La provincia de Buenos Aires lidera el ranking de cantidad de empresas cerradas durante la gestión de Javier Milei, con casi 4.300 firmas menos, de acuerdo con un estudio privado. La crisis golpea tanto al entramado industrial como a actividades vinculadas a los recursos naturales, y se replica en todo el país: en todas las provincias cerraron más empresas de las que abrieron. En total, a nivel nacional, se perdieron unas 15.600 unidades productivas desde que asumió el gobierno. Según un relevamiento del Instituto Argentina Grande (IAG), desde noviembre de 2023 el país perdió 15.564 empresas, lo que refleja la profundidad de la crisis económica. La provincia de Buenos Aires encabeza el ranking de las más afectadas, con 4.293 cierres, seguida por Córdoba, que perdió 2.290 unidades productivas, y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con una merma de 2.090 empresas. En todas las provincias, sin excepción, cerraron más firmas de las que abrieron, marcando una tendencia de contracción generalizada en el entramado empresarial. Continuando con el listado, aparecen provincias como Santa Fe donde cerraron 1.687 firmas, seguida por Mendoza con 770 empresas menos, y Chaco donde se fundieron 733 compañías. En Entre Ríos cerraron 512 empresas y en Corrientes 434, para mencionar algunas más. El informe del IAG destaca que ni siquiera las provincias con fuerte presencia de actividades ligadas a los recursos naturales lograron esquivar el retroceso, aunque allí el impacto fue menor. En Neuquén se registraron 39 cierres, mientras que en Santa Cruz la caída fue de 16 firmas. El dato es contundente ya que la tendencia a la baja atraviesa a múltiples sectores y regiones, confirmando que la actual coyuntura económica golpea tanto a las economías industriales como a las primarias. Días atrás el mismo instituto mostró que la especialización productiva en la explotación de recursos naturales con menor valor agregado no sirvió para absorber los puestos de trabajo perdidos en las provincias industriales. A modo de comparación, la provincia de Buenos Aires perdió 33.156 empleos privados registrados desde que asumió Javier Milei, mientras que Neuquén solo incorporó 6.151. El cierre de empresas no solo implica la pérdida de unidades productivas sino también el desgarro de miles de proyectos de vida. Quedan atrás familias enteras que dependían de esos ingresos para sostener su consumo cotidiano, pagar deudas o proyectar un futuro con cierta estabilidad. Para las empresas que sobreviven, el escenario tampoco es alentador. La combinación de caída en las ventas, tasas de interés elevadas y la apertura de importaciones configura un panorama de gran fragilidad, en especial en los sectores industriales. Las firmas se ven obligadas a reducir personal o achicar turnos y posponer inversiones, en un círculo que profundiza la recesión. Sin embargo, la crisis de la economía real no parece ocupar un lugar central en la agenda del Gobierno. En sus apariciones públicas, el presidente evita mencionarla y sostiene que la actividad está en pleno crecimiento, apelando a expresiones como que “crece como pedo de buzo”. Pero a las empresas les resulta cada día más difícil concretar ventas, ya sea que abastezcan al consumidor final o a otras empresas, porque en la punta del ovillo no hay demanda. Y sin demanda, no hay producción y mucho menos inversiones. Durante el primer semestre de 2025, la actividad económica mostró caídas mensuales en todos los períodos, con la excepción de febrero y abril, según los registros del Indec. Este comportamiento confirma un escenario de crisis, al punto que varias consultoras privadas —entre ellas Equilibra y el Centro de Economía Política Argentina (CEPA)— advirtieron sobre el riesgo de recesión en la segunda mitad del año. Aun así, en el total anual el PBI crecerá alrededor de 5,5 por ciento, por el efecto de arrastre estadístico heredado de 2024: como la comparación parte de un año de muy bajo desempeño, el promedio termina arrojando un número positivo. En materia de inversión extranjera directa, los resultados son todavía más preocupantes. Según datos del Banco Central, en el primer trimestre de 2025 ingresaron apenas 611 millones de dólares por este concepto, lo que representa una caída del 90,2 por ciento respecto al mismo período del año anterior. El giro promercado impulsado por Milei aún no redundó en el boom de capitales prometido. Pese a la sanción del Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI), que ofrecía estabilidad fiscal y libertad para remitir utilidades, las multinacionales optaron mayormente por retirarse, en lugar de expandir sus negocios en Argentina.