El 12 de marzo pasado, Jonathan Navarro fue herido mientras intentaba asistir a dos jubilados que caían al piso durante la represión frente al Congreso. Un disparo de bala de goma impactó de lleno en su ojo izquierdo y le provocó la pérdida total de la visión. Meses después, una reconstrucción audiovisual realizada por organizaciones de derechos humanos permitió identificar al agente de la Prefectura Naval que efectuó el disparo. Aunque su nombre todavía no trascendió, su rostro ya fue aportado a la Justicia.
La investigación fue impulsada por el Mapa de la Policía con el apoyo de organismos como el CELS, Crisis Revista y el Estudio CKZ, que representa legalmente a Navarro. Lograron acceder a imágenes del centro de monitoreo urbano y registros de manifestantes que permitieron reconstruir la escena. El resultado fue contundente: el disparo partió de un agente federal de la Prefectura Naval Argentina (PNA).
La causa, sin embargo, es un laberinto judicial. En más de cuatro meses pasó por al menos tres juzgados y varias fiscalías, entre la justicia ordinaria y la federal. Recién ahora, por la intervención de la jueza Karina Andrade, el expediente quedó a cargo del juzgado federal 12, subrogado por Ariel Lijo. La clave: el hecho involucra a una fuerza federal y se ejecutó bajo el protocolo antipiquetes del Ministerio de Seguridad.
“No entiendo cómo identificaron tan rápido a 29 supuestos barrabravas, pero no saben quién me disparó a mí”, sostuvo Navarro. La teoría de los barras fue la narrativa oficial tras la represión, pero en la marcha no había violencia por parte de los manifestantes. “Fui por los jubilados, por mis viejos, por mis tíos. No tiramos ni una piedra”.
Jonathan tiene 33 años, trabaja en el municipio de San Martín y hacía changas de albañilería para ayudar a su familia. Hoy, tras dos operaciones, no puede levantar peso ni retomar esa rutina. Pero no se rinde. “Eso es lo que quieren: que tengamos miedo. Yo no voy a dejar de salir a la calle”.
La imagen de su agresor ya está en manos de la Justicia. Ahora falta que alguien se haga cargo.