Ladrillos de cocaína incautados (Archivo)

Los resultados de una pericia clave en el caso de la cocaína que fue reemplazada por una sustancia similar a la plastilina, antes de ser incinerada en Salta, llegaron en las últimas al despacho del fiscal federal de Tartagal, Marcos Romero. Justamente, el informe reveló uno de los grandes misterios de la causa: qué materia específica habían utilizado para llevar a cabo el engaño.

Fuentes del caso indicaron a Infobae que se trata de ácido esteárico, un ácido graso saturado con 18 átomos de carbono, de acuerdo al Diccionario Médico de la Universidad de Navarra. Se encuentra de forma natural en grasas animales y vegetales. En particular, es abundante en la manteca de cacao, el sebo bovino y el aceite de palma.

A temperatura ambiente, tiene aspecto sólido. Además, es incoloro y carece de olor. Se utiliza en la fabricación de jabones, cosméticos, velas, lubricantes, detergentes y productos farmacéuticos. En la industria alimentaria, puede aparecer como aditivo bajo el nombre E570.

La causa, que comenzó el 27 de junio pasado, justo antes de que los ladrillos sean incinerados en el horno de la empresa Inza (Industria Zapla), en la ciudad de Pálpala, en Jujuy, a donde se había trasladado, desde Salta, un lote de 2 toneladas de cocaína y marihuana para su destrucción.

Tres kilos de supuesta cocaína no pasaron los controles de Gendarmería y la misteriosa desaparición de la droga dejó a 11 agentes de la Policía de Salta bajo sospecha.

Sucede que, al momento de la incautación, sí era cocaína. Ocurrió hace unos tres meses, cuando una mujer de nacionalidad boliviana llamó al 911 y argumentó que, por error, abrió un auto similar al suyo.

Dentro, la Policía halló los tres paquetes de la droga en cuestión. La sospechosa fue detenida y deportada, mientras que el pequeño cargamento fue incautado.

Sospechas sobre 11 policías de Salta

La clave está en el acceso al lugar en el que se resguardaban los estupefacientes, en la Dirección de Drogas Complejas (DICOM) de la fuerza de seguridad provincial en Orán, en la frontera con Bolivia y una de las principales entradas de la cocaína al país, indicaron fuentes del caso a este medio.

En el mercado ilegal, en esa zona de argentina, cada kilo de cocaína se paga 2000 dólares, en el centro del país, los narcos ofrecen entre 3500 y USD4000.

Aunque no se trata de un número exorbitante, cabe la posibilidad de que no sea la primera vez que se lleva adelante el mismo procedimiento para desviar cargamentos sin que nadie lo note y esperando la complicidad del fuego.

Fuentes de la causa indicaron a Infobae que creen que el cambio se realizó dentro de la dependencia de la Dirección de Drogas Peligrosas de Orán. Aunque un sumario interno determinó la suspensión preventiva de tres agentes, otros ocho están bajo la lupa de la fiscalía de Tartagal.

Cada uno de ellos tuvo acceso, durante el periodo de tiempo investigado, al depósito donde, supuestamente, la droga estaba resguardada. Le toca ahora a los detectives repasar cada movimiento de los policías para encontrar al gran simulador.