El tracking de Rubikon Intel en la Provincia de Buenos Aires, elaborado sobre 11 mil casos base y 600 casos diarios de actualización, encendió las alarmas de la política nacional a horas de que se abran las urnas este domingo 7 de septiembre.
El tracking de Rubikon Intel en la Provincia de Buenos Aires, elaborado sobre 11 mil casos base y 600 casos diarios de actualización, encendió las alarmas de la política nacional a horas de que se abran las urnas este domingo 7 de septiembre.
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Después de semanas de aparente calma, la encuesta -que tiene fecha de corte el 3 de septiembre a las 16 horas- detecta que la crisis de las coimas y las torpes respuestas del gobierno erosionaron la credibilidad oficialista, al punto de volver abierto un tablero que parecía cerrado.
El golpe no vino solo de la economía: el ataque a periodistas y medios críticos terminó por debilitar la capacidad defensiva del oficialismo, en un déjà vu que combina malhumor social, improvisación política y un electorado que —con un nivel de indecisos que ronda entre el 10% y el 30% según la sección— parece dispuesto a mover piezas en el último minuto.
Secciones en disputa: de la paridad del conurbano al bastión libertario en la costa
La 1ª Sección Electoral (norte y oeste del conurbano) se volvió un campo minado: 8.5% de indecisos y una disputa voto a voto entre LLA–PRO y Fuerza Patria. Hoy la proyección da 4 bancas para los libertarios y 4 para la oposición peronista, pero un pequeño corrimiento podría dar vuelta el escenario.
En la 2ª Sección (ciudades intermedias del norte provincial), LLA–PRO lidera, aunque el voto blanco y la irrupción de Hechos como tercera fuerza (2 bancas) matizan lo que parecía un dominio claro. Sin embargo, la indecisión se encuentra por arriba del 20%.
La 3ª Sección (el sur del conurbano, la más populosa) exhibe la pulseada más dramática: 8 bancas para Fuerza Patria, 8 para LLA–PRO y 2 para la izquierda. Que el Frente de Izquierda logre representación en un escenario tan polarizado es un dato que, a falta de épica, al menos da relato.
El interior bonaerense muestra contrastes:
- En la 4ª Sección (perfil rural), los libertarios mantienen ventaja con 4 bancas, pero con fragmentación notable.
- En la 5ª Sección (costa atlántica), el oficialismo consolida un bastión propio con un piso del 40%, que se traduce en 3 bancas frente a 2 de la oposición.
- La 6ª Sección (Bahía Blanca y alrededores) replica esa hegemonía, con 7 bancas para LLA–PRO y 4 para Fuerza Patria.
En las secciones de menor peso poblacional, el mapa también tiende al azul libertario: en la 7ª Sección (centro bonaerense), los libertarios se quedan con todo el reparto de bancas, al ser la única fuerza que supera el piso.
Finalmente, en la 8ª Sección (La Plata), la paridad es de manual: 30,9% para LLA–PRO, 29,8% para Fuerza Patria, con indecisos del 18,5%. En la capital provincial la disputa es simbólica: no solo por las bancas (3 contra 3), sino porque allí se proyectan titulares.
Jóvenes desencantados y votantes al límite
Los números de Rubikon detectan movimientos de fondo: los jóvenes que en 2023 habían acompañado masivamente a La Libertad Avanza hoy muestran un desapego creciente, producto de la distancia entre promesas de rebeldía y realidades de ajuste.
Del otro lado, el electorado histórico de Cambiemos parece haber alcanzado un límite en su apoyo: se sostiene por inercia, pero sin entusiasmo.
Así, en lugar de un voto consolidado, lo que domina es la alta volatilidad: tránsitos entre abstención, indecisión y opciones menores que no llegan a ser competitivas, pero que fragmentan la cancha.
Conclusiones: un tablero abierto con olor a nervios
El informe concluye que, pese a la ventaja numérica de LLA–PRO en la mayoría de las secciones, el escenario está lejos de ser definitivo. Fuerza Patria resiste en el conurbano y en La Plata, mientras que la izquierda se anota simbólicamente en el sur del Gran Buenos Aires.
El dato político central es la erosión del oficialismo en medio del escándalo de coimas y la exposición pública de su estilo confrontativo con la prensa. “Debilita la capacidad ofensiva” reza el estudio, como si se tratara de un equipo que se queda sin piernas en los últimos minutos.
Lo que parecía una elección ordenada se transformó en un partido abierto donde los indecisos —esos espectadores que todavía no definieron si se quedan en la tribuna o saltan a la cancha— tendrán la llave del resultado.