Historiadores, críticos, músicos y aficionados coinciden en que ‘Rockas Vivas’ marcó el antes y el después en la carrera artística de Miguel Mateos, demostrando el potencial que tenía la banda Zas para concebir un espectáculo en vivo como materia prima de un gran álbum, que hizo su marca en la historia del rock argentino. Se trata de un material que, grabado en el Teatro Coliseo de Buenos Aires (20 y 21 de abril de 1985), resultó el más vendido hasta la aparición de El amor después del amor, de Fito Páez, en 1992. Pero también, fue todo un signo de época. Pocos días antes se había estrenado en los cines ‘La historia oficial’ de Luis Puenzo y al día siguiente de ambos recitales, comenzaron las audiencias del juicio oral y público a los ex-miembros de las tres juntas militares responsables de la dictadura cívico-militar de 1976 a 1983. Todas aquellas canciones como ‘Solo una noche más’, ‘En la cocina, huevos’, ‘Perdiendo el control’, ‘Tirá para arriba’, ‘Hijos del rock and roll’, en cierto modo reflejaban ese clima que se respiraba en los albores de una nueva democracia. A 40 años de esa hazaña musical, Mateos realiza esta gira nacional y esta noche, en el Teatro del Bicentenario, compartirá con los sanjuaninos, aquellos hits en sus mejores versiones electroacústicas, en un recital conmemorativo. De esto y otros temas, habló el cantautor con DIARIO DE CUYO.
– ¿Por qué ‘Rockas Vivas’ sigue siendo trascendente para vos?
– Porque es el más exitoso, el más aclamado y que hizo un quiebre fundamental en mi carrera musical. Es el resumen de los tres primeros discos que sacó Zas en esa época y es la razón por la cual hacemos este tributo, que es una suerte de retrospectiva 81-85. Es un flashback histórico también, por el contenido, por la letra, por el tipo de música, que incluye muchas canciones que formaron parte de las radios durante tanto tiempo y es este el núcleo del show que daremos en San Juan.
– ¿Grabar en vivo en aquellos años, representó un riesgo en todo aspecto?
– Sí absolutamente, mucho más riesgoso que ahora, porque podría haber salido todo muy mal. Las condiciones técnicas eran paupérrimas, entonces hicimos un enorme laburo con la mejor buena voluntad. Contábamos con algún que otro adelanto tecnológico, pero obviamente incomparable con lo que se cuenta hoy. La idea fue registrar ese fervor, rescatar lo que sucedió en esos conciertos y grabarlo en dos sesiones y lo que primó fue esa euforia de la gente, la algarabía del público en cómo cantaba y ese fue el corazón de aquella experiencia.
– ¿Cómo los jóvenes de hoy pueden imaginar aquel tiempo donde el rock nacional mostraba nuevos sonidos?
– Justamente es la idea que tiene esta retrospectiva 81-85, porque estábamos saliendo de una dictadura y viviendo el comienzo de un período democrático. Es difícil explicar con palabras a los pibes de 16, que en aquellos años no se podía hablar y cantar de ciertas cosas. Tocábamos en sucuchos clandestinos y grabábamos un disco con letras inventadas y metáforas para evitar que nos censuren en las radios. Pensá que nos metían presos por andar con pelo largo… Te metían preso por hacer un recital de rock y por manifestarte. No se podía caminar por la calle sin documentos. Teníamos que juntarnos a ensayar en un sótano, a muy bajo volumen. Hoy votamos por nuestros representantes y las cosas cambiaron, pero me parece siempre importante en no perder la memoria y no olvidar de todo lo que nos pasó.
– ¿El ideal de libertad que se concebía en aquel tiempo es el mismo del presente?
– La libertad significaba algo muy preciado en aquellos años, pero ahora está esta suerte de libertinaje donde la inteligencia artificial te crea una canción en un minuto y medio, del ritmo que sea. Para tener en cuenta, esas canciones de ‘Rockas Vivas’ fueron hechas en un período donde hubo sangre, dolor, lágrimas, detenciones, borracheras, fiestas, libros, literatura, política y una idea social que eran muy fuertes. Por eso esas canciones son tan orgánicas verdaderamente. Esta es la razón fundamental e interesantes, a mi juicio, de exponerlas nuevamente.
– En términos musicales ¿Fue la mejor etapa creativa?
– Creo que fue una etapa tremendamente enriquecedora para mí. No obstante, mi mejor período fue cuando trabajé durante toda la pandemia porque pude crear, desde el punto de vista artístico, de composición y de formación, hacer obras para orquesta sinfónica, coro, banda y cinco solistas cantantes. Ahora también, vengo de hacer 30 conciertos, logré sold out en el Movistar Arena, en Estados Unidos, después iré para Chile, Colombia y México. ¿Qué te parece?, creo que me puedo dar por satisfecho.
– Tocaste el asunto de la IA ¿Lo debatís con colegas, qué posición tomás?
– Estas aplicaciones como las de Tik Tok y todas esas porquerías… no tengo absolutamente nada que hacer con eso. Sin embargo, yo sé que tarde o temprano vamos a terminar utilizándolas en distintas facetas de nuestra existencia. En algunas será más efectiva que otra, pero no desde el punto de vista de la profesión que yo tengo y que quiero profundamente. Pero sin dudas, terminará modulando nuestras vidas.
– ¿Hasta qué punto te resistís a ser cooptado por la herramienta?
– Sí, es posible que haya nuevos artistas o chicos más jóvenes que aprovechen esa facilidad técnica, así como yo hace 40 años utilicé uno de los primeros sintetizadores que llegaron al país. Pero, ahora la cosa es diferente, porque el tema de la creatividad es lo que se pone en juego y es un signo de estos tiempos. No hay más vuelta que darle. Igual no soy quién para decir que esto esté mal o esté bien. Esta mañana estaba leyendo que una de las canciones más escuchadas en Spotify era de una banda que no existe y está creada por inteligencia artificial. Me parece que estamos muertos.
– ¿Seguís defendiendo que lo que debe prevalecer es la obra artística auténtica?
– Seguro y por eso mismo tiene que ver con lo que hago en esta gira con nueve músicos. La música que planteo es la música de los vivos, hecho por músicos tocando de verdad, esa es la respuesta que hay que dar. Por eso defiendo la música en vivo a muerte.