En brazos de su papá, Giovanni respira con la ayuda de una cánula nasal y se alimenta a través de un botón gástrico. Tiene tres meses y medio de vida, pero todo ese tiempo lo pasó internado. Nació el 26 de abril en la Clínica Vélez Sarsfield, en Córdoba, y a las dos horas fue trasladado a Neonatología por problemas respiratorios. “Tenía un ‘quejidito’, pero hasta donde entendimos, era algo normal de bebés”, recuerda Darío en charla con Infobae.
Las complicaciones continuaron y los médicos decidieron intubarlo. Lo sedaron y, para hacerlo, usaron fentanilo. Ese medicamento estaba contaminado con dos bacterias letales, las mismas que ya provocaron la muerte de, al menos, 96 personas en distintas partes del país. Por la magnitud de la tragedia, algunos ya la llaman el “Cromañón sanitario”.
En las últimas horas, Giovanni tuvo un pequeño avance: después de 110 días en Neonatología lo trasladaron a una sala común en el área de Pediatría. Ahora sus padres —Sol Basualdo y Darío Benavídez— pueden pasar todo el día con él. “El martes fue la primera vez que estuvimos los tres juntos en una habitación”, cuenta su papá con la emoción aún a flor de piel. “Si todo sale bien, podrían darle el alta dentro una semana. Faltan tramitar algunas cosas, como leche especial y oxígeno, y tiene que hacerse varios estudios”, agrega.
“Fue una tortura”
Sol y Darío tienen 20 y 21 años. Se conocieron en 2023, trabajando en una casa de comidas rápidas de la ciudad de Córdoba. Hasta abril pasado, sus días transcurrían entre el trabajo y la ilusión por la llegada de su primer hijo. Pero todo cambió el día que Giovanni nació y, horas después, recibió una dosis de fentanilo adulterado.
Desde entonces, la rutina de la pareja se redujo a pasillos de hospital, partes médicos y noches sin dormir. “Llevamos tres meses y medio yendo y viniendo de la clínica con una angustia constante. Nos turnamos para cuidarlo. Todo este tiempo fue una tortura. Ahora estamos más tranquilos porque Gio se está recuperando de a poco. Es increíble la cantidad de personas que contrajeron la misma bacteria que él —que además contrajo cinco más— y murieron. Por momentos lo miramos y pensamos: ‘Es un milagro que esté vivo’”, asegura el papá.
Mientras Darío habla por teléfono, de fondo se escuchan algunos quejidos de su bebé. “Recién lo levanté de la cuna. Lo vamos alzando porque cuando no está en brazos llora. A veces se toca la panza por el botón gástrico. Después de la cirugía subió de peso de golpe, pero con los días, empezó a bajar. No tolera mucho la leche. Ahora está en 3.30 kilos. Para un recién nacido ‘gordito’ está bien, pero él ya tiene tres meses y medio. Necesita aumentar un poco más”, explica.
La cronología de Giovanni
Reconstruir lo que ocurrió en las primeras horas de vida de Giovanni es casi tan doloroso como confuso para sus padres. Entre informes médicos, partes urgentes y decisiones tomadas contrarreloj, Sol y Darío aún intentan entender qué fue primero: si la crisis respiratoria que llevó a sedarlo con fentanilo o si, por el contrario, ya estaba recibiendo el medicamento adulterado cuando comenzó a descompensarse.
Darío recuerda aquellos días como de pura incertidumbre. “Preguntaba todo el tiempo cuándo podría salir de la incubadora. Nos decían que no saturaba bien oxígeno, que necesitaba el respirador… y no entendíamos por qué”, resume.
Después de 12 días de internación, el 9 de mayo, el bebé sufrió una severa descompensación y los médicos les advirtieron que “no había esperanza de vida”. Un día antes, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) emitió una alerta para que se dejara de utilizar en todo el territorio nacional el lote 31.202 de fentanilo producido por el laboratorio HLB Pharma por “encontrarse en investigación por desvío de calidad”.
Esa noticia les ofreció a los Benavídez una posible explicación al cuadro de su bebé, que estaba al borde de la muerte después de haber contraído la bacteria Klebsiella pneumoniae. “Hicieron hisopados en toda la clínica y nadie tenía esa bacteria, ni siquiera yo. No sabíamos de dónde se la había agarrado. Ahí supimos que estaba siendo sedado con fentanilo y lo más probable es que fuera la causa”, explicó Sol a Radio Continental Córdoba.
El 13 de mayo, se confirmó que el lote de fentanilo administrado a Giovanni estaba adulterado y, de inmediato, el bebé comenzó un tratamiento muy agresivo contra la bacteria. Durante semanas, el estado de Giovanni fue crítico y más de una vez los médicos les pidieron a los padres que se prepararan para lo peor. “Sufrimos un montón. Tuvimos mucho miedo”, recapitula Darío.
En ese tiempo, Giovanni recibió un antibiótico de uso poco habitual en recién nacidos, que logró eliminar la bacteria, pero dejó secuelas en su función hepática.
