Mika Hakkinen es recordado como uno de los grandes nombres de la Fórmula 1. En una trayectoria de 10 años, el piloto finlandés conquistó 20 carreras, 51 podios y fue campeón del mundo con McLaren en dos ocasiones. Sin embargo, su carrera estuvo marcada por un episodio que marcó un antes y un después en la categoría.

En 1995, durante la clasificación del Gran Premio de Australia, Hakkinen sufrió uno de los accidentes más extremos en la historia reciente de la categoría. En el circuito callejero de Adelaida, su corazón se detuvo por unos segundos y lo dejó al borde de la muerte. Conocido por sus muros cercanos y calles angostas, esta pista obligaba a los pilotos a manejar al límite para obtener el mejor tiempo en clasificación y carrera.

En plena sesión clasificatoria, el neumático trasero de su McLaren perdió presión de forma repentina mientras transitaba la curva Brewery Bend a unos 193 kilómetros por hora. El monoplaza, con una altura al suelo de entre 20 y 25 milímetros, comenzó a rozar el asfalto y perdió completamente la estabilidad. Hakkinen, al recordar ese instante, relató: “Justo al girar, me di cuenta: ‘Ya está, estoy perdiendo el control de la parte trasera’”.

Un accidente que pudo ser mortal

Tras perder el control por completo del vehículo al final de la recta más larga, el auto se desvió hacia un bordillo elevado, lo que lo lanzó y lo proyectó contra las barreras de neumáticos a una velocidad indetenible. Al ser un circuito callejero, las pistas no cuentan con grava, un elemento esencial para aminorar la rapidez ante eventuales accidentes.

El Gran Premio de Australia 1995 marcó un antes y un después en la vida y carrera de Mika Hakkinen (Archivo CORSA).

El impacto fue brutal. Las imágenes a bordo mostraron cómo la cabeza de Hakkinen golpeó con violencia el volante y los laterales del cockpit, en una época en la que aún no existía el sistema HANS para proteger el cuello de los pilotos. En una entrevista con el podcast Beyond the Grid, el piloto describió: “No vi venir la barrera porque el coche estaba girando en el aire, así que cuando choqué contra ella fue muy repentino. Fue una sorpresa. En ese momento mi cabeza se movió violentamente, me fracturé el cráneo y, en el preciso instante del impacto, el ruido fue ensordecedor”.

Si bien no se conoció con exactitud la fuerza G (gravedad) del impacto, estiman que pudo alcanzar las 100, una de las cifras más altas en la historia del deporte automotor. Incapaz de mover brazos o piernas, el finlandés permaneció inmóvil en el habitáculo, consciente de la gravedad de la situación: “Me di cuenta de lo que había pasado y me dije: ‘Mika, no hagas nada’. Es que ni siquiera podía moverme. Pero, por alguna razón, mi cerebro me decía que no me moviera. Que mantuviera la calma y esperara a que llegara la gente a ayudarme”.

La respuesta médica fue inmediata. En menos de 20 segundos, los oficiales de pista y servicios de emergencia llegaron al lugar y constataron que el piloto no podía respirar. Hakkinen había sufrido una fractura de cráneo, hemorragia interna y obstrucción de las vías respiratorias. Los médicos voluntarios Jerome Cockings y Steve Lewis, del Hospital Real de Adelaida, intervinieron de urgencia.

El accidente de Mika Hakkinen en Adelaida detuvo su corazón durante 16 segundos (Captura de video)

Cockings realizó una traqueotomía en la pista para restablecer la respiración, mientras aguardaban la llegada del médico principal de la Fórmula 1, Sid Watkins. “Fue en ese momento cuando me practicaron una traqueotomía de emergencia. Recuerdo el dolor, y luego perdí el conocimiento”, relató. Watkins colaboró en la estabilización y tuvo que intervenir dos veces para reiniciar el corazón del piloto, que permaneció detenido durante 16 segundos.

Mientras tanto, la familia del piloto de McLaren en Finlandia recibieron la noticia del accidente a primera hora de la mañana. Las imágenes del piloto ensangrentado y siendo extraído del monoplaza recorrieron el mundo. “Cuando mi madre fue al centro comercial por la mañana, el periódico tenía esta foto en la portada, así que casi le da un infarto. Fue un momento terrible para ella, para mis padres y para mi hermana, porque no sabían exactamente cómo estaba”, recordó en la entrevista.

