
El presidente Javier Milei ensayó esta semana su propia reconversión política tras el sólido triunfo electoral y eligió relanzarse a sí mismo. Lo que viene será Milei versus Milei, un plebiscito sobre su propia voluntad de construir una nueva gobernabilidad.
“Tengo dos años para hacer todas las reformas que me quedan”, le dice a sus colaboradores más cercanos, para explicar por qué esta vez el buscado consenso iría en serio. La mejor semana política para la Casa Rosada dejó un intento de nuevo Milei, parado con el triunfo en la mano ante la necesidad de mostrarse abierto al diálogo, sin insultos. “Nos sorprendió mucho que se mostró muy humilde”, relató un gobernador a sus colaboradores para dar cuenta del cambio de ánimo. “Manso y tranquilo”, aportó su mirada a Infobae otro mandatario, del pelotón de los aliados, tras la reunión con la que el Gobierno escenificó su hoja de ruta política.
El recambio ministerial que ascendió a Manuel Adorni en la jefatura de Gabinete es otro intento en la carrera contra sí mismo para reencauzar un orden político que no tuvo en sus dos primeros años de gestión. Dependerá, en definitiva, de que el propio Milei le dé un corte a la dañina interna que paralizó al Gobierno los últimos seis meses.
Milei está confiado en poder sacar la mayor cantidad de leyes antes de la mitad del año próximo. Para eso, necesita consolidar su nuevo esquema de poder. El triunfo electoral estuvo lejos aún de ordenar la interna. Los anuncios de la noche del viernes decantaron encima desordenados. La decisión de empoderar a Karina a través de Adorni ya estaba tomada desde antes del domingo electoral. Fue la secretaria general la que le llevó la propuesta al Presidente para que uno de sus más fieles colaboradores termine en el cargo de ministro coordinador. Ella misma se lo hizo saber a Adorni. “Yo ya propuse, ahora decide Javier”, le comunicó en la semana previa a la elección. En esa charla estaba buena parte de su equipo de colaboradores. A todos les quedó claro que la hermana del Presidente no iba a aceptar mansamente de jefe a Santiago Caputo. Hizo todo lo que pudo para bloquearle ese lugar. Y el triunfo del domingo la terminó de entronar. El poder hoy es Milei, Karina y el resto.
Aún falta definir qué lugar le tocará a Caputo, el asesor sin cargo formal, si es que finalmente pone la firma. Quedó vacante el ministerio del Interior, con la salida de Lisandro Catalán, donde seguramente asumirá. Falta el anuncio porque faltan detalles y garantías sobre el poder real que tendrá.

La interna todavía está lejos apaciguarse. El desembarco de Adorni es un intento por ordenarla. “El que tiene el cargo, tiene el poder”, lo escucharon decir esta semana al nuevo jefe de Gabinete, antes del anuncio. Es un aviso de la tensión que se vive. Sucede que nadie imagina por estas horas cómo podría darse la convivencia imposible entre Martín Menem, ratificado como presidente de la Cámara de Diputados por el propio Milei y pata fundamental del karinismo, y un Caputo en Interior.
Esa confirmación del Presidente de su confianza en Menem desencadenó en la salida de Guillermo Francos. La secuencia comenzó en la previa del domingo de elecciones, cuando allegados a la hermana presidencial hicieron saber que la jefatura de Gabinete les pertenecía. Tras la victoria, el saliente funcionario salió a autoratificarse en su cargo, y lo hizo a través de los medios, con la certeza de haberse convertido en el blanco de todas las miradas. Avanzó en su idea de quedarse y le armó a Milei la reunión con los gobernadores. Karina mientras tanto jugaba. En una charla que tuvieron ambos, la secretaria general le propuso a Francos invitar a todos los ministros para mostrar unidad, pero lo que buscó fue quitarle el crédito político al funcionario que, ella sabía, ya estaba afuera.
Esa misma noche del jueves, Francos le pidió vía whatsapp una reunión al Presidente. No hubo respuesta. Miró con atención la entrevista que el jefe del Estado daba minutos después en un canal de televisión y masticó bronca cuando Milei esquivó responder sobre su futuro, ante las insistentes preguntas. Ya no volvieron a verse. El viernes mandó a sus colaboradores un texto para las redes sociales y se despidió, para evitar que lo echen. Con él se fue Catalán, y está en duda qué harán los funcionarios que llegaron bajo su ala, como Daniel Scioli en Turismo, Daniel Tillard en el Banco Nación, o Fernando Brom en Ambiente.
