¿Piso en octubre y techo en noviembre? La escalada del asunto de las coimas, que involucra a la mesa chica presidencial y por el que aún no hubo ninguna renuncia, podría generar exactamente el escenario inverso.

Los escándalos de corrupción política son inherentes al capitalismo. Aquí y en el mundo, mal que les pese a los militantes de la unicidad argentina para mal. No hay oficialismo que no haya atravesado (al menos) uno. Sin embargo, a pocos días de la elección bonaerense, este ofrece ciertas particularidades que vale la pena resaltar.

En estos casos, la cuestión probatoria es central para los procesos judiciales, que suelen ser lentos y tortuosos. Para la política, para la gobernabilidad, que es el oxígeno de los presidentes y sus proyectos, en cambio, lo que cuenta es la percepción popular, que suele fallar con mucha mayor celeridad.

El caso de las coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) es el más profusamente documentado de la historia reciente aún para esta época en la que, como dijo el silente funcionario Daniel Parisini, todos llevamos un arma en el bolsillo, capaz de grabar, filmar, fotografiar, etc. No se trata ya sólo de los audios, sino de evidencia material producida por el gobierno y sus socios, que le dan veracidad a los dichos de Spagnuolo y vuelven irrelevante su legitimidad como prueba.

Desde el intento de fuga de los Kovalivker con guita crocante, prolijamente ensobrada, en el auto hasta los primeros datos de la auditoría oficial que da cuenta de sobreprecios de treinta puntos respecto del propio ministerio de Salud o el exponencial aumento interanual de contratos con la Suizo Argentina, todo cierra. Pero, más llamativa que todo lo antedicho es la conducta errática del gobierno.

Uno, tienen demasiados enemigos. El gobierno sospecha alternativamente de su “aliado”, el vengativo Mauricio Macri, de la vicepresidente Victoria Villarruel, de una operación coordinada entre ambos, de los grandes jugadores de la economía descontentos con la gestión, con sobrados recursos para financiar algo así, de la interna entre los Menem y “Las Fuerzas del Cielo” y hasta de algún novio o  amante despechado de una figura del gabinete.

La lista es demasiado larga para un gobierno que recién transita su segundo año y, de yapa, se encuentra cada vez más solo también en el palacio legislativo. Importa menos saber quien fue que la extensión de la lista de sospechosos. ¿Mala praxis política?

Dos, dan “palos de ciego”. Tras una semana de silencio, la primera declaración del presidente al respecto fue un acto fallido, totalmente autoincriminatorio. La siguiente fue igual o peor: mandó decir a través de uno de sus voceros tercerizados que sería impiadoso con cualquier funcionario corrupto, “excepto Karina”.

Más recientemente, mientras los Menem acusaban a “los kukas”, ese significante que cada vez se estira más para abarcarlo prácticamente todo, Adorni confesó que los audios de la secretaria general de Presidencia fueron tomados en la misma Casa Rosada. ¿Hay kukas en la Balcarce 50? ¿Serán concientes de la contradicción?

El gobierno de las redes, los ingenieros del caos y los magos del manejo de la conversación pública se parece cada vez más a Curly, Larry y Moe golpeándose entre ellos. Es altamente probable que este festival de torpeza esté atado al punto anterior: no saben quién está detrás y no saben cuánto más tiene. Aún así, la certeza que recorre pasillos del poder, redacciones y estudios de streaming es que se trata de un gobierno de bocones, desprolijos e imprudentes. El material puede ser ilimitado.

Tres, no tienen a dónde ir porque la gente ya decidió. El fin de semana que concluyó, el hit “Alta coimera” se cantó en canchas de fútbol, recitales y boliches. Se multiplicaron los memes sobre el tres por ciento. El último antecedente comparable es el MMLPQTP, anticipó la derrota del ingeniero en agosto de 2019.

Los consultores observan que las coimas tendrán cierto impacto en las urnas el domingo 7,  pero falta para que el tema llegue a su techo. Todavía no explotó y el daño podría ser mayor en octubre, a diferencia de lo que pretende instalar el gobierno.

Es que no se trata “solamente” de un caso de corrupción. Se trata de un escándalo de corrupción con el presupuesto de los discapacitados, a quienes se les dio de baja arbitrariamente una de cada dos pensiones, con el argumento de que “no hay plata“, en un contexto de creciente desempleo, recesión, ingresos insuficientes e inflación deliberadamente mal medida.

Sin la certeza de quién está atrás de la jugada, es difícil saber su objetivo real. A esta altura, ya fuera que se buscara obligar a Milei a hacer ciertos cambios o forzar su remplazo por la vice, mientras el malestar en las calles vaya in crescendo, los planes del círculo rojo pueden verse reducidos a apenas eso, un dibujo sobre la arena.

Las reacciones espontáneas de gente desesperada en JunínLomas de Zamora Corrientes recuerdan tanto al QSVT criollo de 2001 como a la revuelta popular chilena de 2019. No vendría mal estudiar, una vez más, los dos fenómenos.