En la tercera y última audiencia del juicio por sextorsión que tenía como víctima a la profesora de fitness Gabriela Fernández Aberastain, la justicia de San Luis condenó a Diego Oliveri, su ex pareja, a 2 años y 3 meses de prisión efectiva.
El Tribunal Unipersonal, integrado por el juez Gustavo Parrillis, lo halló culpable de los delitos de distribución indebida de correspondencia, amenazas y lesiones leves calificadas por el vínculo y por mediar violencia de género, todo ello en concurso real.
Por esos delitos, el fiscal Fernando Rodríguez había pedido tres años de cárcel.
En cambio, Tatiana Yacarini -la otra imputada- fue sobreseída luego de que Fernández Aberastain aceptara sus disculpas y una propuesta de conciliación y reparación económica del daño que le causó. En su caso, el fiscal había solicitado tres años y tres meses de prisión.
“Mis disculpas fueron públicas como ella las pedía. No salí antes por una cuestión de salud”, explicó la mujer que padeció cáncer de mama.
Al momento de su declaración, que tuvo lugar en el día de hoy, Yacarini aseguró que ella también es “víctima”. Relató que fue “manipulada” por Oliveri y dijo que él las enfrentó y les causó daños a ambas.
“Al igual que la denunciante, mi clienta también fue víctima de una manipulación sistemática por parte de Oliveri. Este personaje manipuló tanto a Gabriela como a Tatiana con un solo objetivo: dañar a la denunciante. Ambas fueron víctimas de violencia de género, y Tatiana fue el arma con la que Oliveri infringió el daño”, aseguró a Infobae Marcos Juárez, abogado de Yacarini.
Si bien Yacarini negó haber subido el video íntimo de Fernández Aberastain a las redes, admitió haberla amenazado a través de distintos mensajes y haber incumplido una orden de restricción judicial.
De hecho, la perito criminalística del Departamento de Delitos Complejos del Poder Judicial de San Luis, Débora Suárez, determinó que muchos de los mensajes intimidatorios que recibió Gabriela en su celular provenían de diferentes cuentas de redes sociales, algunos de los cuales -a pesar de tener nombres ficticios- pertenecían a Yacarini dado que la mujer usaba su número de celular personal para verificar esas cuentas.
“En cuanto a la difusión del material íntimo, no existe evidencia técnica que vincule a Yacarini con la cuenta falsa de Instagram que envió el video al hijo de Aberastain. La perito en delitos complejos que intervino en la causa dijo que dicha cuenta está asociada a un número de teléfono y un correo electrónico pertenecientes a otra persona sin relación con la imputada”, detalló el letrado.
En este contexto, el doctor Juárez formalizó la propuesta de conciliación y reparación del daño, tal como lo contempla el artículo 59 del Código Penal, que fue aceptada por Fernández Aberastain.
Con respecto a esto último, el abogado recordó que ayer, a la salida del tribunal, Yacarini y Fernández Aberastain se cruzaron y se abrazaron: “Mi clienta le pidió disculpas”.
Ese era un gesto que la víctima venía esperando desde que el caso salió a la luz.
En cuanto a Oliveri, fue retirado con esposas del Tribunal y llevado a la penitenciaría provincial para empezar a cumplir con la condena.
Cómo se desarrolló el juicio
Aunque la primera audiencia del juicio por sextorsión estaba pautada para el viernes 1 de agosto, se pospuso para este lunes debido a la ausencia de los dos imputados.
Tatiana Yacarini se excusó por estar internada y Diego Oliveri por “dolencias”. Ambos están acusados distribución indebida de correspondencia, amenazas y lesiones leves calificadas”, después de que se viralizara un video íntimo de Gabriela.
Durante la primera audiencia, el juez Ariel Parrillis escuchó el testimonio de la víctima. Luego, siguieron los testigos de la querella: un perito psicológico, una amiga de Gabriela y alumnas del gimnasio, quienes relataron el infierno que ella vivió cuando todo salió a la luz. También se reprodujo un video de la Cámara Gesell de su hijo, que fue a quien le llegó por Instagram ese material íntimo.
Acompañada por su abogado Santiago Olivera Aguirre, la víctima escuchó atentamente la teoría del fiscal de Instrucción, Ricardo Barbeito, quien afirmó que los imputados “urdieron un plan para difundir un video con contenido sexual con el claro objetivo de causar daño a la víctima”.
“El daño fue tremendo. La víctima, campeona y profesora de fitness, no pudo volver a trabajar ni siquiera de forma virtual, sufrió un grave deterioro de su salud mental y permaneció siete meses encerrada en su casa, bajo tratamiento psicológico y psiquiátrico. Por ende, perdió trabajo e incluso hasta tuvo problemas con sus hijos en la escuela, que hay que decir que estos videos les llegaron a los niños y que se los amenazaron también”, detalló Barbeito.
Oliveri, el otro de los imputados, presenció el debate de manera virtual. Volvió a excusarse por sus “dolencias” y el juez Gustavo Parrillis lo autorizó a seguir el proceso a través de una videollamada que fue proyectada en la sala, en todo momento. En su representación estuvo el defensor oficial José Luis Guiñazú, quien puso que haya sido el autor material de la difusión del video.
El crudo testimonio de la víctima
Gabriela relató que estuvo en pareja con Oliveri durante tres años y que durante ese tiempo vivió situaciones de violencia física, sexual, económica y psicológica. Dijo que él la golpeaba hasta dejarla inconsciente y luego abusaba de ella. Aunque lo denunció en múltiples ocasiones (especificó que fueron 17 veces), sentía que debía quedarse en la relación porque era madre sola de dos hijos y dependía económicamente de él, a quien entregaba todo su ingreso.
Describió una dinámica marcada por la manipulación, el control y el menosprecio, donde Oliveri la hacía sentirse culpable de las agresiones y constantemente la desvalorizaba. Indicó que aunque logró dejar de convivir con él a fines de 2018 gracias al apoyo familiar y a una terapia, mantuvieron algunos contactos hasta mediados de 2019. En ese período, quedó embarazada y denunció que Oliveri la golpeó con tal violencia que perdió el embarazo.
Según su testimonio, la violencia escaló a finales de 2019, cuando él la vio rehaciendo su vida personal y profesional. Gabriela mencionó que comenzaron entonces las amenazas, agresiones físicas, y una serie de hostigamientos que incluyeron la destrucción de dispositivos de alerta (botones antipánico) y la difusión de contenido íntimo que ella le había enviado durante la relación.
“Fue muy duro salir de ese vínculo, y al día de hoy siento vergüenza y culpa de haber expuesto a mis hijos a un hombre como él”, relató.
Los padecimientos de Gabriela fueron convalidados por la licenciada Cynthia Terán, que atendió a la víctima desde la Secretaría de la Mujer de San Luis y luego desde el Centro de Asistencia a la Víctima del Delito, y fue citada a declarar este martes, cuando se celebró la segunda audiencia del juicio.