Federico Otermín dio sus primeros pasos como intendente de Lomas de Zamora con el mazazo económico orquestado por Javier Milei. En diálogo con Buenos Aires/12, cuenta cómo esas dificultades para los vecinos llevaron, entre otras cosas, a un triunfo a nivel local con 30 puntos de diferencia con La Libertad Avanza. Habla del valor de la unidad, del rol de Cristina Fernández de Kirchner Axel Kicillof, y sostiene que el principal problema para el futuro de Argentina es el sobreendeudamiento que no deja de crecer.

En su despacho frente a la Plaza Grigera, Otermín señala que en Lomas de Zamora se puso sobre la mesa el gobierno de la comunidad para anteponerse al individualismo que fomenta el gobierno nacional. Esa visión, encabezada en la boleta de concejales por Sol Tischik obtuvo el 56 por ciento de los votos.

Lo hizo, apunta, en el marco de una unidad del peronismo que deber ser abordada con mayor responsabilidad los próximos dos años para, de esta manera, construir un efectiva alternativa al gobierno de Milei. Definiciones sobre el valor de la cercanía, salir del “reunionismo”, discutir en privado la organización del frente político y la importancia de tener un plan estratégico ante el tendal de deuda con el FMI.

—¿Qué observa en las últimas medidas del gobierno nacional post elecciones?

—Creo que el gobierno nacional está en crisis. Literalmente, salió corriendo al norte a buscar respaldo y protección, a buscar las respuestas que no encuentra en su propio gobierno. La salida a la crisis fue crear un Ministerio del Interior. Bueno, que idea maravillosa, no se le había ocurrido a nadie ¿no? Siendo tan vivos y cancheros contra la casta, eliminaron el ministerio y ahora lo vuelven a armar. La otra idea fue crear una mesa política. Lo mismo, qué gobierno no tuvo una mesa política ¿no? Encima se sacan una foto donde se muestran hablando entre ellos. No hay una convocatoria del Presidente a Axel u otros gobernadores. Este gobierno está gobernando mal y por eso perdió las elecciones. Pero, también es importante marcar que ganó el peronismo, ganó Fuerza Patria. Eso generó mucha esperanza y expectativa y no hay que bajarle el precio.

—¿Lo dice por el porcentaje obtenido?

—Si. La gente podría haber elegido entre casi veinte boletas. En otros momentos, cerca del 2001 y con una crisis de representatividad, la izquierda hacía mejores elecciones. Me acuerdo de figuras como Zamora en la Ciudad de Buenos Aires, dirigentes que rompieron una barrera. O espacios del centro. Acá no. A las otras fuerzas políticas no les fue bien y eso también es un mérito del peronismo que logró representar. A nosotros también nos genera satisfacción el resultado, a pesar de que se obtuvo con Cristina presa. Se trata de la líder del PJ nacional, presidenta del principal partido de la oposición que manifestó de forma expresa su vocación de ser candidata y la detuvieron. Me parece importante marcarlo porque si no todo pasa rápido y se naturalizan algunas cosas. Si hubiera pasado en otro país sería escandaloso. La detuvieron acelerando todos los procesos con una Corte Suprema que no hizo lo que tendría que haber hecho. Al menos, una revisión de los hechos como correspondía para que haya Justicia.

—¿Por qué el peronismo alcanzó este resultado incluso con un nuevo diseño electoral?

—Creo que ahí hubo un acierto de Axel de darle protagonismo a los gobiernos locales. Hubo un enorme rechazo al gobierno de Milei y un enorme respaldo al gobierno de la provincia de Buenos Aires y a la figura de Axel. Eso se notó. Hubo una valoración positiva a muchos intendentes. Nosotros planteamos en Lomas el gobierno de la comunidad contra el individualismo de Milei, para pensar cómo salimos de esto todos juntos y volver a las bases de la comunidad organizada que plantea Perón. Esta campaña permitió esto frente a un gobierno nacional que encaró la campaña con un mensaje de Kirchnerismo Nunca Más que se vio completamente derrotado en la provincia. Ese no era un tema que estaba en la conversación y se lo inventaron ellos. Cuando uno pone un lema de campaña lo pone en consideración. Evidentemente, creyeron en un severo error de cálculos.

—¿Qué le genera que el gobierno salga con la consigna de riesgo kuka para explicar el caos financiero y monetario de estos días?

—Este gobierno hace de la mentira su modo de transitar el mundo. La promesa fundante de LLA y Milei eran los dólares. Muchos pibes se entusiasmaron con eso y no está mal porque uno siempre se entusiasma con vivir mejor. El tema es si la política miente porque la gente se desilusiona y genera crisis de representación. Por eso tenemos que ser prudentes con lo que viene. No es fácil gobernar Argentina. Lo hizo bien Néstor, lo hizo bien Cristina, pero después todos los últimos gobiernos fracasaron. Fracasó Macri, fracasó Alberto con el Frente de Todos y debe haber una autocrítica constructiva que eso tiene que generar. Y está fracasando Milei.

—¿Cómo debe ser esa autocrítica?

