“No va a poder volver a caminar”, fue la frase que devastó a la familia de L. M. B. S. en la mañana del jueves. La noticia, confirmada por los médicos del Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), llegó tras una resonancia que despejó cualquier esperanza: la lesión medular que sufrió durante el ataque a balazos en su casa en Mar del Plata es irreversible. Además, detallaron que el joven de 28 años, internado desde el lunes, aún desconoce el alcance de su diagnóstico.
La tragedia comenzó a principios de semana, cuando dos delincuentes irrumpieron por la noche del lunes en la vivienda de la familia Bonifacio Sánchez. Piensan que el verdadero objetivo era un PH que se encuentra detrás de la casa, donde incluso vivió el principal sospechoso.
La secuencia fue brutal. El albañil de 63 años se enfrentó al asaltante y recibió un disparo mortal. Su hijo Lucas intentó defenderlo y fue alcanzado por dos balas: una en la pierna y otra en el abdomen. Esta última causó los daños más graves, afectando la médula espinal y dejando secuelas permanentes.
La hermana del joven ya había anticipado la posibilidad de consecuencias irreversibles, pero la confirmación médica terminó por destruir a la familia.
De acuerdo con la información oficial a la que accedió Infobae, el hecho fue denunciado a las 21:40 del lunes a través de una llamada al sistema de emergencias 911. Al arribar al lugar, personal de la Comisaría 5ª se encontró con que las víctimas habían sido trasladadas por medios propios al hospital local en una camioneta Nissan.
Tras el ataque, Lucas fue trasladado de urgencia al Hospital Interzonal General de Agudos, donde permaneció en Terapia Intensiva hasta que su estado permitió el traslado a una sala intermedia.
El avance en su recuperación física contrastó con la gravedad del diagnóstico: “Le confirmaron a la familia que no va a volver a caminar”, señalaron las fuentes consultadas por el medio local 0223. El joven aún no ha sido informado de la magnitud de su lesión y continuará su tratamiento en el mismo centro de salud.
Mientras tanto, la búsqueda del principal sospechoso se intensificó. La policía intentó localizarlo en un domicilio situado a solo siete cuadras de la casa de la familia Bonifacio Sánchez, en la calle Don Orione al 2300, pero el operativo resultó infructuoso. El acusado permanece prófugo y es señalado como el autor material del homicidio y del ataque a L. M. B. S. Además, buscan a otro sospechoso, pero los resultados de los allanamientos dieron negativo.
La causa quedó bajo la instrucción de la Unidad Fiscal de Instrucción Nº4, a cargo de Constanza Mandagaran.
En el lugar del hecho, personal de la Policía Científica secuestró elementos claves para la causa: un proyectil deformado, dos vainas servidas de calibre 9 mm, una cuchilla, una masa y rastros papilares, todos ya en análisis pericial.
Efectivos del Grupo Técnico Operativo (GTO) se abocaron al relevamiento de cámaras de seguridad de la zona para identificar a los responsables.
La causa fue caratulada como “homicidio en ocasión de robo y lesiones”. El expediente quedó a cargo de la DDI de Mar del Plata.
Daiana, la hija del albañil fallecido, habló con medios locales y brindó detalles del ataque, así como de quién era su padre. Para la familia había un conflicto entre los inquilinos y los asesinos.
“En la parte de atrás viven hace un tiempo tres chicos que suelen tener peleas, así que cuando escuché gritos interpreté que estaban peleando entre ellos. Vuelvo a salir y veo que está saliendo alguien en moto hacia atrás, era uno de los atacantes”, contó en diálogo con Canal 8 de Mar del Plata.
“Busco el celular para pedir ayuda. Y cuando estoy marcando, escucho a mis hermanas gritar. Suelto el teléfono, no llego a contactarme con el 911 en el apuro y, cuando salgo, mi papá ya estaba herido, recibió tres disparos en el pecho”, detalló sobre el momento.
La mujer también contó que los mismos vecinos ayudaron a trasladar a su hermano al hospital, ya que la ambulancia no llegaba y estaba muy herido.
De la mano con la teoría de la familia, la mujer agregó que es común ver robos y delitos similares en el barrio. Sin embargo, su padre los afrontó siempre. “La única persona que no les tenía miedo ya no está para contarlo. Mi papá vio crecer este barrio, hace más de 50 años que vive acá y conoce a cada persona, cada ladrillo que se puso, cada edificio que se levantó y él dijo: yo no les tengo miedo, son chicos, y ahora pasó lo que pasó”, aseveró.
“Era una persona que vivía para ayudar a los demás. Cantidad de casas que ha levantado, puertas arregladas, gas. Ha salido bajo la lluvia a ayudar a cualquier amigo del barrio que necesitara algo. Era muy querido y muy buena persona. Una persona muy noble”, agregó.