Si queremos conquistar el espacio exterior y establecernos como una especie interplanetaria e interestelar vamos a necesitar la construcción fácil, rápida y barata de infraestructura en el espacio. Como los robots que construyen el láser de la Estrella de la Muerte al final de la primera temporada de la serie Andor, necesitamos que todo pueda ser lanzado a órbita fácilmente para ser ensamblado y fabricado de forma autónoma. Eso es precisamente lo que ha inventado una científica del MIT que ahora —después de unirse a ingenieros de SpaceX, Blue Origin, Lockheed Martin y Nokia, y dos pruebas exitosas del sistema— van a poner en práctica.
Su compañía acaba de obtener los fondos necesarios para pasar a la siguiente fase operativa. La tecnología que han patentado resuelve el problema, afirman, rompiendo las limitaciones de volumen de las cargas en los cohetes actuales, y evitando tener que realizar origamis y Tetris imposibles para encajar grandes volúmenes de maquinaria dentro de sus cofias.
La ingeniera del MIT Ariel Ekblaw, cofundadora de la empresa, dice que “es hora de ampliar profundamente nuestras ambiciones en órbita”. Según ella, están lanzando un nuevo paradigma para la construcción en el espacio: “Esta tecnología hace más espacio para la humanidad: espacio para la ciencia, para las naciones, para la vida misma”. Phil Frank, director ejecutivo de la empresa, apunta que no hay otra manera de conseguir explorar y colonizar el espacio. “La ISS tiene aproximadamente el tamaño de una casa de cuatro dormitorios y costó más de 100.000 millones de dólares construir”, apunta. “Es un logro notable, pero si realmente vamos a escalar en el espacio, necesitamos una forma mejor de construir”.
Lego magnético
Rendezvous Robotics —la empresa creada por Ekblaw y Frank junto con Joe Landon— ha conseguido hace unos días tres millones de dólares para seguir desarrollando un sistema al que llaman Tesserae (por teselas). El principio básico de la tecnología es tan simple e ingenioso como difícil de implementar: sólo hay que lanzar múltiples módulos hexagonales apilados en las cofias de los cohetes de forma parecida a la que se apilan los satélites de Starlink. Estos módulos se ponen en órbita y después se encuentran en el espacio para conectarse automáticamente usando magnetismo.
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Los módulos Tesserae funcionan como piezas de construcción inteligentes equipadas con potentes imanes electropermanentes que reciben pulsos eléctricos de supercondensadores para activar las conexiones. Cada elemento incorpora una placa controladora que gestiona cuándo se activan los imanes según los sensores integrados. La batería de a bordo alimenta todo el sistema y puede recargarse mediante paneles solares durante el vuelo. El diseño permite que, si hay fallos en la construcción de las estructuras, éstos se corrijan automáticamente: si alguna pieza falla, los astronautas pueden pasar corriente por los imanes para soltarlos y que vuelvan a conectarse correctamente.
La tecnología ha superado ya dos demostraciones en la ISS, la primera durante la misión Ax-1 de Axiom Space en 2022. En esas pruebas usaron prototipos del sistema del tamaño de una mano. Las pruebas confirmaron que los módulos pueden ensamblarse en gravedad cero sin intervención humana.
El proceso requiere que los cohetes depositen los módulos en órbita, donde quedan contenidos por una red mientras flotan en el vacío espacial. Los elementos se apilan y empaquetan en plano para maximizar el espacio de carga, desplegándose una vez liberados. Landon, cofundador y presidente, afirma que nadie ha hecho ha logrado realizar un “ensamblaje inteligente en órbita, probado en el espacio y ahora listo para escalar”. Según él, “ésta es la tecnología que permitirá antenas más grandes que campos de fútbol, sistemas reconfigurables para defensa, granjas solares orbitales e incluso centros de datos en el espacio”.
Los desafíos técnicos principales incluyen aumentar el tamaño de los módulos —actualmente de 15,24 centímetros de ancho— hasta dimensiones útiles para construcción real. La empresa planea demostrar su tecnología de quinta generación en la ISS a principios de 2026 para su tercera demostración orbital. El sistema debe también resolver cómo mantener la energía suficiente para múltiples conexiones magnéticas y garantizar la fiabilidad durante años sin mantenimiento.
No hay alternativa
Las opciones actuales para construcción espacial se limitan a módulos limitados en su tamaño por el tamaño de las copias de los cohetes, todo con ensamblaje manual en caminatas espaciales, como los que se usaron en la ISS. La otra opción son los hábitats inflables, pero éstos también requieren ensamblaje manual y tienen sus propios problemas, como las perforaciones de micrometeoritos.
El Instituto Aurelia—que ha invertido en Rendezvous Robotics—construyó un pabellón de prueba icosaédrico truncado de 6 por 7,3 metros en Boston para demostrar el concepto a escala humana, con capacidad teórica para cuatro astronautas por esfera y 123 metros cúbicos por persona. Habrá que ver si funciona en el espacio pero, por ahora, Tesserae es la mejor apuesta y el primer intento serio de serializar la industria espacial y conquistar el espacio con las grandes estructuras que se necesitan para que la humanidad avance.