En público, el Presidente volvió a presentar el esquema imposible: Caputo y Karina al mismo nivel. “Pero no habló más del triángulo de hierro”, anotan como detalle cerca de la secretaria general. Para abajo, toda la semana fue un ida y vuelta de cruces y versiones, que seguirán. Este nuevo esquema no garantiza, por sí solo, un final a las peleas, sólo auspicia una calma temporal.
La foto, hasta ahora, dejó una elección ministerial más bien endogámica, con intercambio de cargos de funcionarios que ya están. No habrá ingreso de extrapartidarios, más allá de lo que le pueda tocar al PRO en la segunda etapa de renovación, antes del 10 de diciembre, cuando dejen sus cargos los ministros que tienen que asumir sus bancas.
Macri sin poder
El partido de Mauricio Macri va camino a la desintegración. El bloque en Diputados se partió. Son 7 los bullrichistas que se van. Otro que está en duda es Álvaro González, que podría refugiarse en Provincias Unidas. De 24 integrantes, se deshilacha a sólo 16. A eso se suma que Silvia Lospennato debería asumir en la legislatura porteña. Si cumple su promesa, su lugar lo ocupará Lorena Petrovich, del ala patricia. Y de lo que queda, a Macri solo responden dos: Fernando de Andreis y Antonela Giampieri. El resto deambula más bien al calor de los movimientos de Cristian Ritondo.
El nuevo espacio de Bullrich hará lo que defina el Gobierno: si se pliegan a LLA o forman un interbloque, esta última opción, pensada para hacer más digerible la posibilidad de sumar otros espacios, como el radicalismo violeta.

La foto poselectoral deja a Macri sin poder de fuego en el Congreso. La cena en Olivos con Milei se entiende sobre todo desde lo personal. Más amistad que política, le bajaron el precio en la Casa Rosada. Su influencia en el nuevo gabinete tampoco parece ser decisiva. En el Gobierno mastican bronca por la falta de apoyo del ex presidente en la campaña y lanzan dardos envenenados sobre un implícito acompañamiento a la candidatura de Ricardo López Murphy en la ciudad.
Fue tan mala la reunión que anoche Macri se despachó con durísimas críticas, directas a Milei. “La salida de un hombre con capacidad y equilibrio como Guillermo Francos, que para la ciudadanía representaba sensatez, para ser reemplazado por otro sin experiencia, no parece ser una buena noticia”, descargó el ex presidente.

En el medio, Provincias Unidas promete mantenerse. Anunciaron esta semana que contarán con un bloque propio de 20 diputados y ya hubo contactos entre los gobernadores para influir en el presupuesto 2026. “Es un espacio en construcción y se está trabajando para consolidarlo”, apuntan en Santa Fe, uno de los armados más golpeados, donde la fuerza del gobernador Maximiliano Pullaro quedó tercera. En lo que se vio de la reunión con Milei, el Presidente se mostró más distante con este sector de gobernadores que con algunos peronistas blue.
El escenario que dejó la victoria libertaria abrió la puerta al Gobierno para una negociación más bien quirúrgica, que le permita con menos esfuerzo aprobar las reformas que vienen. “La diferencia es que ahora estamos cerca”, reflexiona un alto funcionario con despacho en la Casa Rosada, para explicar el giro y mostrar confianza sobre el futuro. “Qué sentido tenía antes llevarse bien con los gobernadores si nunca llegabas a aprobar nada”, se defienden sobre el pasado. La presión de Estados Unidos es parte del ordenamiento esperado.
Milei tuvo una primera política de diálogo que fue rompiendo a medida que veía escurrirse sus posibilidades de imponer la agenda. A partir del 10 de diciembre, La Libertad Avanza y sus aliados quedarán a tiro de un puñado de diputados de conseguir los 129 necesarios para abrir sesión, chance, dicen ahora, que esperan no desperdiciar.
