Un estudio realizado por un grupo internacional de científicos reveló que aumentaron las posibilidades de que colapse la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (CMRA), una corriente del océano que regula la temperatura global. La publicación de la revista científica Environmental Research Letters advirtió sobre la necesidad de recortar profundamente las emisiones de combustibles fósiles para evitar las consecuencias.
La CMRA es una parte fundamental del sistema climático global que colabora en la regulación del clima. Esta corriente crítica transporta el agua tropical calentada por el sol hacia Europa y el Ártico. Allí se enfría y se hunde, generando una profunda corriente de retorno que regula el clima. Sin embargo, con el calentamiento global cambia el procedimiento natural cotidiano.
El calor provocado por la crisis climática derrite el hielo y calienta el agua del océano que llega hasta el Ártico. Este agua caliente, al ser más liviana que el agua fría, se hunde más lentamente ahora, lo que ralentiza la circulación que regula el clima. Cuando se producen precipitaciones, el agua de lluvia también se acumula en la superficie, empeorando aún más este proceso. Como consecuencia, la corriente del Atlántico se debilita y la regulación del clima se ve afectada. De mantenerse, esto podría llevarnos a un punto de no retorno. Además, este escenario podría complicarse más si se considera el aporte de agua dulce de las costas de Groenlandia que suma volumen a un sistema ya debilitado.
Los modelos climáticos utilizados en estudios previos, que ya habían comprobado que la crisis climática dejó a la corriente en su nivel más bajo de los últimos 1600 años, situaban el colapso de esta corriente no antes del año 2100. Esta investigación llegó a calcular hasta los años 2300 y 2500, por lo que agregó una importante perspectiva a futuro.
Proyecciones del estudio
El trabajo liderado por el científico alemán, Stefan Rahmstorf, y su par neerlandés, Sybren Drijfhout, descubrió que el punto de no retorno que haría inevitable al cierre de la CMRA se superaría en pocas décadas, y el colapso mismo podría ocurrir entre los próximos 50 a 100 años.
Según la misma investigación, si las emisiones de carbono continúan aumentando, el colapso tiene un 70% de posibilidades. En caso de que estas se mantengan en niveles intermedios, el cierre desciende a un 37%. Y si se disminuyen notablemente las emisiones a futuro (como supone el Acuerdo de París) el porcentaje se reduce al 25%.
Los investigadores llamaron a realizar los máximos esfuerzos posibles para evitar el colapso de la corriente del Atlántico, dado que podría generar varios perjuicios a nivel global: desplazamientos de lluvias tropicales con las que millones de personas cultivan sus alimentos, aumento de fenómenos extremos, Europa occidental sería arrastrada a crudos inviernos y sequías durante el verano, y el nivel del mar en general subiría 50 centímetros.
Stefan Rahmstorf, que también es profesor del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam (Alemania), describió a este hallazgo como “impactante” porque “la posibilidad de que la CMRA colapsara como resultado del calentamiento global, era inferior al 10%” anteriormente. Esta novedad también implica que el punto de inflexión que provocaría el cierre de la corriente podría ocurrir en los próximos 10 a 20 años, lo que llama a bajar rápidamente las emisiones contaminantes.
Sybren Drijfhout, que también enseña en el Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos, indicó que unas muestras de las profundidades del Atlántico Norte “ya demuestran una tendencia a la baja en los últimos cinco a diez años, en consonancia con las proyecciones de los modelos”, evidenciando que el lamentable deterioro ya comenzó.
El estudio consistió en la realización de pruebas en diferentes escenarios, y para ello fueron utilizados los modelos estándar del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Luego de estos testeos, que arrojaron los porcentajes de probabilidades en base al aumento, continuidad o baja de emisiones, los científicos involucrados en el trabajo demostraron su preocupación por la proximidad con el punto de no retorno al cierre de la CMRA, lo que inhabilita una de las mejores herramientas para enfrentar el calentamiento global.
Opiniones de expertos
El doctor del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de la NSF de Colorado, Aixue Hu, destacó que los resultados son relevantes aunque explicó que “aún es muy incierto cuándo ocurrirá el colapso de la CMRA o cuándo se superará el punto crítico” por la falta de observaciones directas al océano y las variantes en los resultados obtenidos.
En la línea opuesta se encuentra Jonathan Baker, del Centro Hadley de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, quien realizó otro estudio en este siglo donde argumenta que es improbable el cierre de la CMRA en este siglo XXI. “Este nuevo estudio destaca que el riesgo aumenta después de 2100” enfatizó en su punto, y consideró que “estos porcentajes deben considerarse con cautela” por el tamaño corto de la muestra.
De todas formas el mismo Baker reconoció que “el océano ya está cambiando” y que “los cambios proyectados en la convección del Atlántico Norte son una verdadera preocupación”. Por este motivo el inglés auguró “un debilitamiento importante” de la corriente del Atlántico. “El futuro de la circulación atlántica sigue en nuestras manos”, concluyó Baker de modo optimista.