Nuestra realidad de país, siempre supera a la ficción. Y nadie podrá quejarse que uno aquí no se aburre, aunque sufra sin entender por qué tanto. Nos conducen de manera imprevisible, quienes estén en el poder administrativo de turno, mientras los verdaderos dueños del país aplauden en la Rural. Así se vio esta última semana. El discurso del presidente deberá ser enviado a todas las escuelas secundarias y las universidades de Ciencias Políticas, para que quede bien claro quiénes son los que mandan, quienes sus gerentes, y cuáles los nuevos vasallos. Estuvo más que claro, que no solo buscan transferir lo que da ganancias de lo estatal a lo privado, sino que volvía a dar lecciones de moral (acusando de ladrones a los que tocan el dinero de los ricos exportadores) mezclado con el misticismo y Moisés. Para ese alto sector del campo, el presidente está haciendo las cosas bien. Fue a comunicarle personalmente, que les bajará las retenciones.

La serie de Menem tuvo éxito. Lo primero es seguir confundiendo- desde la ficción- lo que realmente sucedió. El personaje riojano aparece como un pícaro. Una serie de anécdotas tapa- y especialmente para los que no conocen historia- una serie de acontecimientos qué para empezar, ofendieron a algunos. Esto llamó la atención. El primero que estaba disconforme fue su hermano Eduardo (padre de los Menem que están en el Congreso y que hace poco se han detallado los negocios que tienen con el Estado). Decía al principio que aparecía poco, y que no era tan feo como el actor que lo representó. Luego de ese divismo (que muchos políticos no pierden cuando ven una cámara de TV), pasaba a determinadas escenas que sí ya tenían que ver con las privatizaciones y la corrupción. De eso no estaba ofendido. Mucha gente, esa semana que lo entrevistaban en programas de la mañana, creían que estaba en La Rioja; pero luego se desayunaban que vive en un departamento cerca de la cancha de River. Siempre terminaban esos reportajes medio enojado, cuando se daba cuenta que lo estaban ‘gozando’ en la clásica ‘canchereada’ porteña. Los reflejos defensivos no los había perdido.

No solo apareció el hermano Eduardo, sino que desfilaban los Kohan, Cavallo, y hasta esos días se supo que Manzano (en aquel tiempo diputado por Mendoza, desde donde llegó con un solo traje arrugado) se le había incendiado un Yate en el Mediterráneo. Tal mal no le fue a toda esa fauna política. De eso muchas veces no hay registros. Dónde está toda esa generación de políticos hoy. ¿Están hechos (económicamente)?, ¿Ha servido ese tráfico de influencias que le dan los cargos políticos, para hacer negocios?, ¿alguno habrá vuelto a su profesión? En el campo sindical, solo Agustín Tosco, nos dejaba el ejemplo de que se podía ser sindicalista y estar también en el lugar de trabajo. En el fondo esta serie no nos quiere mostrar con esa humorada de un gran personaje, todo lo que hubo detrás. Por eso los últimos comentarios terminaron en el tapado de otra política de la UCeDe: María Julia Alsogaray. Con esa tapa de estudio, que tuvo muchos comentarios en aquella época, donde transformaba a una mujer pétrea, seca, de ideas conservadoras, en una mujer sexy. Todo pasa por la imagen.

Por eso la pregunta: ¿desde cuándo los políticos descubrieron que sus imitadores les daban más fama que lo que iban a hacer? La política iba a ser un espectáculo y show. Menem mismo admiraba en su juventud a la farándula criolla y del mundo (se sacó fotos con Xuxa, Los Rollings Stones), luego sus cortesanos le traían diversión a Olivos, como comentó Moria Casan. Aquel presidente de los 90, empezó imitado por otro ´turco’: Mario Sapag (quien ya venía de imitar a Raúl Alfonsín, a Menotti, a Dante Caputo, pero que no les causaba la menor gracia). No sé si esta nueva generación comprenderá esta serie; seguramente les sucederá lo mismo dentro de unas décadas cuando tenga que explicar quienes eran los que están gobernando en estos días, dejando que se caiga todo lo que tiene el Estado, planchando al dólar, y dejando que acumulen más riqueza un 10% de la población argentina, con la plata que les presta el FMI, para seguir sosteniendo este modelo de saqueo.