En la madrugada en la que Claudia Scrazzola fue asesinada y enterrada en el patio de su casa, las cámaras de seguridad de la zona captaron dos momentos claves. El primero, a las 03:50 hs., cuando Fernando Ruíz Díaz, novio de la hija de 15 años de la víctima, y su padre -Fabio Ruíz Díaz- llegaron en un Peugeot 208 negro a la vivienda ubicada en Tristán Suárez. Ambos se retiraron 3 minutos después con la menor.
El segundo momento fue registrado a las 4.05, cuando arribó a la vivienda un Fiat Cronos gris oscuro. En ese momento, un hombre no identificado salió de la casa de Claudia y se subió al vehículo que resultó ser de una aplicación de viajes. El chofer se retiró del lugar con el pasajero a bordo.
Desde que esa imagen apareció, los investigadores intentaron dar con el conductor del auto. Lo encontraron. Tras un informe de geolocalización de la empresa de viajes y el análisis de cámaras, determinaron dónde había terminado el viaje del sospechoso: una casa de la calle Itapiru, en Valentín Alsina, partido de Lanús.
Este martes, detectives de la SubDDI de Ezeiza, en conjunto con el GTO de la comisaría 2da de Ezeiza interceptaron en ese sitio al sospechoso, identificado como Nicolás Ezequiel Rodríguez, de 19 años. Vestía la misma campera que fue utilizada el día del hecho, según indicaron las fuentes.
Al mismo tiempo, los agentes allanaron la propiedad e incautaron un pantalón y una mochila con manchas de barro y otras a determinar, que habrían sido utilizados en el crimen. Además, le secuestraron el celular, que será peritado.
Rodríguez quedó detenido por el delito de homicidio de una mujer mediando violencia de género, es decir, femicidio, y a disposición de la fiscal María Lorena González.
En tanto, continúan las sospechas en torno a E.T., la hija adolescente de 15 años de la víctima y su pareja de 24 años, debido a los testimonios confusos y contradictorios que prestaron.
De acuerdo a la autopsia, Scrazzola murió a causa de un paro cardiorrespiratorio, aunque presentaba varios golpes cortopunzantes en la cabeza y otros en el estómago.
En detalle, el análisis forense determinó que la víctima tenía heridas lacerantes en la zona encefálica, pero que no le provocaron ni hemorragias internas ni fracturas de cráneo. Sobre los golpes en la panza, no se pudo confirmar si estos eran recientes o viejos.
En este contexto, fuentes de la investigación señalaron que aún restan hacer pericias complementarias para esclarecer qué ocurrió antes de su muerte.
La escena del crimen
La escena del crimen dejó varios cabos sueltos que están siendo investigados por la fiscal Lorena González: en el interior de la casa había manchas de sangre y barro, mientras que en el patio se encontró tierra removida cubierta por unas chapas. Allí, la persona homicida intentó enterrar el cadáver.
Scrazzolo estaba envuelta en sábanas y frazadas. En el lugar donde la encontraron había un pico con mango de madera embarrado, el cual habría sido utilizado para cavar su tumba, que tenía 30 centímetros de profundidad por un metro y medio de largo, según determinaron los investigadores.
La víctima vestía un pijama de color marrón claro. Tenía las manos cubiertas de sangre, golpes en el cráneo y un detalle: el tatuaje de una rosa con un tallo largo que recorría su antebrazo izquierdo y que llevaba el nombre de su hija de 15 años, la misma que hoy está siendo investigada.