Los policías que participaron en la captura de Pablo Laurta contaron cómo desarrollaron el operativo que terminó con la detención del acusado y el resguardo del menor que lo acompañaba.
El procedimiento se realizó el domingo pasado en el hotel Berlin de Gualeguaychú. El comisario Alejandro Cardozo y el sargento ayudante Alfredo Velázquez remarcaron que, entre los escenarios posibles, “el peor era que (Laurta) se encerrara armado con su hijo en la habitación”, afirmaron los efectivos, quienes también remarcaron que debían actuar rápido para no perder el control de la situación y proteger al niño.
En una entrevista con Radio Máxima, Cardozo explicó que recibieron un aviso de la Policía de Córdoba sobre la ubicación de un teléfono asociado a Laurta, cerca de la intersección de 3 de Febrero y 25 de Mayo, a unas cinco cuadras del hotel donde luego fue localizado.
Por ese motivo decidieron hacer un relevamiento en los hoteles de la zona hasta dar con el paradero del imputado.
Los investigadores mencionaron que, poco después, un nuevo llamado les informó que el sospechoso había solicitado un auto y reservado una habitación en un hotel ubicado en la esquina de Bolívar, entre Montevideo y General Perón.
Allí, la recepcionista del hotel les confirmó, a partir de las imágenes que le mostraron, que el hombre buscado estaba en una de las habitaciones junto a un menor. También les comentó que Laurta se había llevado una bandeja con el desayuno y debía devolverla.
Los policías señalaron que había una desventaja importante, ya que la habitación tenía ventana a calle Bolívar, lo que exponía la presencia policial y aumentaba los riesgos. Por eso organizaron el operativo con personal de civil, cuatro móviles y más de 20 efectivos, entre ellos equipos motorizados.
En palabras de uno de los agentes, la prioridad era el bienestar del chico y evitar cualquier situación violenta: “No sabíamos con qué panorama nos podíamos encontrar. Nuestra prioridad número uno era el menor, y segundo que nadie salga lesionado”, aseguró Velázquez.
Según los efectivos, la trabajadora del hotel tuvo un “desempeño admirable” porque, al ver bajar a Laurta por la escalera para devolver la bandeja del desayuno, les avisó de inmediato y mantuvo la calma durante toda la secuencia.
Uno de los policías, entonces, fingió consultar algo con otro recepcionista para ganar tiempo, mientras otro agente se acercó por detrás del acusado para reducirlo. “El no se resistió. Lo presioné de atrás y le dominé el brazo para que no tenga reacción”, señaló Cardozo.
Cuando el acusado fue inmovilizado, de inmediato, personal femenino apostado en la esquina se acercó para hacerse cargo del nene.
Los policías contaron que el detenido comenzó a simular convulsiones. Una vez controlada la situación, una médica lo revisó y determinó que se trataba de un “acting”, tal como describieron los policías.
Luego del arresto, los efectivos revisaron la habitación y encontraron el arma con el proyectil en la recámara. Sin especificar dónde, dijeron que el revólver estaba en un sitio al que Laurta podía acceder fácilmente.
“Los escenarios eran varios. El peor de todos era que tomara posesión del arma y se encerrara con el menor en la habitación. Ese era nuestro mayor temor, porque ahí la situación no la íbamos a dominar nosotros, sino él”, subrayaron.
Los oficiales contaron que Laurta no manifestó ninguna palabra al momento del arresto. Y dijeron que durante el traslado a la departamental siguió fingiendo convulsiones.
Este jueves, la justicia de Entre Ríos le dictó cuatro meses de prisión preventiva a Laurta por el crimen del remisero Martín Sebastián Palacio (49), quien desapareció a fines de la semana pasada luego de hacer un viaje para el acusado.
Laurta es investigado también en la provincia de Córdoba por el doble femicidio de su ex pareja, Luna Giardina, y su ex suegra, Mariel Zamudio. “Yo fui a rescatar a mi hijo”, dijo hoy al retirarse de la audiencia judicial.