—Tenemos que lograr ámbitos en privado porque es importante discutir en privado. No todo tiene que ser público. Bienvenidas las discusiones en privado, acaloradas, pero con respeto entre compañeros. Compañero, como término, es una palabra sagrada. Para mí es más importante la palabra compañero que amigo. ¿Seremos iguales? No. Vamos a tener mil matices. Es así. No hay que forzar por demás porque si no las cosas salen mal. El peronismo debe llegar fuerte a 2027 para no desilusionar. El ciclo de la ilusión y el desencanto, como dice algún economista, en Argentina va cada vez más rápido.

—¿Cómo sería un peronismo fuerte?

—Nosotros tenemos que construir un camino en etapas. La primera era demostrar que somos una oposición clara. Que, más allá de que ellos plantean, hay otra alternativa para hacer las cosas. Así como ahora pudimos armar listas de unidad que expresen una oposición contundente al gobierno de Milei, vamos a tener dos años para construir esa alternativa que puede tener que expresarse, incluso, con varios candidatos y con diferentes miradas, pero con un acuerdo de integración en términos de representatividad. Puede ser que, si coexisten varias medidas sobre lo que hay que hacer, terminen siendo los ciudadanos los que opten por la opción. Y cuando asumamos, tener en claro que tenemos que hay que trabajar por la felicidad del pueblo, algo que no será posible si no le encontramos la vuelta a la cuestión central del sobre endeudamiento.

—¿El peronismo debe desconocer la legitimidad de los nuevos préstamos en caso de ser gobierno?

—El problema de fondo en nuestro país es el FMI. Es una deuda tan grande que debería ser más un problema para el Fondo que para Argentina. Eso hay que ponerlo en tensión. En definitiva, me parece que va a haber que discriminar aquellos préstamos que están dentro de lo establecido en el estatuto del FMI y aquellos que son préstamos políticos. Pasó con Macri y pasó con Milei. Argentina es el país más endeudado del mundo con el FMI. Son cosas que hay que prestar atención, porque en aquel momento del macrismo estaba Luis Caputo y Milei lo destrozaba. Por eso hay que ver el voto de 2023 porque tuvo la novedad de la sofisticación.

—¿A qué se refiere?

—La gente no eligió la continuidad del FDT, pero tampoco eligió a Larreta o a Bullrich que eran los candidatos que los dueños del país querían para la Presidencia. La gente eligió a Milei que era una novedad, único en el menú que no estuvo a cargo del país. En ese marco, Milei puteaba a Caputo pero el 11 de diciembre de 2023 ya era su ministro de Economía. Ahí hubo una conversación de la que no nos enteramos y que estaría bueno saber qué pasó en el medio. Entonces, se lo pusieron a Caputo. ¿Para qué? Seguramente por la continuidad de esa deuda. Al FMI le daba tranquilidad Caputo. Cuando el mercado reacciona bien es porque las cosas le van mal a la gente.

—¿Entonces?

—Eso es importante decodificarlo. En los próximos dos años, el peronismo en su conjunto va a tener la responsabilidad de construir un programa de gobierno donde la cuestión del Fondo es central. Porque, desde mi mirada, la principal crítica al gobierno del FDT es la cuestión del Fondo. Ahora es un tema que tiene que estar agendado desde el día uno.

—¿La unidad llegó para quedarse?

—Si. Yo reivindico mucho el rol que han tenido nuestros principales dirigentes. Concretamente, me refiero a Cristina y Axel. Pero también tuvieron un rol importante Massa, Máximo, Grabois e intendentes, donde más allá de tensiones o matices que los hay y habrá, se pudo procesar todo eso en muy buenas listas, tanto seccionales como la lista de diputados nacionales. Y la unidad hay que defenderla. Fue una estrategia muy exitosa para ganar estas elecciones provinciales y para ganar las nacionales. Viendo el proceso de descomposición del gobierno nacional, pienso que bastante bien hemos procesado nuestras internas.

—¿Hay que ampliar el diálogo con otras fuerzas opositoras?

—Creo que parte de los problemas de nuestra democracia es el fracaso de cierta derecha con la fagocitación del PRO en LLA en un acuerdo indigno. A mi, como dirigente peronista, me gustaría discutir con una centro derecha de Argentina. Me gustaría poder dialogar más con el radicalismo que perdió nitidez. Veo dirigentes como Maximiliano Abad, con quien tenemos diferencias, pero hay que entender que cuando discutís con alguien que no está en tu partido hacés eje en algunos puntos de coincidencia y en cómo respetas la diferencia.

—¿Es un contexto propicio para hacerlo?

 

—Hay que construirlo. Los escenarios se construyen. Hoy en día, dirigentes que éramos jóvenes y hoy tenemos más de cuarenta, que gobernamos distritos, también tenemos que asumir con mayor responsabilidad.

—¿Cómo gestiona uno de los municipios más habitados, en pleno conurbano, y con este contexto económico?

