
“Con el Presupuesto va a quedar claro quiénes son parte del oficialismo y quiénes de la oposición”. Esa escueta frase le sirvió a un importante funcionario del gabinete de Axel Kicillof para trazar la línea de la desconfianza que separa al Movimiento Derecho al Futuro (MDF) del cristinismo, en la antesala de un debate clave para que el Gobernador logre conseguir la denominada ley de leyes, más el endeudamiento y la Ley Fiscal Impositiva.
La marcada división que hacen en el kicillofismo es para atajarse de los movimientos que pueden hacer los legisladores que responden a Cristina Kirchner que, según recuerdan, pusieron trabas en la última negociación presupuestaria con el único fin de hacer “oposición interna“ en el esquema oficialista.
Tras la presentación oficial del Presupuesto, en La Plata destacaron el rol del Frente Renovador “para lograr consensos” con el objetivo de aprobar los tres ítems pedidos por Kicillof. El mensaje fue un guiño para Massa, al que en la Gobernación le destacan su voluntad de evitar que la coalición vuele por los aires durante los cónclaves previos a la elección. Según cuentan en La Plata, el ex ministro está tratando de tender puentes con la oposición para que Kicillof pueda sacar las leyes.
En la presentación del proyecto, que se realizó ayer en el Salón Dorado de la gobernación, hubo presencia de los principales dirigentes del camporismo en la provincia de Buenos Aires. Es una primera señal institucional que le abre paso a una etapa más compleja, donde se va a empezar a puntear los detalles de los tres proyectos que están en juego.

La antipatía de La Cámpora con Kicillof es visible en cualquier acto público. Tal vez se pueda divisar en un pequeño e intrascendente detalle. Salvo que estén en primera fila y expuestos ante las cámaras, evitan aplaudirlo. No disimulan el malestar reinante ni sobreactúan un acompañamiento por convicción. La relación está rota pero, en ambos lados, tienen la intención de seguir adentro de la misma fuerza. Aunque sea atados por un delgado hilo.
“Vamos a acompañar todo lo que sea bueno para los bonaerenses”, deslizaron en uno de los municipios que conduce el camporismo, donde hacen caso omiso al pedido que por entonces hizo el jefe de Gabinete bonaerense, Carlos Bianco, cuando pidió acompañar al gobernador “sin chistar”, en referencia a la necesidad de que haya un respaldo vertical y uniforme de todo el oficialismo a los pedidos del mandatario provincial.
“Me vine con un cuadernito para anotar todo porque quería ver números. Hay números de otros ítems, pero no del Fondo de Fortalecimiento para municipios”, dijo la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, a la salida de la presentación del Presupuesto. Una definición que dibuja en el aire la tensión que se vive en ese vínculo político que tiene el Gobernador con los referentes de la agrupación ultra K. ”Esto es un toma y daca. Como lo fue toda la vida. Ahora hay que empezar a puntear las necesidades de cada UP para llegar a un acuerdo”, explicó un importante dirigente de La Cámpora.
El peronismo bonaerense está revuelto después de la derrota electoral del 26 de octubre y, sobre todo, en el comienzo de una etapa donde volvió a estar en los primeros lugares de la agenda la disputa del liderazgo político, que mantiene enfrentados a Kicillof y Cristina Kirchner. El peronismo retrocedió a la estación de la interna donde sus dirigentes discuten los niveles de influencia de la ex presidenta y la centralidad del Gobernador. Es una disputa que no está saldada.
El viernes de la semana pasada, el Gobernador les pidió a los intendentes que le responden y a sus ministros evitar dar respuestas a la carta que publicó la ex jefa de Estado, en la que lo acusó de ser el responsable de la derrota electoral en la elección nacional. Kicillof parece no querer entrar en una disputa sin fronteras con su mentora, pero tampoco hace lo que le pide, ni se muestra condescendiente.
“Nuestra gran victoria es haber hecho nuestra propia estrategia electoral sin romper con Cristina. Hicimos algo que ella no quería y no necesitamos romper nada”, sostienen en el entorno del Gobernador, donde advierten que la relación con el cristinismo “está rota”, pero que seguirán funcionando como un matrimonio separado que vive bajo el mismo techo.
En La Plata hay desconfianza respecto al comportamiento que el cristinismo va a tener durante la negociación del Presupuesto. En gran medida se debe a que acusan a los intendentes y legisladores cercanos a CFK de poner trabas al proyecto oficial en la última vez que se trató. “Axel tiene que sacar el endeudamiento, si no va a tener una gestión complicada. Y para eso, de mínima, necesita el apoyo del peronismo”, sostuvo un funcionario provincial.
Hay varios intendentes del MDF que miran de reojo las acciones del cristinismo mientras mantienen los dientes apretados. Creen que, más temprano que tarde, las negociaciones internas se van a truncar y empezarán a florecer las dificultades de acuerdos que arrastra la interna. Mientras tanto, los más duros, tienen flotando su cabeza la idea de que el Gobernador debe concretar gestos políticos cada vez más explícitos que legitimen su autonomía de CFK y que muestren la división existente.

En el MDF cayó muy mal la carta de la ex presidenta y no entienden cómo Máximo Kirchner continuó en los últimos días hablando del desdoblamiento, al que en La Plata lo dan como un tema terminado. El líder camporista cuestionó duramente los mensajes off the record que salieron de dirigentes cercanos a Kicillof en los que se responsabilizó a CFK por la estrategia electoral fallida para los comicios nacionales. “Axel juntó a los intendentes el viernes para decir que el desdoblamiento había sido un éxito. Él también sigue con ese tema”, indicaron la agrupación ultra K.
El cristinismo se abroqueló para defender a la ex presidenta en la última batalla por las elecciones. Del “Cristina tenía razón (no importa cuando leas esto)” de Mayra Mendoza, al “¿Cómo puede ser entonces que algunos responsabilicen a la mujer que no puede salir de su casa, mientras los que pueden salir se esconden cuando los resultados salen mal?“, de Máximo Kirchner.
“No podemos terminar haciendo una discusión a cielo abierto sobre el Presupuesto. Hay que empezar trabajar con temas de fondos y evitar que todo termine en la interna“, aseguró un nombre propio importante en el esquema de CFK.








