Firme en su acción restauradora, el Instituto Nacional de la Música acaba de dar otro gran paso: la recuperación de discos y piezas sustanciales no solo para la trayectoria de Astor Piazzolla sino también para la del tango argentino. Se trata del material que el Tiburón grabó para TK/Music Hall, sello al que el INAMU le está sacando el jugo desde que recuperó su catálogo en 2016. La perla, el cenit de la flamante reedición a la que –solamente por ahora- solo se puede acceder vía digital, es por supuesto Tangos en Hi-Fi el -todavía- revelador y renovador trabajo discográfico que Astor grabó en el ocaso de 1957, y publicó recién dos años después. El de “Tango del ángel”, “Melancólico Buenos Aires”, “Loca bohemia”, “Siempre París”, “Tres minutos con la realidad”, “La cumparsita”, “Fuimos”, “Del bajo fondo”, “Inspiración” y “Prepárense”, que Astor edificó inspirado en Béla Bartók, y custodiado por el violín de Elvino Vardaro, el cello de José Bragato, el piano de Jaime Gosis (que la descose toda en “Tres minutos…”) el contrabajo de Juan Vasallo, y la voz de Jorge Sobral en los casos de “Siempre París” y “Fuimos”.

El quebrador Tango en Hi-Fi, que había tenido una reedición en 1975 bajo el nombre de Esencia + Música, emerge nuevamente a la superficie con su nombre real y, por el momento –probablemente se publique también en vinilo-, solo está disponible a través de Agregadora de Música Argentina (AMA), que el INAMU creó bajo el fin de distribuir músicas argentinas sin costo en plataformas de streaming y tiendas digitales de todo el orbe.

Además de la decena de piezas que puebla Tango en Hi-Fi, la reedición piazzolera incluye “Chiqué” y “Triste”, los dos primeros temas que el marplatense grabó para TK en 1950, y el simple publicado al año siguiente poblado por una particular versión de “La Cumparsita”, y el debut de “Dedé”, perlita instrumental obviamente inspirada en su primera esposa. El material revelado pone foco asimismo en lo que salió después del famoso viaje de Astor a Francia, en el que Nadia Boulanger lo sacó de la lucha interna, existencial. Esa que tenía entre ser un músico tango o un compositor de música clásica. “Lo suyo es el tango”, le dijo la maestra gala tras escucharlo tocar una versión casera, cara a cara, de “Triunfal”, y hacia allí fue Astor.

Primero, a través de una obra llamada Sinfonía de Tangoque sería publicada en la Argentina en 1958. Luego, a caballo de la formación del disruptivo, polémico y “jazzero” Octeto Buenos Aires, donde la inclusión de guitarra eléctrica –vía Horacio Malvicino- provocó tremendo lío en las huestes tangueras que no aceptaron ni Tango Progresivo ni Tango Moderno, el par disquero publicado en 1956 y 1957, respectivamente. Años aquellos en lo que no solo Astor grabó Tango en Hi Fi para Music Hall, sino otros temas sueltos que también aparecen en la reedición. Entre ellos, una nueva versión de “Marrón y azul”, otra de “Lo que vendrá”, tema que pinta muy bien la búsqueda de Piazzolla por esos tiempos, y una díada ajena: “Negracha”, de Osvaldo Pugliese y “Vanguardista”, de su amigo Bragato. El material recuperado se completa con un concierto de Astor ofrecido en 1981, en el Teatro Gran Rex, registrado por el ingeniero de grabación Carlos Melero. Y con la banda sonora de una bastante olvidable película llamada Quinto Año Nacional, estrenada en 1960, cuya moralina estudiantil –vista con ojos de hoy, claro, y en perspectiva inversamente proporcional a la música de Astor- atrasa dos mil años.