Desde Roma En el mes de agosto, de vacaciones casi totales en Italia y con un calor alucinante y temperaturas que en varios lugares han superado los 40 grados con humedad altísima, los migrantes siguen intentando llegar a la península para abrirse una puerta en Europa, en búsqueda de un mundo mejor.

Han habido numerosos desembarcos de migrantes en tierras italianas últimamente, muchos en condiciones desesperantes por el calor, la falta de agua y el hambre. Otros han naufragado. Muertos más de 27.

Pero aparte de los días en el que suceden las desgracias en el mar, que se publican como noticia de segundo nivel, luego circula poca información sobre ellos, como si a la gente no le interesara demasiado leer sobre estas desgracias. Es cierto que durante las vacaciones, los italianos quieren relajarse como corresponde, dado que al volver a casa no sólo tendrán que afrontar el estrés cotidiano del trabajo y otros, sino también la seria preocupación por una de las guerras en curso en el mundo, la de Rusia-Ucrania que eventualmente podría afectar a toda Europa si no se resuelve.

Las llegadas

La semana pasada, en efecto, dos embarcaciones llenas de migrantes naufragaron en el Mediterráneocerca de la isla italiana de Lampedusa (la más cercana a Libia de donde parten la mayoría de las naves). Se trató de unos 100 migrantes que viajaban en dos barcazas, pero a un cierto punto una de ellas se empezó a llenar de agua y los migrantes se pasaron a la otra que después de un tiempo no puedo soportar las olas por el peso y se dio vuelta.

Hasta ahora se han verificado 27 muertos, pero se habla de muchas más cuyos cuerpos no han sido recuperados, mientras 60 fueron salvados y conducidos al lugar de acceso o Hotspot, dedicado a los migrantes en la isla de Lampedusa y dirigido por la Cruz Roja. Allí comenzaron los encuentros de cada uno con la Cruz Roja que los dividió por grupos lingüísticos para poder saber de ellos y sus familias. El grupo estaba integrado por egipcios, paquistaníes, sudaneses y somalíes. Lo que ellos cuentan sirve para reconstruir los hechos y también para saber los nombres de las víctimas, varias de las cuales no han sido reconocidas.

De los 58 alojados en el hotspot (2 de los 60 fueron transportados a un hospital de Sicilia en helicóptero), 21 son menores de edad. Uno de los casos más trágicos fue el de una mujer de Somalia que sobrevivió pero perdió a su marido y a su hijita en el naufragio.

Cuatro días después de este evento, desembarcaron cinco naves con 202 migrantes, en las llamadas islas Pelagie, cerca de Sicilia. Los migrantes eran bengalíes, etíopes, eritreos, egipcios, sudaneses, iraquíes, todos partidos de distintos puertos de Libia.

Este lunes desembarcaron en el puerto de Roccella Ionica (al sur de la región de Calabria) otros 30 migrantes, una decena de ellos menores no acompañados, bengalís y egipcios. Y a la isla de Lampedusa también llegaron otros 63 migrantes.

Este martes se anunció la muerte de una nena de seis años, originaria de Guinea, que había llegado con su mamá a la isla de Lampedusa el 8 de agosto. Ambas habían viajado en una barcaza, sin agua, sin comida y demoraron varios días en llegar. La nena llegó muy enferma y fue trasladada a un hospital de Palermo, en Sicilia. Pero no resistió.

Médicos sin Fronteras, otra de las tantas organizaciones de solidaridad que salvan gente en el mar, calificó en una nota como “absurdo” el hecho de que “siga muriendo gente en el mar por falta de operaciones de rescate”en clara alusión a los límites que ha puesto el gobierno italiano a esas organizaciones para evitar que los migrantes sean salvados.

 

Las organizaciones que tratan de ayudarlos

Desde principio del 2025, 675 personas (sin contar las víctimas de los recientes naufragios) perdieron la vida en el Mediterráneo central, es decir sobre todo cerca de Italia, explicó a la prensa Filippo Ungaro, portavoz de ACNUR, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

Numerosas organizaciones no gubernamentales (Ong) de solidaridad, que poseen barcos (y algunas hasta aviones), como la noruega Ocean Viking, la alemana Sea Watch o Life Support de Emergency (organización multinacional de solidaridad), intentan salvar a los migrantes que naufragan en el Mediterráneo.

Pero el gobierno de la derechista Giorgia Meloni no está de acuerdo y les ha puesto límites para moverse. Por ejemplo, intenta bloquear las naves de las Ong mandándolas a puertos muy lejanos de donde están para desembarcar a los refugiados que han salvado, con todos los gastos adjuntos que esto significa para las Ong y el tiempo perdido para curar a migrantes enfermos. En estos días, por ejemplo, Ocean Viking, que salvó siete migrantes, fue obligada a ir al puerto italiano de Ortona, a cuatro días de navegación del lugar donde estaban en el Mediterráneo central.

