Del 1 al 3 de septiembre, Argentina fue sede por primera vez de la cumbre internacional de la maquinaria agrícola. Bajo el lema “Agricultura sostenible: hacia la eficiencia productiva y la seguridad alimentaria”, 30 disertantes nacionales e internacionales abordaron en nueve paneles temas como agricultura de conservación, agricultura de precisión y agtech, la evolución del silobolsa, la seguridad alimentaria y el futuro de la mecanización.

En ese marco, Charlie O’Brien, secretario general de Agrievolution Alliance, la red global que nuclea a las asociaciones de fabricantes de maquinaria agrícola de más de 20 países, remarcó el aporte del encuentro:

Charlie O´Brien, secretario general de AgrievolutionCharlie O´Brien, secretario general de Agrievolution

“Vimos muchísima información estos días y algunas de las cosas que surgieron en términos de solucionar el problema del hambre en el mundo”. Y agregó: “Parece haber un cambio de actitud desde la perspectiva de la FAO respecto de qué significa la mecanización. En reiteradas oportunidades, se mencionó que es parte de la solución”.

La mirada de la FAO

Beth Bechdol es la séptima generación de una familia de productores de maíz y soja en Indiana, Estados Unidos. Aunque en su juventud no mostró interés por el trabajo en el campo, con el tiempo se convirtió en una referente global de la agricultura. Su historia familiar es símbolo de resiliencia y transformación: en la generación de su padre no hubo hijos varones, y fueron sus dos hijas quienes llevaron adelante el legado. Hoy, una de ellas lidera la operación del campo familiar, incluso manejando las cosechadoras, y Beth ocupa el cargo de Directora Adjunta de la FAO, la segunda autoridad de la organización con sede en Roma. “Y él –al referirse a su padre– siempre ha sido mi norte en el rol que yo tengo hoy”, expresó.

Bechdol se define como alguien que “lleva la agricultura en su ADN” y que inspira el trabajo que realiza día a día en favor de los productores en todo el mundo. Desde su llegada a la FAO en 2020, en plena pandemia de COVID-19, ha recorrido distintos países enfrentando de cerca los desafíos de la inseguridad alimentaria.

Beth Bechdol, directora Adjunta de la FAO.Beth Bechdol, directora Adjunta de la FAO.

Durante su exposición en Buenos Aires repasó diferentes temas de la agenda de FAO. Entre ellos, subrayó que la mecanización agrícola es un pilar para el futuro de la producción de alimentos: “Creemos que la mecanización es un sistema agrícola en transformación que promueve la productividad, la resiliencia y la eficiencia. Pero necesitamos que se haga de forma sustentable”.

Recordó que, históricamente, la mecanización no siempre fue vista de manera positiva. Según relató, en 1975 la FAO convocó a un panel de expertos sobre los efectos de la mecanización en la producción y el empleo. “Por un lado, estaban los que defendían el uso de animales y herramientas manuales, y por el otro, los que decían que la mecanización era para los países en desarrollo. Aquellas tensiones marcaron el debate entre países desarrollados y en desarrollo, pero también dieron lugar a nuevas recomendaciones y aprendizajes”.

Bechdol resaltó además que la adopción de maquinaria varía entre regiones. Mientras en Asia-Pacífico la mecanización avanzó con rapidez, en América Latina y el Caribe su implementación presenta ritmos desiguales, y en África Subsahariana aún queda mucho por recorrer. En ese marco, anticipó la conferencia sobre mecanización que la FAO organizará en Tanzania en noviembre, como un paso estratégico para impulsar el tema en el continente africano.

En esa línea, puso énfasis en la tecnología, la innovación y la necesidad de alianzas: “La tecnología y la innovación están empujando las fronteras de todo lo que se puede hacer en agricultura. Pero para que esos avances lleguen a los productores necesitamos nuevas formas de cooperación. Como organización global, sabemos que solos no alcanzamos. Tenemos que trabajar mejor juntos y construir alianzas que nos permitan trasladar nuestra capacidad allí donde el impacto sea mayor”.

La siembra directa, emblema argentino

El presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, ingeniero agrónomo con más de 30 años en la institución y especialista en producción sustentable, subrayó durante la cumbre el papel del organismo en el desarrollo de la siembra directa.

Nicolás Bronzovich, titular del INTA.Nicolás Bronzovich, titular del INTA.

“El INTA ha sido un catalizador clave en este proceso, trabajando junto a la industria para generar tecnologías y prácticas que mejoren la eficiencia de la agricultura argentina”, afirmó.

Hoy, más del 85% del área agrícola del país utiliza siembra directa, una técnica que permitió reducir el uso de combustibles, intensificar rotaciones, estabilizar rendimientos y favorecer la integración con la ganadería. Argentina es líder global en la adopción de este modelo, reconocido internacionalmente como un aporte a la mitigación del cambio climático.

La expansión en Brasil

La experiencia argentina tiene su correlato en Brasil, donde la siembra directa constituye una de las transformaciones más profundas de las últimas cinco décadas. João Carlos Moraes Sá, profesor asociado del Departamento de Ciencia del Suelo y de Ingeniería Agrícola de la Universidad Estadual de Ponta Grossa, en Paraná, explicó que la práctica crece entre 900.000 y 1,1 millones de hectáreas por año, alcanzando ya unas 43 millones de hectáreas.

