Ariel Jeremías Giménez, el acusado de tapar el pozo de las víctimas del triple femicidio narco en Florencio Varela, volvió a declarar ante la Justicia luego de que los fiscales a cargo de la causa agravaran su imputación en las últimas horas: pasó de ser el único detenido acusado solo de encubrimiento a que le endilguen los femicidios y la privación ilegal de la libertad de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez.
En este contexto, el imputado volvió a presentarse a indagatoria para ratificar su inocencia de los homicidios. Al igual que la primera vez que declaró, dijo que él no sabía del plan criminal y que aceptó hacer el trabajo en el patio de la casa del horror porque “necesitaba la plata para drogarse”. Según su relato, Giménez cobró 145 mil pesos por tapar el pozo y alquilarle un parlante a Pequeño J.
En su ampliación también dio detalles sobre el tamaño de la fosa, las herramientas que usó y quiénes estaban presentes mientras hacía la tarea.
“El tamaño del pozo era como si hubiesen sacado un tanque de agua. Lo hice yo solo y Miguel me iba indicando que tire la tierra ahí, arriba del pozo y atapado. Las palas eran nuevas y me las dio Miguel”, dijo apuntando contra Miguel Ángel Villanueva Silva, otro de los detenidos por el triple femicidio.
Giménez lo definió siempre como su dealer, siendo este el vínculo que los conectaba. No obstante, aseguró que esa fue la primera vez que fue a la vivienda de la calle Chañar. “Nunca había ido yo. Cuando compraba estupefacientes se los compraba a Miguel y a alguna otra persona que mandaban, de los cuales no recuerda caras ni nombres”, subrayó.
Luego se refirió al rol de Villanueva Silva el día que él tapó la fosa: “Cuando estaba haciendo el trabajo le pregunté a Miguel por qué él no realizaba el trabajo de tapar el pozo. Me dijo que no lo hacía porque tenía el dedo cortado, yo vi que tenía una lesión en la mano, creo que la derecha, y parecía una lesión realizada por un cuchillo».
Sobre esta herida dio detalles en su indagatoria la detenida Celeste Magalí González Guerrero, pareja de Miguel, quien dijo que él mismo le contó que “lo del dedo se lo había hecho con un destornillador cuando apuñaló a una de las chicas que se quiso escapar”.
Tras el nuevo cargo que le imputaron, Giménez enfatizó ante los fiscales: “Claramente yo no estuve ahí. Ese día estuve en la casa de Gabriela y estuve casi toda la noche con ella. Pido por favor que se fijen las cámaras. Me dijeron que hay una cámara de la Municipalidad, frente al domicilio donde pasó el hecho. Les pido por favor que revisen esa cámara. Soy totalmente inocente del hecho que se me imputa. No tengo nada más para decir”.
Todos los detenidos fueron citados a una nueva ronda de indagatorias este viernes, luego de que los fiscales Carlos Adrián Arribas, Claudio Fornaro, Diego Rulli y Lorena Pecorelli ampliaran las imputaciones en un expediente que ya supera las 1500 fojas.
Los funcionarios judiciales de la UFI de Homicidios de La Matanza decidieron sumar dos nuevas calificaciones a los acusados. Se trató de homicidio criminis causa -matar para ocultar un delito previo- y privación ilegítima de la libertad por haber retenido contra sus voluntades a las tres víctimas.
Las nuevas imputaciones se combinan en concurso real con la ya existente: la de tres hechos de homicidio agravado por premeditación, alevosía, ensañamiento en un contexto de violencia de género.
“El homicidio criminis causa es para todos por la distribución de roles para encubrir otro delito, la privación de libertad agravada. El femicidio, desde ya, no se aplica a las imputadas mujeres», explicó una fuente judicial a este medio.