La era de la tecnología predictiva llegó a las cosechadoras para cambiar la forma de trabajo y, en base a datos, maximizar la productividad. Es así que ya son una realidad los equipos que incorporan un sistema que analiza el terreno ocho metros por delante del cabezal, integrando datos de cámaras y satélites para ajustar en tiempo real la velocidad y configuración de la máquina. Así, se puede lograr que sea un 20% más productiva. Sistemas de automatización y conectividad permiten tomar decisiones en tiempo real y optimizar el trabajo cada hectárea. Una profunda utilización de la tecnología, aliada estratégica para el productor.
Pero eso no es todo, en poco tiempo más las cámaras de la maquina podrán detectar las malezas y ajustar la cosecha a su paso. Podría decirse que la película comenzó, pero “los directores” ya anticiparon que se viene la segunda parte.
Con temática de avant premier, John Deere celebró en su planta de Granadero Baigorria el inicio de la producción local de las nuevas cosechadoras de la serie S7. La jornada se distinguió por su tinte cinematográfico y tuvo como eje la presentación de la tecnología e innovaciones de la nueva serie, que fue testeada localmente, considerando el modo de producción y atendiendo a las necesidades de productores y contratistas argentinos.
Además, el encuentro tuvo un momento especial para “las estrellas del día”. Los 13 finalistas de la edición desafío de cosecha inteligente recibieron un premio por su participación en el certamen y se llevaron un reconocimiento al estilo Hollywood: en el ingreso al evento la alfombra verde _en lugar de la características alfombra roja_ había una estrella con cada uno de los nombres de los participantes.
Tecnología predictiva
Federico Sánchez, especialista en Soluciones en John Deere Argentina, explicó que la nueva generación de cosechadoras incorpora esta tecnología predictiva, que le permite a la máquina saber 3,6 segundos antes de ingresar al lote a qué velocidad va a tener que transitar. “Sabemos que dentro de cualquier lote, y cualquier cultivo el rendimiento va variando. La máquina, antes de entrar recibe imágenes satelitales que le dan una hoja de ruta para ajustar la velocidad a transitar y a su vez se complementa con cámaras frontales que leen la altura del cultivo y le permiten rechequear la información en tiempo real, detectando si el cultivo está en pie o volcado para ver si tiene que readecuarse a esa condición”, indicó.
La tecnología le permite a la máquina acelerar en el momento justo y bajar la velocidad cuando el rendimiento es alto, siempre aprovechando la máxima capacidad. “Permite incrementar en promedio un 20% la productividad con cada uno de nuestros equipos, esta nueva tecnología la tenemos presentes en las cosechadoras de grupo 6 que son las de 35 pies hasta las máxi cosechadoras de grupo 10 con 55 pies”, contó.
Sánchez recordó que desde 2018 John Deere tiene conectadas las máquinas al Operation Center. Al principio permitía visualizar datos de rendimiento o datos operativos pero luego esa conectividad sirvió también para monitorear la salud de las máquinas. “Hoy es una herramienta clave porque nos permite enviar un plan de trabajo a la cosechadora, cosa que antes era impensada. Siempre le enviábamos a la sembradora para hacer dosis variable o a una pulverizadora y hoy se lo enviamos a la cosechadora para indicarle en qué forma va a tener que trabajar en cada sector del lote”, resaltó. Este modelo tiene la arquitectura de la máquina autónoma, equipos en los que ya trabaja la firma.
Las nuevas tecnología por lo general se pensaban para equipos más grandes pero eso cambia desde ahora. “La idea es que cada usuario encuentre la máquina con el tamaño que necesite pero con toda la tecnología para aprovecharla al máximo”, precisó.
Desde la planta de Baigorria se empieza a abastecer al mercado argentino de forma regular de las cosechadoras S5 y S7 con cuatro modelos, 600, 700 y 800 y 900. Durante el evento, además, se presentó un producto global: la X9. Se trata de una cosechadora clase 10 que también tiene tecnología predictiva.
La productividad de la cosecha está relacionada con el ancho del cabezal, la velocidad de avance y la eficiencia. Con las nuevas tecnologías, una cosechadora avanza a una velocidad promedio de 7 kilómetros por hora. Las S7 pueden llegar hasta 10 kilómetros, lo que le permite recoger más granos en menos tiempo. El límite de esa velocidad es la capacidad de procesamiento, que influye en las pérdidas de granos o el porcentaje de granos dañados.
La máquina acelera o desacelera en los lotes, según el rendimiento. Pero ese ajuste antes se hacía cuando ya se estaba encima. Con la nueva tecnología es posible que la barra de corte lo puede saber 3,6 segundos antes.
Esto es posible por la tecnología predictiva, que analiza el terreno ocho metros por delante del cabezal, integrando datos de cámaras con los de los satélites, tondo conectado desde los centros de operación de la compañía, unos 30 en todo el país.
Entre las principales innovaciones de la S7 se destacan sus sistemas de automatización de la cosecha, como el Harvest Setting Automation (HSA), que ajusta parámetros según la calidad del grano y las pérdidas; el Ground Speed Automation (GSA), que regula la velocidad de avance en tiempo real; y el Predictive GSA (PGSA), que anticipa el flujo de material. Incorpora además una nueva arquitectura electrónica de 32 bits, que la prepara para mayores niveles de automatización.