hacer las compras para su familia, limpiar coches e incluso recolectar y vender tarjetas de teléfono usadas. Según narró, este contexto fue decisivo para incorporar una ética del esfuerzo que terminó condicionando su entrega en la cancha: “Cada minuto para mí es la vida, es una lucha constante y por eso no me gusta regalar tiempo ni relajarme para nada”.
La resiliencia forjada en esos años tempranos se trasladó después al terreno profesional. Suárez, que suma etapas exitosas en equipos como Nacional, el Groningen, Ajax, Liverpool, Barcelona y Atlético de Madrid, reconoció que la crítica ha sido parte de su carrera, pero aseguró no haberse sentido nunca abatido por ello. “Lo que más vende es la crítica. Yo siempre he intentado mostrar fortaleza. Eso me ha hecho fuerte siempre”, afirmó.
Esta actitud combativa fue notoria durante su ciclo en el Barcelona, donde aterrizó en julio de 2014 y compartió vestuario con Lionel Messi hasta septiembre de 2020. En ese período, ambos se consolidaron como referentes fundamentales de un equipo que conquistó, entre otros títulos, cuatro Ligas españolas, cuatro Copas del Rey y la UEFA Champions League 2014/2015.
“Cada uno nos conocemos cuando uno está de buen humor, cuando el otro está de mal humor. Cada uno sabe en qué momento se comparten charlas internas o cuando uno no tiene ganas de hablar. Nos conocemos bien, y la verdad que los niños también conviven muchas horas a diario acá en el fútbol», explicó sobre su relación con el rosarino.
El vínculo con el capitán argentino traspasa la asociación en el campo. “A medida que fueron pasando los años más nos íbamos conociendo en la cancha. Y con el paso de los años también fuera”, dijo Suárez. Los dos forjaron una amistad que sobrevivió al cambio de club y que ahora, en Miami, se reactiva bajo el techo del Inter Miami, junto también a Sergio Busquets y Jordi Alba, otros ex compañeros del Barcelona. “Convivimos muchas horas a diario. Es una linda etapa que estamos viviendo, disfrutando. Nos miramos a veces y nos ponemos a pensar que estamos cumpliendo con lo que habíamos hablado en aquel momento en el Barcelona: disfrutar de nuestra última etapa como jugadores de fútbol juntos”, añadió.
El uruguayo destacó especialmente la obsesión de Messi por la excelencia, un motor que observa desde los días en Barcelona y que ahora retorna en la MLS. “Sigue teniendo la obsesión de ganar. Hay veces que el equipo gana pero él quería que marcara cierto jugador y se enoja si no lo hace”, describió. Más allá de los títulos y los récords, Suárez señaló el ejemplo que ofrece Messi a los jóvenes del equipo: “Lo ves presionar, con la edad que tiene y con todo lo que ganó, y decís: ‘Si él presiona, ¿por qué los jóvenes no corren igual?’. Dentro de la cancha es algo único, algo irrepetible y sigue haciendo cosas increíbles. Sigue teniendo esa obsesión de querer seguir ganando como la tenemos todos».

Durante las seis temporadas que coincidieron en el club catalán, Messi y Suárez protagonizaron récords colectivos y personales. El delantero uruguayo se convirtió en el tercer máximo goleador histórico del club, mientras que la sociedad ofensiva entre ambos y Neymar fue considerada una de las más determinantes de la historia reciente del fútbol europeo.
Hoy, desde Estados Unidos, Suárez y Messi comparten el cierre de sus carreras profesionales, cumpliendo un viejo anhelo de “disfrutar juntos” lejos de la presión europea. La historia compartida abarca triunfos, sacrificios y una amistad que excede el fútbol. “No hay más argumentos para describirlo”, resumió Suárez acerca de Messi.








