El sistema de almacenamiento en silobolsas, hoy difundido en todo el mundo, tiene sello argentino. Ricardo Bartosik, especialista del INTA Balcarce, explicó que la tecnología comenzó a llegar al país a fines de los años 80 y principios de los 90, inicialmente para reservas forrajeras. “La embolsadora que se importaba era para romper grano húmedo y ensilar forraje. La bolsa era más finita, porque no tenía que resistir la tensión del grano seco”, señaló.

Sin embargo, en Argentina se le encontró un nuevo destino: almacenar granos secosEsa adaptación local derivó en el desarrollo de una maquinaria específica. “No había extractora para grano seco, la embolsadora era muy diferente. Entonces se desarrollaron embolsadoras, extractoras y bolsas con características específicas para resistir las tensiones del grano seco. Ese desarrollo se inventó acá”, subrayó Bartosik.

Así, ante el advenimiento de esta nueva tecnología, según el experto del INTA, “cambió la producción en Argentina para siempre”, sobre todo, la comercialización de.granos. ” Ahorras costos, tiempos y se puede segregar el grano”, enumeró algunos de los beneficios.

El silo que se desarrolló en Argentina fue para granos secos. Para forrajes se importó.El silo que se desarrolló en Argentina fue para granos secos. Para forrajes se importó.

Hoy, el país cuenta con seis empresas fabricantes, con Argentina como el mayor productor mundial de bolsas y maquinaria asociada. Se exportan a más de 50 países del mundo, tanto con climas fríos como cálidos.

“Lo que tratamos de promocionar es que se trata de un paquetito tecnológico: embolsadora, extractora, bolsa, termoselladora y el know-how de cómo hacerlo. Ningún otro país puede ofrecer todo el paquete junto, y esa es la ventaja argentina”, remarcó.

La relevancia de esta innovación se evidenció en la guerra en Ucrania. Josef Kienzle, miembro de la división de Mecanización Agrícola Sustentable de la FAO, detalló que la invasión rusa destruyó parte de la infraestructura de almacenamiento del país. “La capacidad total de silos de Ucrania era de 75 millones de toneladas. Un 14 % quedó destruido, un 19 % en territorios ocupados y un 30 % bloqueado, con 22 millones de toneladas pendientes de exportación”, indicó.

En ese contexto, las silobolsas se convirtieron en una solución rápida y de bajo costo para resguardar la cosecha. “La FAO recaudó 3 millones de dólares para ejecutar un plan que incluía la compra de 30.000 silobolsas a países como Eslovenia. También se contrataron servicios de carga y descarga, lo que permitió sostener la mecanización agrícola en un escenario crítico”, agregó Kienzle.

La experiencia demuestra que un desarrollo nacido en los campos argentinos no solo transformó el manejo de poscosecha a nivel local, sino que también puede convertirse en una herramienta clave para la seguridad alimentaria global en situaciones de emergencia.


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Esteban Fuentes
Esteban FuentesEditor jefe de la sección Rural[email protected]