Una vecina de Tilehurst encontró varios instrumentos de viento metal en un contenedor situado junto al Berkshire Music Trust, en Cockney Hill. La ciudadana, que prefiere mantener el anonimato, criticó lo ocurrido y aseguró que numerosas personas o entidades benéficas habrían aprovechado esos recursos, entre ellas la organización Brass for Africa, escuelas especializadas en alumnado con autismo o simplemente familias de Reading. La mujer manifestó su sorpresa y desconcierto tras el hallazgo: “Me quedé impactada. Mucha gente o asociaciones habrían recogido estos instrumentos en un abrir y cerrar de ojos”, señaló. El hecho de que se tratara de piezas de viento metal —instrumentos habitualmente duraderos y de gran valor para la formación musical— provocó indignación en redes sociales.
Colectivos vinculados a la educación artística en la zona subrayan que, incluso en mal estado, los instrumentos pueden servir para usos pedagógicos: desde estudiar su mecánica interna hasta emplearlos como material de reparación en talleres escolares.
La versión del Berkshire Music Trust
El Berkshire Music Trust, ante la polémica, respondió con un comunicado en el que aseguró que los instrumentos depositados correspondían al “1% de material que no puede ser salvado de ninguna manera”. La entidad recalcó que dispone de acuerdos con empresas especializadas capaces de reciclar los metales y componentes específicos de este tipo de objetos, cuando ya no es posible su reparación ni reutilización.
La directora adjunta del centro, Ella Foster, defendió que la política de la institución es “robusta y con visión de futuro”, y que se basa en la reutilización, el reciclaje y la donación. “En nuestra colección hay instrumentos que han llegado al final de su vida útil tras pasar por las manos de generaciones enteras de estudiantes. De hecho, es probable que tengamos en nuestro poder instrumentos que hayan sido utilizados por más de 1.000 niños. Algunos han sido utilizados por más de mil niños a lo largo de los años”, afirmó.

Foster destacó además que, cuando se generan excedentes de instrumentos en buen estado, el Trust busca activamente fórmulas para donarlos. Como ejemplo, recordó que recientemente la organización recibió una subvención del Gobierno británico para renovar su inventario, lo que permitió donar 200 instrumentos de viento metal plenamente funcionales a una entidad que trabaja en Uganda con jóvenes en situación de vulnerabilidad.
El Berkshire Music Trust mantiene en circulación miles de instrumentos a través de un sistema de préstamo y alquiler a bajo coste, o incluso gratuito, para familias y escuelas de toda la región. El objetivo, según la entidad, es garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la música, sin que las limitaciones económicas supongan una barrera.
Debate abierto sobre la gestión cultural
El episodio ha puesto de manifiesto la sensibilidad social respecto a la gestión de los recursos culturales y educativos. Mientras que la institución insiste en que lo ocurrido es un caso aislado y circunscrito a instrumentos irrecuperables, la denuncia ciudadana refleja un sentimiento extendido: que cualquier pieza musical, incluso deteriorada, podría encontrar un nuevo destino antes de terminar en un contenedor.
Asociaciones locales de Reading han recordado que la reutilización de instrumentos, aunque sea parcial, puede ser una vía para proyectos comunitarios o escolares. “No se trata únicamente de hacer música, sino también de aprender a valorar los objetos, repararlos y entender cómo funcionan”, explican docentes implicados en programas artísticos.
Trailer del documental Cor, producido por Divagario a propósito del lanzamiento del instrumento cuyo estreno se realizará durante el evento de presentación el 7 de junio
La controversia sigue abierta en Berkshire. Mientras la institución defiende su modelo de gestión y transparencia, la opinión pública cuestiona la percepción de qué se considera realmente “irrecuperable” en el ámbito cultural. El debate trasciende lo ocurrido en Tilehurst y conecta con una pregunta más amplia: ¿hasta qué punto puede justificarse que un instrumento musical termine en la basura?