—Es muy difícil. Muchas veces cuestiono que, en búsqueda de exaltar atributos de un intendente o un municipio, se termina haciendo como en vecinalismo bobo. No hay manera de que la gente esté bien sin un proyecto nacional. Es claro que es importante lo que puede hacer un municipio, pero que una familia tenga laburo o no es parte de un proyecto nacional, que un país se desarrolle o no es parte de un proyecto nacional. Un municipio puede acompañar eso de una manera más eficiente y moderna. Nosotros estamos incorporando todas las últimas novedades de IA puestas para la gestión y estamos recontra entusiasmados con eso porque me apasiona, pero si la gente no tiene para comer todo el esfuerzo de un municipio cae en saco roto. Hoy la gente vive peor. Son cosas que a veces son tediosas de charlar, pero importantes de hablar con la gente porque si todo se resume en un video de Tik Tok no vamos a tener una nueva generación de dirigentes peronistas para gobernar bien. Y gobernar bien es laburar mucho.

—¿Puede ser contraproducente querer explicarle todo a la sociedad?

—Por eso nosotros hablamos de la idea de comunidad. Ahora vamos a hacer un congreso de la comunidad temático con el fin de escuchar. Escuchar es poner la cara. No es ir a hablar para que te aplaudan. Creo que, así como el peronismo tiene que terminar con el reunionismo también tiene que terminar con el actismo (sic). Así como las actividades para militantes están bien, no todas las actividades tienen que ser para militantes porque hay más vecinos que militantes. Esto lo aprendés a los golpes en el municipio. ¿Nos gustaría que todos militen? Y bueno, sí, pero la vida cotidiana es un quilombo y hay gente que le gustan cosas más normales. Que el domingo quiere ir a la cancha y no juntarse en una unidad básica a discutir los planes quinquenales de Perón. Y está bien, hay que entenderlo. Para mucha gente la militancia puede ser una forma de vida, pero para mucha otra gente no. Y el riesgo de la militancia, desde siempre, es no caer en la vanguardia iluminada de que esto es así y así.

—¿Cómo coordina la gestión local con la provincial?

—Hay un contraste muy nítido entre el gobierno nacional y la provincia. Mientras la Nación desertó de todas sus responsabilidades, hay una provincia que está acompañando a los bonaerense con inversión en salud, educación y seguridad. La verdad que Axel viene haciendo una gran gestión contra viento y marea en esta etapa. Él tiene muchas virtudes, pero hay una que me gusta destacar y es que es un gobernador que labura y está en los temas. Está la faceta que se ve, que es Axel recorriendo porque está y visita todos los distritos de la provincia. Y hay un Axel que no se ve tanto que es el gobernador con la computadora siguiendo los temas. Axel sabe lo que pasa en Lomas. Lo mismo los ministros. Entonces, tenemos un vínculo muy cotidiano.

—¿Por ejemplo?

—Yo estoy en una escuela, me surge un tema, en el momento se lo planteo a Sileoni y enseguida hablamos con su equipo, se contacta con nuestro equipo de educación. Es un vínculo muy cercano, a tiro de WA, y es muy positivo. Creo que hay un método de Axel de gestionar la provincia de Buenos Aires que es muy positivo.

—¿No hay una defensa de la baja en la inflación por parte de los lomenses?

—El año pasado podía ser una buena noticia lo de la inflación, porque nosotros veníamos de una inflación muy alta. Podían decir que el sacrificio valía la pena. Pasó el tiempo y, si bien el gobierno puede exhibir orgullosamente una baja nominal de la inflación, a la gente lo que le importa es el poder adquisitivo.

—¿Cómo se materializa el gobierno de la comunidad?

—Tenemos el ejemplo de las jornadas en la comunidad. No inventamos nada, pero potenciamos algo que funciona muy bien. En las 14 ciudades de Lomas hacemos una jornada solidaria todos los sábados donde invitamos a gente de distintas instituciones a dar una mano. Al principio éramos poquitos y hoy es un éxito rotundo. Mucha gente se suma desde ahí. Y es una forma de militar, como ir a pintar el club donde tu hijo juega a la pelota. O voy a pintar un club un sábado donde no juega mi hijo. Eso es extraordinario.

—¿Los intendentes pondrán toda la carne al asador en las elecciones de octubre?

—Creo que hay que desmitificar un poco el rol de los intendentes. No somos tan importantes. Así como hay más vecinos que militantes, hay más vecinos que intendentes. Yo no estaba en la boleta. Y lo conversamos mucho porque me decían que esté para que la gente sepa qué elegir. No hay que subestimar a la gente. Sol hizo una campaña impresionante, Daniela Vilar, ministra de Ambiente de la provincia, tuvo un rol importantísimo caminando todo Lomas. Así se ganó de manera arrolladora. Lo mismo vamos a hacer ahora con Taiana, con la particularidad de que la elección del 26 es más importante que la del 7.

—¿Por qué?

 

—Porque un diputado nacional más o menos puede cambiar la historia, puede hacer que una ley de Milei que es muy buena para afuera pero muy mala para nuestro país, salga o no. Lo que vamos a hacer los intendentes es explicarle a la gente que no hay posibilidad de hacer una buena gestión estos dos años si Milei acaudala más representatividad en el Congreso de la Nación.