Después de varios días de investigación, F. A. D. L., un joven de 19 años oriundo de San Vicente, fue imputado por homicidio simple en el marco del asesinato de Luis Salvador Batista Da Silva, un tarefero de 48 años cuyo cuerpo apareció entre plantaciones de té y yerba mate en Misiones. No tenía los globos oculares.

La decisión fue tomada por el juez Gerardo Casco, titular del Juzgado de Instrucción N.º 3 de San Vicente, quien lo recibió en sede judicial para su primera declaración indagatoria.

El procedimiento tuvo lugar el lunes, tras garantizarse todas las instancias de derecho a defensa. El acusado fue trasladado desde la comisaría local hasta el juzgado, donde se le comunicaron los elementos que lo vinculan con el crimen. Si bien tuvo la oportunidad de brindar su versión de los hechos, optó por abstenerse de declarar.

Con la imputación formal, fue trasladado a la dependencia policial de la ciudad, donde permanecerá detenido hasta que se resuelva su situación procesal.

El acusado fue trasladado desde la comisaría hasta el juzgado donde se le imputó homicidio simple

El hecho que derivó en su detención ocurrió entre la noche del domingo 27 y la madrugada del lunes 28 de julio. El cuerpo de Batista Da Silva fue hallado el martes siguiente en una zona de malezas cercana al kilómetro 5 de la Ruta Provincial N.º 13, en San Vicente. Según informaron las autoridades, el cadáver se encontraba semidesnudo, cubierto de barro y con heridas múltiples, incluyendo la ausencia de ambos globos oculares. Personal de la Unidad Regional VIII y de la División Policía Científica trabajó en el lugar del hallazgo, donde se recolectaron pruebas y se realizaron las pericias correspondientes.

De acuerdo con testigos y familiares, Batista Da Silva fue visto por última vez el domingo por la noche. Vecinos del barrio 25 de Mayo lo observaron caminar en dirección a su casa, cerca de las 21. Sin embargo, otros aseguraron que esa misma noche lo vieron acompañado por el ahora imputado, rumbo a una zona de plantaciones. Todo indica que ambos compartieron bebidas alcohólicas, algo que solían hacer, según relataron personas allegadas.

Nélida Diniz Rabela, cuñada de la víctima, contó que su hermana —esposa de Luis— conocía al joven y confirmó que se frecuentaban “por el tema de la bebida”. En diálogo con el diario El Territorio, afirmó: “La amistad nació entre la bebida”. También comentó que el domingo por la noche, Batista Da Silva fue visto cruzando el barrio como si volviera a su domicilio, aunque luego se perdió todo rastro. “Desde ahí no se supo más”, señaló.

El caso comenzó a tomar forma cuando la familia fue alertada por vecinos sobre la presencia del cuerpo. La escena y el estado de la víctima generaron conmoción. En paralelo, la investigación puso rápidamente el foco en el joven con quien la víctima había sido visto en sus últimas horas con vida.

Testigos vieron a la víctima y al joven caminando juntos antes del crimen por una plantación en San Vicente

En los días posteriores, el relato de la madre del acusado fue clave. La mujer declaró que su hijo regresó al domicilio con los ojos de la víctima en la mano. En ese momento, le dijo: “Maté al diablo”. A pesar de que, tras esto, no denunció lo ocurrido, su testimonio coincidió con lo que luego expresaría el joven al ser detenido. “Lo tenía que hacer porque era el diablo”, habría dicho a los policías que intervinieron en el operativo.

La violencia del crimen, sumada al hallazgo de los globos oculares en la vivienda del acusado, llevó a que el juez ordenara su análisis por parte de peritos forenses. En paralelo, se dispuso la autopsia del cuerpo en la Morgue Judicial de Posadas, con el objetivo de determinar las causas exactas de la muerte, así como el momento y la forma en que fueron infligidas las lesiones. Hasta el momento, no se ha determinado si las heridas fueron provocadas antes o después del fallecimiento, ni se ha logrado encontrar el arma utilizada en el ataque.