De los 20 gobernadores que estuvieron en la Casa Rosada, al Gobierno le alcanza con la mitad para conseguir sus objetivos. Llamó la atención la cordialidad de Milei con Gerardo Zamora y Sergio Ziliotto, los dos opositores más claros que tuvo el encuentro. Ambos fueron de los pocos que hablaron. No hubo reproches, pero sí pidieron “coherencia”, según relataron algunos de los presentes, en el futuro de la relación.
El factor emocional pesa a la hora de evaluar lo que viene. Las desconfianzas afloran. Los mensajes en redes sociales fueron claros. La mayoría de los jefes provinciales pidió un “diálogo sincero”. Gobernadores precavidos.
No todos valen lo mismo en el nuevo reparto de poder. Martín Llaryora, por caso, uno de los más distantes entre los amigables, maneja 6 diputados y 1 senador. Es clave y lo hará valer. El rovirismo misionero también será un factor influyente con 4 diputados y 2 senadores, junto con Raúl Jalil, de Catamarca, con ascendencia sobre 4 diputados y 1 senador. También está el caso del tucumano Osvaldo Jaldo, cuya provincia tendrá 3 diputados y 1 senador, paridos de la unidad peronista. No podrá dar garantía total, pero pasó de anunciar que a Milei le cortaría la peluca a abrazarse, a las carcajadas, con él. El salteño Gustavo Sáenz también será de los tentados por la Casa Rosada. Tiene 3 diputados y 1 senador.

Hay incluso opositores que valen más que los aliados: Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo y Leandro Zdero se quedaron con 2 diputados cada uno. Jorge Macri, que es como decir Mauricio Macri, apenas otros 2. La contracara son Zamora y Ziliotto. El santiagueño maneja 7 diputados y 3 senadores, mientras que el pampeano 3 diputados y un senador. Se entiende más claramente así el por qué de la invitación.
La reforma laboral, campo de batalla sindical
“Milei tiene la chance que no tuvieron ni Menem ni Macri, que es que mayoritariamente la sociedad acompaña lo que quiere hacer”, reflexiona uno de los mandatarios aliados. En esa teoría, el voto popular avaló la reforma laboral. Para la mirada del oficialismo, los gobernadores del norte pueden ser los más propensos a acompañar esos cambios, sobre todo el capítulo de la negociación por empresa por sobre la negociación del convenio general. “No es lo mismo una automotriz de Campana que la misma rama en una provincia más pobre”, marcan con expectativa.
Por las dudas, el líder de la Uocra, Gerardo Martínez, se anticipó y anunció su posición de rechazo. Él había estado en las conversaciones con Federico Sturzennegger en el Consejo de Mayo. “Nunca hubo consenso ni mucho menos aprobación”, se ataja ante sus allegados. Contó a sus colegas que el tema se trató una sola vez y sobre conceptos generales, y que después se creó una comisión técnica donde participaron los abogados de su gremio. Ahí empezaron a aparecer las novedades más duras, como ponerle tope de 10 años al pago de las indemnizaciones. La postura sindical es que se daría el efecto contrario al que buscan. Mayor litigiosidad y fallos judiciales adversos. “Nadie va a querer trabajar más de 10 años”, apuntan sobre ese articulado en especial. “Nosotros vamos a resistirlo”, prometen en el sindicalismo, que se tomarán de acá al recambio legislativo de diciembre para convencer voluntades.
Para la CGT se viene una reedición del verano de 2024 cuando trabajaron para voltear el DNU 70. “Si ellos tienen diálogo con los gobernadores, nosotros también”, refuerzan. Pretenden que cualquier cambio laboral salga por consenso. En definitiva será tarea de otros actores. El nuevo Milei tendrá que lidiar también con una nueva CGT. El próximo miércoles se renovará el triunvirato de mando, con fuerte recambio generacional y sin figuras del cristinismo. Hace rato que la discusión gremial no transcurre en los términos de la interna peronista. Consideran a Cristina Kirchner parte del pasado. Tampoco nadie de la CGT integra el PJ kirchnerista.

