Un joven de 23 años fue brutalmente golpeado en la madrugada del viernes pasado cuando salía de un conocido boliche gay de Palermo. Juan Sabin, de 23 años, le contó que los hechos ocurrieron entre las 5.20 y las 5.40 de la madrugada, sobre avenida del Libertador mientras esperaba un Uber con un amigo de Estados Unidos que está de visita en la Argentina.

La discoteca Rheo funciona dentro de Crobar, un edificio en el Paseo de la Infanta que linda con los Bosques de Palermo. En medio de la noche, el amigo de Juan recibió la noticia de que había muerto su abuela y quiso irse a dormir. En ese momento, caminaron los 300 metros que separan al boliche de avenida del Libertador, sabiendo que sería más fácil y práctico conseguir un auto. Mientras esperaban el auto, su amigo estaba llorando y Juan cuenta que pasaron caminando dos hombres que se burlaron de él; imitaron su llanto de manera socarrona. Juan les dijo que no correspondía lo que estaban haciendo y los hombres respondieron a eso con violencia. Se dieron vuelta, volvieron sobre sus pasos y uno le dijo al otro: “Dejámelo a mí que siempre quise pegarle a uno de estos”. Uno de ellos tiró al piso a Juan y le dio una patada en la cara.

Juan cuenta que en el acto empezó a perder mucha sangre y el conductor del auto que iba a llevarlo a su casa lo llevó al hospital odontológico José Dueñas, desde el que lo derivaron al Piñero. Ahí se enteró de que tiene una doble fractura de mandíbula y tiene que someterse a una cirugía que le costará alrededor de siete millones de pesos, que no tiene. Esa urgencia, junto a la necesidad de alertar a la comunidad LGBT, lo llevaron a hacer público lo que está pasando y buscar asesoramiento legal.

El caso de Juan no es un hecho aislado. Las cifras oficiales muestran que la violencia contra la comunidad LGBT no deja de crecer y que, cada vez más, se manifiesta en ataques físicos en la vía pública. El último informe del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, elaborado por la Defensoría LGBT con datos de 2024, indica que se produjeron al menos 140 crímenes de odio el año pasado, y alertan sobre el crecimiento constante de estos ataques, tanto en su cantidad como en su violencia.

La Defensoría define a los crímenes de odio como incidentes en los que “donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de sus derechos y la violencia contra ellas”. Muchas veces, estos delitos están subrepresentados porque las víctimas no hacen las denuncias judiciales o mediáticas por temor a ser revictimizados o no tenidos en cuenta.

El informe de la Defensoría LGBT alerta que, por primera vez desde su creación, crecieron los golpes físicos como modalidad predominante de agresión a la comunidad. “Esta inversión indica un aumento de agresiones directas y brutales en la vida cotidiana de las personas LGBT+, evidenciado también en el crecimiento de los crímenes ocurridos en la vía pública, que pasaron del 24% en 2023 al 35% en 2024. La falta de garantías de seguridad en el espacio público y la creciente normalización de ataques físicos configuran un escenario extremadamente alarmante”, señala el informe.

La Defensoría LGBT fue creada en el año 2016 dentro del INADI (organismo eliminado por el gobierno de Javier Milei) y en articulación con la Federación LGBT y la Defensoría del Pueblo de la Nación.

Si fuiste víctima de un crimen de odio, podés contactarte con el Observatorio por mail o por teléfono: [email protected] o 4338-4900, interno 8102 o interno 8106.