No sólo fue un fenómeno musical: Michael Joseph Jackson fue un enigma que deslumbró y desconcertó al mundo entero. Desde su infancia en Gary, Indiana, hasta su trágica muerte en 2009, su vida estuvo atravesada por una sucesión de triunfos artísticos extraordinarios y tormentas personales que lo convirtieron en mito. A los 11 años ya era líder de los Jackson 5; a los 24 lanzó Thriller, el disco más vendido de la historia; y a lo largo de cuatro décadas de carrera construyó un repertorio que redefinió el pop, la danza y el espectáculo global.

La fascinación que despertó excedía sus logros musicales. Fue un artista inigualable y, al mismo tiempo, un hombre rodeado de polémicas: su cambiante apariencia física, la infancia marcada por exigencias extremas, amistades excéntricas, denuncias que empañaron su intimidad y el misterio de sus últimos días alimentaron un halo de interrogantes que persiste hasta hoy. El público vibraba con cada paso de moonwalk y también buscaba descifrar a la persona detrás de la estrella.

Thriller, su álbum lanzado en 1982, marcó su legado: es el más vendido en la historia de la música, superando las 70 millones de copias.

A 67 años de su nacimiento y a 16 de su partida, Michael sigue siendo objeto de devoción, debate y teorías. Su figura trasciende generaciones y su influencia continúa intacta. Esta nota se sumerge en los ocho secretos que lo acompañaron hasta la tumba y que, lejos de apagarse, mantienen vivo el mito del Rey del Pop.

Junto a The Jackson 5, fundada en 1962 y compuesta por él (al centro) y sus hermanos Jackie, Tito, Jermaine y Marlos, los cinco hijos mayores de Katherine y Joseph Jackson. La banda grabó diez discos hasta 1975. Aunque en 1971 Michael inició su carrera como solista, siguió perteneciendo al grupo.

Su niñez transitó aguas lejanas a la inocencia. Nacido en Gary, Indiana, el 29 de agosto de 1958, dentro de una familia humilde y numerosa, a los cinco años ya subía al escenario con los The Jackson 5. Desde entonces la presión se volvió su compañera de ruta. Su padre Joseph fue clave en su éxito, aunque con un método severo que dejó huellas imborrables. Michael reconoció que las palizas y exigencias lo marcaron para siempre. “Lo que más quería era jugar como los demás chicos, pero nunca pude”, confesó alguna vez.
La infancia truncada se transformó en motor de su obsesión por crear Neverland, el rancho-parque temático que levantó décadas más tarde en California. Ese espacio con juegos, zoológico y cine privado era su intento de revivir la niñez que sentía perdida. Sus hermanos contaron que Michael pasaba horas viendo a otros chicos desde la ventana, deseando ser uno de ellos. La paradoja es que la infancia negada lo convirtió en un adulto atrapado entre la genialidad y la fragilidad.