La Justicia Federal de Resistencia declaró probados los crímenes de lesa humanidad cometidos contra Carlos Tereszecuk, secretario legislativo en Misiones durante la última dictadura cívico militar, en pos del derecho a la verdad. El fallo también reconoció los vuelos de la muerte sobre las aguas del Río Paraná como método de exterminio de los genocidas en la zona.

La jueza federal de Instrucción de Resistencia, Zunilda Niremperger, dictó sentencia el martes pasado en el marco de un expediente que nació producto del reclamo de la familia de Tereszecuk por el derecho a la verdad.

“La primacía del derecho de los familiares a la determinación de lo ocurrido justifica la realización de este acto procesal”, sostuvo Niremperger al comienzo de la lectura de su sentencia, acto del que participaron vía teleconferencia el fiscal de Resistencia, Diego Vigay, y la familia del militante político secuestrado, asesinado y arrojado al Río Paraná en 1976.

El pronunciamiento de la Justicia tiene como objetivo es “establecer acabadamente las circunstancias de modo, tiempo y lugar” en el que sucedieron los hechos para que su familia pueda “transitar la reconstrucción de una parte de su historia, saber la verdad sobre lo ocurrido y quiénes fueron sus responsables”. Se trata del cierre de un proceso que comenzó en julio pasado luego de que las máximas autoridades de la Jefatura de Policía del Chaco en 1976, los comisarios Carlos Thomas, Wenceslao Ceniquel y Lucio Humberto Caballero, quienes eran investigados por los hechos, fallecieran.

Tereszecuk, que fue vicepresidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Servicio Social de la Universidad Nacional de Misiones y luego secretario de los diputados provinciales electos Juan Figueredo y Pablo Fernández Long, en esa provincia, fue secuestrado a mediados de noviembre de 1976 y brutalmente torturado en el centro clandestino que funcionó en la Alcaidía de Chaco durante la última dictadura. Fue posteriormente asesinado y su cuerpo arrojado al Río Paraná. Fue hallado en la costa del río en la ciudad de Empedrado, Corrientes, el 15 de ese mes, y sepultado de manera clandestina como NN. Sus restos, exhumados en 2006, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense, una década después y restituidos a sus familiares.