João Carlos Moraes SáJoão Carlos Moraes Sá

El especialista insistió en diferenciar la práctica de “siembra directa” de lo que se conoce como “sistema de siembra directa”. Mientras que la primera suele limitarse a la ausencia de labranza con rotaciones básicas, el sistema integral se basa en tres principios fundamentales: cero labranza, con alteración mínima del suelo; cobertura permanente, evitando dejar la superficie desnuda; y diversificación de cultivos, como herramienta clave para la salud del suelo.

“Ese es el verdadero camino hacia la sostenibilidad agrícola en Brasil y en el mundo. La siembra directa no puede quedarse solo en la técnica, tiene que evolucionar hacia un sistema que regenere y preserve los recursos naturales”, subrayó.

Lo que ya está

Sergio Fernández, presidente de John Deere Argentina, hizo hincapié en que ante cada salto tecnológico lo más importante es generar confianza en el agricultor.

En esta línea, señaló: “Con la IA y la automatización, la tecnología ahora toma decisiones y actúa en su nombre y hoy, con la autonomía, los agricultores necesitan confiar en que el tractor hará el trabajo por ellos”.

Sergio Fernández, presidente de John Deere Argentina.Sergio Fernández, presidente de John Deere Argentina.

El presidente de John Deere Argentina hizo referencia a la gestión remota y ordenes de trabajo, el procesamiento de los datos y el rol central de la conectividad. Las plataformas operativas abiertas permiten integrar máquinas de cualquier fabricante, generando prescripciones agronómicas por ambiente. Máquinas integradas y conectadas que producen datos para tomar las mejores decisiones agronómicas y comerciales.

Explicó que ya hay cosechadoras con sensores que, cada 3 minutos, reconfiguran automáticamente parámetros de corte, trilla y limpieza para mantener calidad de grano y rendimiento.

Y las nuevas pulverizadoras inteligentes ya detectan malezas de 6 mm a 20 km/h, permitiendo un ahorro del 70% de fitosanitarios. También habló de tractores autónomos con cámaras 360°, que pueden operar 24/7 sin conductor y ser hasta un 30% más eficientes que los convencionales.

Hacia el final, dijo: “La digitalización nos permite tomar decisiones planta por planta, surco por surco. Ya no gestionamos lotes, gestionamos plantas.”

Por su parte, Austin Gellings, Director Senior de la Asociación de Fabricantes de Equipos de EE. UU (AEM) hizo mención al estudio sobre “Beneficios de la Agricultura de Precisión en Estados Unidos” que cuantifica la eficiencia en las explotaciones agrícolas mediante el uso de tecnologías de agricultura de precisión en el país del norte.

Austin, cuantifica el impacto de cinco tecnologías clave: Guiado automático, Control por secciones, Aplicación variable, Telemetría, Sistemas de riego inteligentes.

Austin Gellings, Director Senior de la Asociación de Fabricantes de Equipos de EE.Austin Gellings, Director Senior de la Asociación de Fabricantes de Equipos de EE.

Y los resultados para Estados Unidos son contundentes: aumento del 5% en la producción anual de cultivos (y hasta 6% con adopción total); reducción de fertilizante aplicado en 4.000 millones de dólares por año, con posibilidad de alcanzar 11.000 millones; ahorro del 15% en herbicidas, alcanzando hasta el 55% con pulverización selectiva; disminución del 7% en el uso de combustible, con potencial del 14% y finalmente: ahorro de agua equivalente a 824.000 piletas olímpicas con eficiencia de riego.

En dólares, estas tecnologías permiten ahorrar a un productor de 1.000 acres entre 66.000 y 120.000 US$/año, dependiendo de la combinación utilizada.

Austin cerró con una frase clave: “La robótica no reemplaza al humano, reemplaza tareas. La inteligencia artificial necesita al productor para tomar decisiones más inteligentes”.

El silobolsa, innovación argentina con impacto global

Otro de los desarrollos que captó la atención internacional fue el sistema de almacenamiento en silobolsas. Ricardo Bartosik, ingeniero agrónomo y especialista del INTA Balcarce, recordó que la tecnología llegó al país a fines de los años 80, pensada para reservas forrajeras, pero aquí se reinventó para el almacenamiento de granos secos.

Ricardo Bartosik, del INTA Balcarce.Ricardo Bartosik, del INTA Balcarce.

“Se desarrollaron embolsadoras, extractoras y bolsas con características específicas para resistir la tensión del grano seco. Ese desarrollo se inventó acá”, subrayó Bartosik.

Hoy Argentina es el principal productor mundial de bolsas y maquinaria asociada, con seis empresas fabricantes que exportan a más de 50 países. “Lo que ofrecemos es un paquete completo: embolsadora, extractora, bolsa, termoselladora y el know-how. Ningún otro país puede ofrecer todo junto, y esa es la ventaja argentina”, agregó.

La relevancia global se evidenció en la guerra en Ucrania. Josef Kienzle, miembro de la División de Mecanización Agrícola Sustentable de la FAO, explicó que tras la invasión rusa buena parte de la infraestructura de silos quedó inutilizada. “La FAO recaudó 3 millones de dólares para ejecutar un plan que incluía la compra de 30.000 silobolsas. Eso permitió sostener la cosecha en un escenario crítico”, relató.

Josef KienzleJosef Kienzle

Kienzle, ingeniero alemán con décadas de trayectoria en mecanización para pequeños productores, resaltó que el ejemplo ucraniano demuestra el potencial de esta tecnología argentina como herramienta para la seguridad alimentaria global en emergencias.