Prandi y su ex marido y presunto victimario, Claudio Contardi

Julieta Prandi se sentará ante los jueces del Tribunal N°2 de Campana este miércoles por la mañana. Será la primera de 14 testigos en el juicio contra su ex marido y empresario Claudio Contardi, el padre de sus dos hijos, a quien acusó de violarla durante casi tres años, al menos, según ella misma, 144 veces.

Prandi, querellante en el juicio, representada por Fernando Burlando y su equipo, denunció a Contardi en octubre de 2021, dos años después de su separación. Christian Fabio, el fiscal del caso, pidió que la causa sea elevada a juicio en octubre de 2022.

Que Prandi sea la primera testigo en la lista no es un detalle menor. El relato de la modelo y conductora fue esencial para la acusación. Durante sus testimonios, la víctima declaró: “Si a mí me preguntas qué te pasó, yo digo: ‘Él me secuestró, me violó y me amenazó de muerte’”.

Ante la Justicia, la modelo y conductora no solo habló de las presuntas violaciones que sufrió, donde Contardi la amedrentaba con el puño y hasta la sometía mientras dormía: detalló, también, una historia de manipulación extrema.

Julieta Prandi será la primera testigo del juicio

“¿Estás con alguien, putita?»

Los abusos, declaró Prandi, comenzaron en 2015, tras el nacimiento del segundo hijo de la pareja, cuando se mudaron a un country en Escobar. Pero la violencia de Contardi había empezado tiempo antes, durante el embarazo del chico, con una serie de agresiones verbales.

Sin embargo, Prandi contó que igual decidió apostar a su familia. Así, se mudaron a Escobar. Allí, de acuerdo a un documento de la causa, su entonces marido “comenzó a controlar su vida y alejarla de todos sus seres queridos, no permitiéndole manejar, y si quería ir a algún lugar era él quien la tenía que llevar”.

Incluso, le hizo cambiar su número de teléfono.

La tensión se arrastró tras el nacimiento del chico en julio de 2015. Luego del parto, habría comenzado el abuso. Contardi, siempre según el relato de la modelo, primero la tomaba del pelo y la forzaba ante su negativa a tener sexo. “¿Estás con alguien, putita?“, le preguntaba.

Prandi, para ese entonces, sentía náuseas al oír a su marido llegar a su casa.

La separó de sus padres, aseguró: los Prandi conocieron al segundo hijo de la modelo cuando el chico cumplió cuatro años. También, la alejó del resto del mundo, poco a poco. “Contardi hacía alarde de ser pai de la religión umbanda y con ello la obligaba a que le diga, minuto a minut,o lo que había hecho en el día, refiriéndole que si ella no sabía, que él podía averiguarlo y desplegaba sus cartas sobre la mesa”, asevera un fragmento del expediente.

Parte del expediente

El cáncer que no fue

La familia se había mudado a Martínez para ese entonces. Las intimidaciones del empresario eran cada vez más feroces. “Si fueras hombre, no te dejo un solo un hueso sano”, le decía a la modelo: “No vas a cumplir más años, vas a recibir una corona”. Las amenazas ya incluían como blancos los padres de Julieta y a sus amigas íntimas.

Prandi, para este punto, “llegó a tener graves problemas de salud por toda esta situación, llegando a ir 11 veces por día al baño, con sangre”.

Contardi, según el pedido de elevación a juicio, le hablaba de “escribir su testamento”. La convenció de que tenía “un cáncer en el estómago”. Esa enfermedad jamás existió.

En febrero de 2019, la modelo le pidió el divorcio. Aconsejada por un amigo, logró un préstamo para poder mudarse.

Tras su denuncia, Prandi declaró ante el fiscal Fabio y una psicóloga de la Asesoría Pericial de la Procuración bonaerense. Esa profesional también fue citada a declarar en el juicio. En su evaluación, la especialista afirmó que del relato de la modelo y conductora, «surgen indicadores compatibles con victimización sexual y violencia familiar“, de acuerdo a un documento de la causa.

Esta psicóloga también descartó cualquier falsedad en su relato. Según la perito oficial de la Procuración, la modelo no miente.

Contardi llegará al proceso, que se realizará durante al menos dos jornadas, con una restricción de acercamiento a su ex pareja de al menos 300 metros de distancia. Optó, primero, por un jurado popular. Luego, prefirió correr su suerte con el tribunal. Realizó dos descargos en la causa, donde negó las acusaciones en su contra.

La calificación en su contra es la de abuso sexual con acceso carnal agravado por causar un grave daño en la salud mental de la víctima, con una serie de hechos reiterados.