China tiene desde 2022 una red de satélites con radar llamados Ludi Tance No 1 (LT-1) situada en la órbita baja que ha ido creciendo y ampliándose con el tiempo hasta ocupar también otras órbitas de mayor altitud. Ahora, un nuevo estudio asegura que esta tecnología puede ser útil también para la guerra y que es capaz de desenmascarar aviones ‘invisibles’ como el F-22 Raptor, el F-35 y el próximo bombardero B-21 Raider estadounidenses.Si la tecnología funciona como dicen, este sistema de espionaje espacial, combinado con sus nuevos radares cuánticos, haría que la ventaja aérea de los EEUU desapareciera de un plumazo. China ya había logrado detectar aviones furtivos usando satélites ópticos en el pasado. Según apunta el South China Morning Post, la constelación comercial Jilin-1 logró rastrear un caza F-22 maniobrando entre nubes, demostrando el potencial militar de los sistemas satelitales civiles. Sin embargo, las cámaras ópticas con las que están equipados estos aparatos tienen muchas limitaciones: no pueden operar de noche y se ven fácilmente obstruidas por nubes, niebla u otras condiciones adversas.

Ahora, un nuevo estudio, realizado por un equipo de la Academia de Tecnología Aeroespacial de Shanghái (SAST) y publicado en el Journal of Radars, una destacada revista académica china, ha demostrado gracias a simulaciones por ordenador que el radar biestático espacial del sistema LT-1 puede suprimir eficazmente este obstáculo. El ruido de fondo terrestre y marino, aseguran, desaparece, permitiendo detectar objetivos que antes eran imposibles de ver.

Cómo funciona

La configuración biestática del LT-1 representa un cambio radical respecto a los sistemas tradicionales. En lugar de un solo satélite que emite pulsos de radar y recibe los ecos de vuelta, este sistema utiliza dos satélites volando en formación. Uno transmite las señales mientras que el otro recibe los ecos reflejados. Esta separación entre transmisor y receptor reduce drásticamente la autointeferencia y mejora la capacidad del sistema para suprimir el ruido ambiental, un avance crítico para detectar objetivos de baja observabilidad.

 

Otra ventaja del sistema es que la firma radar de un avión furtivo es significativamente mayor cuando se observa desde arriba. Sin embargo, la vista de pájaro del radar tiene que lidiar con el reflejo caótico de las señales rebotadas desde superficies marinas irregulares o terrenos montañosos que generan un ruido intenso que puede enmascarar fácilmente la débil firma de un avión en movimiento.

placeholderIlustración de un satélite Ludi Tance No 1.
Ilustración de un satélite Ludi Tance No 1.

Para solucionarlo, los investigadores han desarrollado un modelo que simula cómo las señales de radar se reflejan en terrenos complejos, incluyendo montañas y mares agitados. El nuevo modelo, aseguran, combina teoría de dispersión electromagnética con un modelo de superficie de doble escala que tiene en cuenta tanto las ondulaciones del terreno a gran escala como la rugosidad superficial a pequeña escala (como las olas del mar). El radar opera en banda L con una potencia de transmisión de 4 kilovatios, parámetros que coinciden con las especificaciones técnicas conocidas de los satélites LT-1.

¿El fin de la invisibilidad?

La simulación modeló objetivos furtivos con un corte transversal de radar (RCS ) —la medida de cómo es de detectable un objeto por el radar— de 10 metros cuadrados, una cifra que concuerda con el de las plataformas furtivas modernas cuando se observan desde arriba. El estudio encontró que el rango óptimo de ángulo biestático está entre 30 y 130 grados. En este rango, la energía del ruido se minimiza, incluso en condiciones marítimas adversas.

 

“Cuando el objetivo es un objeto móvil pequeño, su RCS es intrínsecamente pequeño, y dada la larga distancia de detección de los sistemas de radar espacial, la señal de eco devuelta se vuelve extremadamente débil, degradando severamente el rendimiento de detección del objetivo”, escribió el equipo en su estudio. “Bajo grandes ángulos biestáticos azimutales, existe una alta probabilidad de mejora significativa del RCS para el objetivo”. Además, estos satélites gemelos son más difíciles de interferir. “La capacidad antiinterferencia puede mejorarse porque el receptor no transmite señales”, añade el equipo.

 

Aunque el estudio no afirma que los satélites actuales ya puedan detectar aviones furtivos en tiempo real, demuestra teóricamente que puede superar las limitaciones fundamentales del ruido de fondo que los han protegido durante mucho. Drones lentos y volando a baja altitud o misiles de crucero, que anteriormente se consideraban seguros del radar espacial, también podrían ser detectables, sostienen los investigadores.

 

Pekín está aumentando actualmente su flota de satélites de radar biestático, lo que les podría permitir una vigilancia de los movimientos de sus enemigos en casi todo el mundo durante las 24 horas del día y en cualquier condición meteorológica. Como señala el medio hongkonés, si estos hallazgos teóricos se validan en operaciones reales, la era de la dominancia total del sigilo puede estar llegando a su fin.