sábado, octubre 18, 2025
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Ley de eutanasia: “Es respetar la voluntad de las personas”

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La Cámara de Diputados de Uruguay aprobó en horas de la madrugada de este miércoles un proyecto de ley que legaliza la eutanasia, una medida que, de ser ratificada por el Senado, colocaría al país como el tercero en América Latina en permitir la muerte asistida, junto con Colombia y Ecuador. La votación en Montevideo registró 64 votos a favor y 29 en contra, superando el mínimo requerido de 50 de los 99 escaños.

“La clave es respetar la libertad, la voluntad, la vida privada y la autonomía de las personas. Entonces, si la vida es mía, yo puedo también cuál es el fin de vida mía. Los uruguayos hoy tiene una ley, me alegro por ellos, pero me apena es que los argentinos no tengamos exactamente la misma ley, a pesar de cinco proyectos presentados y algunos perdieron estado parlamentario”, expresó ,el Dr. Mario Sebastiani, integrante del comité de bioética del Hospital Italiano de Buenos Aires.

En consecuencia, “de alguna manera todos tenemos derecho constitucional a una muerte digna. Hoy ellos tienen una herramienta para que la muerte se convierta en algo digno, en cambio nosotros acá, si pido que me ayuden a morir porque tengo una enfermedad que no tiene solución y una vida con sufrimiento e indignidad, irían presos entre 8 y 25 años. Cuál es la moralidad argentina para que no tengamos una ley similar”, cuestionó.

¿En qué casos se aplica la ley?

La persona (mayor de edad) que padezca un intenso sufrimiento físico o psíquico, que tenga origen en una lesión corporal o enfermedad grave o incurable podrá solicitar el procedimiento para morir con dignidad (eutanasia) ante su médico tratante, esto expresando de manera libre e informada su consentimiento.

Sebastiani puso como ejemplo a Países Bajos, “donde tienen 40 años de ley de Eutanasia: la cantidad de gente que muere por por suicidio asistido es del 3%, o sea de 100 personas, el 3% se les ayuda a morir. El resto, nada. Mueren de alguna manera y no han pedido esto. No es que salimos todos en estampida a matarnos por una ley. Esto ya lo vivimos con el divorcio, el matrimonio igualitario y el aborto”.

Por último, remarcó: “Pedirle a alguien que nos ayude a morir en situaciones de dolor, sufrimiento e indignidad, es una actitud absolutamente moral. Si yo ayudo a alguien estando de acuerdo, bajo un protocolo, bajo una segunda opinión de otro médico, estoy haciendo un acto de amor y compasión”.