El accidente en el circuito callejero de Adelaida ocurrió durante la última fecha del campeonato de 1995, que tuvo como campeón a Michael Schumacher. Incluso, aquel fin de semana fue el último gran premio disputado en la ciudad del sur de Australia.

De la muerte a la recuperación

Tras superar la noche y la amenaza inmediata a su vida, recuperó la consciencia al día siguiente en el hospital. Se encontraba bajo una fuerte medicación, con tubos en brazos y muñecas, y aseguró experimentar una sensación desagradable, aunque sin dolor debido a los analgésicos. Ron Dennis, jefe de McLaren en aquella época, lo visitó en el hospital. De este modo, le confirmó que el accidente se debió a un pinchazo repentino y no a un error de pilotaje, lo que supuso un alivio para el piloto.

El proceso de recuperación fue largo y complejo. Hakkinen permaneció hospitalizado entre seis y ocho semanas, primero en Australia y luego en Inglaterra. Los médicos realizaron numerosas pruebas para evaluar el daño cerebral y nervioso, ya que el piloto tenía un lado de la cara paralizado. “Estaban comprobando si los nervios estaban completamente rotos o solo magullados. Para ello, me pincharon la piel y la cara con agujas para revisar los nervios”, explicó.

La recuperación física y emocional fue especialmente dura. En diálogo con Beyond the Grid, el corredor aseguró: “Fue horrible. Al principio, por el dolor, pensaba: ‘Voy a morir, voy a morir’”. La parálisis facial le impedía mover los párpados y beber con normalidad, y debía dormir con los ojos vendados. “No me preguntaba si volvería a competir, sino si algún día podría llevar una vida normal”, confesó.

Mika Hakkinen en 1999, año que defendió su campeonato (Archivo CORSA)

Su regreso a la Fórmula 1

El reencuentro con la Fórmula 1 llegó apenas 87 días después del accidente, durante una prueba en el circuito de Paul Ricard, en el sur de Francia. Hakkinen había perdido entre siete y diez kilos, y su condición física se había reducido a la mitad. Además, el accidente le había dañado el oído interno, por lo que requirió dos operaciones, una en Inglaterra y otra en la Clínica Mayo de Estados Unidos.

“Me proporcionaron un avión privado para llevarme a diferentes lugares antes de regresar a Europa. Keke Rosberg, mi representante, se ocupó de mí, y por supuesto, de mi familia. Fue increíble lo que hicieron por mí. Me dieron la tranquilidad y el espacio necesarios para recuperarme”, destacó el piloto.

A pesar del nerviosismo inicial, el propio protagonista comprobó en la pista que su instinto competitivo seguía intacto. “Fue muy difícil, pero llegó el momento de ponerme el mono y las zapatillas de carreras. Estaba nervioso”, relató.

Tras completar 63 vueltas, su mejor tiempo fue medio segundo más rápido que el de Michael Schumacher en Ferrari el día anterior. “Fui rápido de inmediato”, afirmó. Aunque continuó sufriendo intensos dolores de cabeza, los médicos le aseguraron que el accidente no acortaría su esperanza de vida. “Hablé con los médicos en el hospital y me dijeron que no había ningún problema, que estaba bien, que viviría una vida normal”, recordó.

En aquella temporada, en 1996, el finlandés disputó las 16 carreras de la temporada, logrando cuatro podios y finalizando en la quinta posición. Un año después logró volver a la victoria en el Gran Premio de Europa, en Jerez. Estos resultados y su sólido rendimiento lo prepararon para sus años de gloria en la categoría, en 1998 y 1999.

Mika Hakkinen se consagró en los campeonatos de la Fórmula 1 de 1998 y 1999 (REUTERS/Brandon Malone/File photo)

A bordo del McLaren Mercedes MP4-13, el finlandés volador se quedó con el primero de sus dos campeonatos mundiales. Con 8 victorias en 16 carreras, el piloto superó ampliamente a Michael Schumacher y alcanzó la gloria a apenas tres años del accidente que casi le cuesta la vida. Un año más tarde, revalidó su gran momento al consagrarse por segunda temporada consecutiva en un final reñido con Eddie Irvine, a quien venció por tan solo dos puntos.

Finalmente, Mika Hakkinen se retiró de la Fórmula 1 en 2001, a 10 años de su debut y con 33 años. Luego de un año sabático, participó del campeonato finlandés de rally y debutó como comentarista en algunos programas de deporte automotor.