Recurrir a la Justicia
En ese contexto, los padres de Giovanni presentaron una denuncia penal, a través de su abogado Carlos Nayi, para que se investigue tanto al Ministerio de Salud de la Nación como al de la Provincia, además de incluir al hospital de Córdoba, donde se suministró el fármaco.
La causa recayó en la Fiscalía de Instrucción Distrito Tres Turno Cuarto, a cargo de Claudia Palacios, quien remitió el material probatorio al ante el Juzgado Federal Nº 3 de La Plata, a cargo de Ernesto Kreplak, quien investiga el caso.
Según pudo saber Infobae, este jueves 14 de agosto, Sol y Darío tendrán una teleconferencia con magistrado para conocer detalles de la causa e intercambiar opiniones respecto del avance de la investigación donde son querellantes. “La intención es determinar todos los niveles de responsabilidad frente a una grave denuncia por el delito de contra la salud pública, específicamente el envenenamiento, como indica el artículo 200 del Código Penal Argentino. Esta es una de las tragedias más grandes que se conocen después de Cromañón”, dijo a este medio Carlos Nayi.
Por su parte, el papá del bebé agregó: “Valoramos mucho la posibilidad de que nos reciba el juez y esperamos que se haga Justicia por todos. En el caso de nuestro hijo sabemos que todo esto va a dejar secuelas de por vida. Cuando salga va a tener que trabajar la succión con una fonoaudióloga y también hacer tratamiento neurológico y kinesiológico”.
Fentanilo mortal: 96 fallecidos
La historia de Giovanni se inscribe en el contexto de una investigación nacional que ya contabiliza 96 muertes asociadas al uso de fentanilo contaminado y 24 personas imputadas entre directivos de laboratorios y distribuidoras.
En el juzgado de Ernesto Kreplak, los peritos y colaboradores no descansan. La tarea para revisar cada una de las historias clínicas que llegan a su despacho desde más de 200 hospitales de todo el país es ardua. Según pudo saber Infobae, el nuevo reporte de víctimas fatales incluye tres casos del Hospital Interdistrital Evita de Formosa; un nuevo caso en la Clínica Vélez Sarsfield de la ciudad de Córdoba; siete víctimas fatales en el Instituto de Diagnóstico de la ciudad de Santa Fe y nueve en el Hospital Regional Español de Bahía Blanca.
De esa totalidad, los investigadores ponen un asterisco a los nueve casos de Bahía Blanca, una localidad ubicada en la provincia de Buenos Aires. Allí falta contrastar con información complementaria que se podría haber perdido en la última inundación, aunque sí se sabe con certeza que los pacientes fallecidos fueron tratados en la Unidad de Terapia Intensiva con dosis de fentanilo contaminado. En estos casos, aún falta establecer que los internados hayan dado positivo en los hemocultivos (NdR.: análisis microbiológico de sangre, con las bacterias Klebsiella pneumoniae y Ralstonia pickettii). De lo contrario, la cifra de muertos sería de 87.
En la Clínica Vélez Sarsfield —allanada el viernes pasado— se registraron cinco pacientes que recibieron fentanilo contaminado. Tres, entre ellos Giovanni, lograron recuperarse, mientras que dos fallecieron. En uno de esos casos, la víctima presentaba una grave enfermedad cardíaca, por lo que la Justicia aún investiga si su muerte estuvo directamente vinculada al medicamento adulterado.
Kreplak y su equipo estiman que hay una cifra negra de fallecidos que no se reportan. En la clínica cordobesa, por ejemplo, se habían administrado más de unas 1.700 dosis de fentanilo contaminado, pero hasta ayer se habían reportado cuatro casos. El magistrado quiere establecer, a través de las historias clínicas, si la totalidad del fentanilo adquirido fue aplicada a pacientes o se podría haber desviado al mercado ilegal o informal. Un hecho que aún no se estableció.
De acuerdo con Claudio Pereyra Sueldo, director de la clínica de Córdoba, inicialmente reportaron cuatro casos, pero luego el Juzgado Federal de La Plata solicitó ampliar la investigación a todos los pacientes atendidos entre el 20 de diciembre y el 8 de mayo. “Se siguen sumando casos y probablemente aparezcan muchos otros de otras instituciones en Córdoba”, advirtió en El Doce.
“No se puede saber qué paciente recibió ese lote específico, no hay forma de documentarlo porque en ninguna institución del país se registra a qué persona se le aplica un lote en particular. La única evidencia que puede vincular un caso con el fármaco es el hallazgo de la bacteria específica y su posterior confirmación genética en el Instituto Malbrán”, cerró.
Sol y Darío sueñan con volver a casa con Giovanni. Mientras tanto, se reparten el tiempo entre el hospital y el descanso, con licencias sin goce de sueldo y la energía puesta en acompañarlo en cada avance. Saben que su recuperación será larga, pero también que haber llegado hasta acá ya es una victoria.