Es casi un hecho que accederán al mando Cristian Jerónimo, del sindicato del Vidrio, apoyado por los llamados “independientes”; Jorge Sola, de Seguros, del sector de los grandes gremios, y Maia Volcovinsky, de Judiciales. Sí, una mujer. El jueves hicieron una cumbre en la Uocra, y si bien hubo sectores del peronismo cristinista, ya son clara minoría en el esquema de distribución de poder sindical. Lo que viene para la nueva CGT es una posición más estratégica que táctica. Menos calle y más rosca, lo que se traduce en una administración tajante de la posibilidad del paro.
La discusión laboral es uno de los temas álgidos que trae el nuevo paper reformista del Gobierno. Los ejes son cuatro: presupuesto, reformas impositiva y laboral, el nuevo código penal y la ley Bases 2, que incluiría cuestiones que quedaron afuera del primer debate, como reformas educativas, una posible ley “anticasta” de marcos imprecisos, reformas en el código aduanero y cambios en defensa de la competencia.
El peronismo y una autopsia electoral
El fin de semana electoral encontró al peronismo en un mar de reproches. Cristina Kirchner cerró la semana culpando a Axel Kicillof, vía carta, de la derrota en el país, y el gobernador le contestó el mismo viernes reuniendo a sus intendentes como puntapié inicial a la carrera nacional que emprenderá.
Una autopsia de los resultados es clave para entender lo que pasó. La sangría de votos de Fuerza Patria se dio principalmente en la franja norte del país. Los ejemplos más claros son Salta y Jujuy, distritos donde el PJ gobernó por años y ahora se resignó a ser tercera fuerza.
Un trabajo detallado de la consultora Ad Hoc estableció que, comparado con las elecciones de medio término de 2021, el peronismo perdió en total 8,51% de los votos. En el Norte fue mayor: 20,52% abajo, con algunas provincias encabezando el ranking fatal como San Luis (-85,99%); Salta (-63,04%); Córdoba (-52,24%); Misiones (-41,04%) o Jujuy (-39,60%). Fueron 418.807 votos menos que cuatro años atrás.
El otro desplome se da en la región centro, aunque la caída es menos pronunciada. Entre Córdoba, Mendoza, Entre Ríos y Santa Fe el peronismo pierde 211.376 votos.
¿Y la provincia de Buenos Aires? ¿Fue la responsable de la derrota a nivel nacional? El trabajo de Ad Hoc toma los 10 municipios más poblados del conurbano. Ahí establecen que creció mínimamente, con 3,31%, sumando 34.334 votos respecto de hace 4 años atrás. Si se toma la elección provincial del 7 de septiembre versus la nacional de octubre, la pérdida de votos llega a unos 125.500. Sin el padrón de extranjeros, está claro que esa merma no explica de por sí lo que pasó.
Del otro lado, La Libertad Avanza crece sobre todo en el área metropolitana: provincia de Buenos Aires con el 39,03% y la Ciudad, con 101,59%, datos comparados con la elección general de 2023, cabe aclarar, presidencial. El diferencial en territorio bonaerense se explica básicamente por el voto ex Juntos por el Cambio del interior. Y ahí aparece otro interrogante de cara a las alianzas 2027. En la zona centro LLA pierde votos respecto de lo que sacó ese espacio no peronista en las legislativas de 2021 (-305.839 votos) pero gana sobre lo que sacó en las generales de 2023. Los libertarios tienen todavía margen para crecer en ese electorado.
Pasada una semana de la elección, el peronismo ahondará las heridas. Entre sus vertientes internas está todo roto. Se vivió así en el búnker del hotel Brizo de La Plata donde cada sector esperaba los resultados en salones por separado. Sólo se juntaron Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa sobre el final, previo a ir camino al escenario. El axelismo incluso quiere ir por el PJ bonaerense. La unidad se pondrá a prueba en la legislatura provincial, donde tienen que tratar el endeudamiento, el presupuesto y la renovación de autoridades de las cámaras. En La Plata esperan una batalla campal.
El congreso nacional es para el peronismo una pista de arenas movedizas. La derrota electoral dejó herida de muerte la ley de reforma de los DNU, para la que faltaba sólo una votación de ratificación en el Senado. Era lo único que les quedaba pendiente de la seguidilla de victorias legislativas. Salvo que entre en debate la ley de ludopatía (parece imposible quebrar el consenso extrapartidario para dejarla caer), tocar los decretos de necesidad y urgencia no atrae a nadie. Mucho menos ahora.








