miércoles, agosto 6, 2025
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A 58 años del debut discográfico de Pink Floyd: historia de un trabajo lisérgico que influyó a generaciones

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Con sus 50 millones de copias vendidas, el disco Dark Side of the Moon (El lado oscuro de la luna) está en el podio de los discos más vendidos de la historia del rock junto Thriller de Micjhael Jackson y Back in Black de AC/DC. Los siguientes dos discos más vendidos de la banda liderada por Roger Waters fueron The Wall y Wish You Were Here. Sin embargo, la crítica guarda un lugar privilegiado para su primer álbum, de cuyo lanzamiento se cumplen hoy 58 años.

The Piper at the Gates of Down (el flautista a las puertas del alba), se editó el 5 de agosto de 1967, y fue reconocida fuente de inspiración para músicos como David Bowie Paul McCartney, Pete Townshend, Blur o The Jesus and Mary Chain. Pese a que las canciones de este disco son muy raramente reproducidas en los medios, el prestigio del primer disco de Floyd se debe a su carácter pionero en el rubro de la música psicodélica.

El historiador estadounidense Theodore Roszak acuñó el término “contracultura” para referirse a la ideología intrínseca de la rebeldía de la juventud de los años 60. El inconformismo que cambiaría para siempre la sociedad y la cultura occidentales tenía como condimento central el uso de drogas para expandir la comprensión. Y la psicodelia era la forma que el arte adoptaba para expresar esas alteraciones de conciencia que se lograban con el uso de la mezcalina y el LSD, fundamentalmente.

Aquel 1967 la psicodelia estaba en el aire:The Beatles sacaban su disco probablemente más lisérgico. Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band los Rolling Stones harían algo parecido con Their Satanic Majestic Released. Y, del otro lado del océano, Jefferson Airplane, su inolvidable Surrealistic Pillow.

Colores intensos, bordes muy definidos, patrones caleidoscópicos, fractales y arremolinados intentaban exponer visualmente las sensaciones experimentadas durante llos viajes lisérgicos que se pensaban como “puertas hacia nuevos mundos” o vías de escape de los límites impuestos a la conciencia y a la vida diaria por el sistema dominante. La alteración de la percepción del tiempo y del sentido de la identidad y la empatía con la comunidad se entrelazaban de manera complementaria (y a veces contradictoria) con los sentimientos políticos, sociales y espirituales revolucionarios que motorizaban el recambio generacional.

Antes del disco

Tres años antes de grabar el disco debut, tres de los integrantes de lo que sería Pink Floyd (Waters, Nick Mason y Richard Wright) se venían reuniendo con formaciones inestables que se modificaban bajo nombres como The Abdabs, (un abdab es una crisis nerviosa muy fuerte en lenguaje callejero londinense) The Screaming Abdabs o The Architectural Abdabs. Un dato curioso, en esta época, los jóvenes se llamaron brevemente Megadeaths, 20 años antes de que Dave Mustaine formara Megadeth, una de las bandas más importantes del heavy metal..

Con la incorporación del guitarrista y vocalista Syd Barrett, la banda se estabiliza en The Tea Set, un cuarteto que consolida una especie de Rhytm&Blues muy influenciada por el sonido protopsicodélico de los californianos The Byrds y por el álbum Revolver los Beatles editado en 1966.. En un concierto al que habían asistido como público se enteraron de que ya existía una banda llamada The Tea Set y Barrett propuso unir los nombres de dos bluseros: Pinkney “Pink” Anderson y Floyd Council. La primera versión del nombre fue The Pink Floyd Sound. Pero ya para 1967, se había caído el “sound”.

Como The Pink Floyd consiguen un contrato con el sello EMI para grabar su primer simple, Arnold Layn”. La letra muy vanguardista para la época, hablaba de un personaje que se vestía de mujer y salia de noche a robar ropas de las tiendas suburbanas. La conservadora BBC no tardó en prohibir su emisión radial, lo cual le regaló al simple una cuota extra de publicidad. Para el segundo simple ya también habían perdido el artículo y como Pink Floyd grabaron la bellísima See Emily Play un tema que ya tenía todos los elementos de la psicodelia que se vería en el disco debut de larga duración. .

La gran aceptación de sus dos singles y la polémica que se armó con ellos les abrió la puerta de los estudios Abbey Road, para grabar The Piper at the Gates od Dawn, una colección de once canciones que cambiarían la historia del rock.

Pese a su incorporación tardía a la banda, Syd Barret se convirtió en líder y alma mater de esta primera formación de Floyd. Compuso la enorme mayoría de las canciones de “The Piper…” y le imprimió su sello alucinado a la estética general de la banda en este período particularmente prolífico.

El título, estaba tomado de un capítulo del libro “The Wind in the Willows”, del escrito británico Kenneth Grahame, un largo texto para niños que tiene una cierta semejanza con las también lisérgicas aventuras de Alicia de Lewis Carroll. Barret había leído mucho el libro de Grahame en su infancia y los pasajes llenos de gnomos y animales que hablaban eran una materia inigualable para las canciones que se proponían cumplir con el programa contracultural de expandir las fronteras de lo posible.

El álbum comienza con Astronomy domine, una especie de diario de viaje onírico por el universo en el que se describen mientras pasan, los planetas, las galaxias y las constelaciones, todo bajo el influjo del LSD y con una armonía que subía y bajaba en semitonos alucinados. Otro tema notable del disco es Mathilda Mother, un oscuro cuento para la hora de dormir con juegos dementes de voces: que cantan a coro “Oh, mamá, cuéntame más” cuando la letra habla de reyes y águilas escarlatas. El tema The Gnome remitía a El Señor de los Anillos, pero todo lo que en Tolkien son aventuras fantásticas en Barret son evocaciones oníricas y juego poético con la sonoridad de las palabras: “Quiero contarte una historia/ sobre un hombrecito/ si puedo lograrlo/ Un gnomo llamado Grimble Crumble/ y pequeños gnomos que se quedan en sus casas/ comiendo, durmiendo, bebiendo su vino”.

Cierra la lista de canciones la muy lúdica Bike (bicicleta), un homenaje velado a Albert Hofmann, el científico que descubrió el LSD, a quien se lo asocia en las bandas de inicados con los largos viajes en bicicleta. “Conozco un ratón y no tiene casa/ no sé por qué lo llamo Gerald/ se está volviendo algo mayor, pero es un buen ratón”.

La contribución de los teclados de Rick Wright le aportaba la atmosfera que los delirios de Barret demandaban. Nick Mason sumaba una percusión que no se limitaba ni remotamente a marcar el ritmo, sino que le aportaba la profundidad que Roger Waters en su rol de bajista, subrayaba con unas líneas melódicas irrepetibles e inquietantes.

Poco después de la salida de este disco, la carrera de Barret caería vertiginosamente en picada. La súbita fama y el uso intensivo del LSD empujarían fuertes desequilibrios en su mente y sería expulsado de Pink Floyd después del segundo álbum, A Saucerful of Secrets. Tras la incorporación del personalísimo sonido de la guitarra de David Gilmour, Floyd se convertiría en un sólido cuarteto que recién se separaría en los años 80 después de The Final Cut, pero eso es otra historia.

La historia del debut discográfico de Pink Floyd que hoy celebra un nuevo aniversario tiene a Syd Barret como protagonista indiscutible, a su poesía surrealista y a la psicodelia como discursos artísticos llevado hasta límites inexplorados, lo cual lo convierte en única e histórica en esa pieza valorada por músicos, críticos y público.