La alemana Sea Watch a su vez posee dos aviones que vuelan sobre el Mediterráneo indicando donde salvar gente. Uno de esos aviones, el Sea Bird1, fue detenido por las autoridades italianas hace 20 días por haber señalado un caso muy grave de retraso en el socorro oficial, y el avión que lo debía sustituir, nunca fue autorizado a despegar.

“Las Ong son bloqueadas por el gobierno, una de nuestras naves podría haber salvado a los naufragados”, declaró al diario italiano La Repubblica la portavoz en Italia de Sea Watch, Giorgia Linardi. “Hace años que obstaculizan el sistema de socorro”, agregó refiriéndose al gobierno Meloni, en particular al ministro de Interior Matteo Piantedosi, que “debería renunciar inmediatamente”. “Hipócritas son también las palabras de Meloni sobre la lucha contra los traficantes de seres humanos. Es este gobierno el que dejó libre a uno como Almasri”, añadió.

Traficantes de seres humanos

El jefe de la Policía Judicial de Tripoli (Libia) Najeem Osama Almasri, es acusado de crímenes contra la humanidad por la Corte Penal Internacional con sede en La Haya (Holanda) que emitió una orden de captura. Almasri fue arrestado el 19 de enero pasado en un hotel de Turín, al norte de Italia, por la Digos, la oficina de la Policía Italiana especializada terrorismo y otros delitos que puedan poner en peligro la seguridad del país. Almasri debía ser extraditado por pedido de la Corte Penal Internacional. Pero el gobierno de Meloni decidió reenviarlo a Libia, nada menos que en un avión militar italiano con todos los gastos que eso significaba para el país. La extradición de Almasri debía ser confirmada con la firma del ministro del Interior italiano, pero no fue sucedió.

Entonces la gente se hizo muchas preguntas sobre por qué fue liberado y se supuso que podía tener que ver con los acuerdos que en 2023 el gobierno italiano hizo con la Guardia Costera de Libia para devolver los migrantes a África. Es sabido que buena parte de las barcazas con migrantes parten de puertos de Libia. Algunas organizaciones no gubernamentales acusan a la Guardia Costera Libia de estar asociada a los traficantes.

Según Linardi, el gobierno italiano con sus políticas antimigrantes “enriquece a los traficantes al dar apoyo a la guardia costera de Libia y de Túnez”. Estas guardias costeras, explicó, entregan otra vez los migrantes a los traficantes y éstos los mandan de nuevo en barcazas para atravesar el mar. Pero con esto los traficantes se enriquecen aún más porque los migrantes o sus familias, deben pagar el segundo viaje. Y según Linardi, resulta que Almasri “ha retomado sus tráficos criminales”.

El gobierno

Según datos del gobierno, en los primeros 15 días de agosto desembarcaron en Italia unos 2.000 migrantes. Pero en el mismo período del año pasado fueron 4.339, y en el 2023, 12.070, lo que confirma, según el ministro del Interior Piantedosi, que “los desembarcos están disminuyendo aun cuando el verano es el periodo más favorable para atravesar el mar”.

Ante los muertos en el naufragio, algunos exponentes del gobierno enseguida se hicieron notar. “Los muertos en Lampedusa me duelen profundamente. Pero además de la conmoción y la plegaria por ellos, tenemos el deber de contrastar a los traficantes de seres humanos que son los verdaderos responsables de la tragedia, junto a los extremistas de la recepción”, dijo el ministro de Infraestructuras y de Transportes Matteo Salvini, líder del partido ultra conservador, La Liga, y un anti-migrantes. Con la definición “extremistas de la recepción” Salvini se refirió a todas las Ong que giran por el Mediterráneo con sus barcos tratando de salvar a los migrantes y con las que él siempre tuvo diferencias, acusándolas, entre otras cosas, de promover la inmigración ilegal.

“Medimos el inhumano cinismo con el cual los traficantes de seres humanos organizan estos viajes y renovamos nuestro compromiso para contrastarlos previendo las partidas irregulares”, declaró por su parte la primera ministra Meloni que dijo sentir “consternación y compasión por la tragedia”.

Pero Meloni y su gobierno fueron criticados por la oposición porque los muertos demuestran, dijeron, que sus políticas sobre migrantes han sido un fracaso. “Un fracaso que lleva dentro una idea criminal de gestión de los flujos migratorios”, según Riccardo Magi del partido Piu’Europa. Matteo Renzi de Italia Viva en cambio sacó a relucir el caso Almasri contra Meloni, un traficante “que cuando fue arrestado, ella lo devolvió a su país”, recordó.