El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires realizó un balance de los primeros seis meses con respecto al funcionamiento de las líneas de colectivos con recorridos exclusivos en Capital.
Según las autoridades del GCBA, el traspaso de esta red de unidades, que circulan solo en territorio porteño, representó el punto de partida para una renovación profunda del sector. “Hoy el colectivo concentra el 85% de los más de 4,1 millones de traslados diarios realizados en transporte público en la Ciudad”, destacó el informe.
En este contexto, la administración local además estableció, mediante la resolución 2025-111-GCABA-SECT que, a partir de 2027, todas las nuevas unidades deberán contar con tecnología de energía limpia, ya sea eléctrica o impulsada a gas. “Los colectivos eléctricos que circulan por el Casco Histórico recorren, en conjunto, cerca de 21.000 kilómetros cada mes, cifra que evidencia la escala de la transformación en marcha”, expresaron.
La mejora en términos de sustentabilidad fue acompañada por intervenciones de eficiencia operativa. El Gobierno porteño informó que, con la estrategia denominada “acupuntura operativa”, se rediseñaron trazas en siete líneas a fin de eliminar desvíos innecesarios, lo que permitió reducir el consumo de combustible, bajar costos de mantenimiento y disminuir las emisiones.
Con respecto a las metas para el próximo año, el objetivo del GCBA es que el 15% de la flota esté compuesta por unidades eléctricas o híbridas y que, para 2027, esa proporción alcanzará el 30%. Además, se realizó una racionalización de la flota basada en el análisis de recorridos, cantidad de pasajeros y kilómetros transitados, generando un ahorro estimado en 14.000 millones de pesos anuales, que tuvo como caso paradigmático la fusión de las líneas 6 y 50, que permitió optimizar el servicio y evitar la superposición de trayectos.
Seguridad, fiscalización y capacitación
La actualización del parque automotor ya muestra avances concretos: actualmente circulan 145 unidades nuevas y otras 141 están próximas a ser reemplazadas. El GCBA fijó además un tope de 10 años de antigüedad para todos los vehículos, con la meta de reducir la edad promedio de la flota a 4,5 años; hoy esa cifra ronda los 6,5 años.
En paralelo, el fortalecimiento de la seguridad vial se transformó en uno de los ejes prioritarios. De acuerdo con el GCBA, ya se instalaron cámaras de vigilancia en más de 600 unidades, todas conectadas al Centro de Gestión y Monitoreo de la Movilidad Urbana, permitiendo el seguimiento en tiempo real de cada colectivo.
El plan oficial busca lograr cobertura total antes de septiembre de este año. Además, toda la flota incorporará en los próximos dos meses el sistema ADAS de Asistencia Avanzada al Conductor, que utiliza sensores, radares y cámaras para ayudar a los choferes a identificar riesgos y tomar decisiones seguras.
El refuerzo de los controles también incluyó la creación de un nuevo Cuerpo de Fiscalizadores del Transporte Público cuyos integrantes colaboran con las empresas y supervisan que se cumpla la normativa. Según lo consignado por el Gobierno porteño, ya se concretaron más de 19.000 controles de alcoholemia y sustancias entre los choferes, con solo 12 registros positivos, lo que evidencia el impacto preventivo de la medida.
La capacitación constituye otro pilar de las políticas implementadas: en el primer semestre, el programa Choferes líderes alcanzó a conductores de unas 14 líneas urbanas, promoviendo prácticas de conducción segura, empatía y mejor convivencia en el tránsito.
Buses eléctricos y la experiencia del usuario
Los resultados obtenidos por la primera línea de colectivos totalmente eléctrica en el centro histórico de CABA muestran el impacto que tiene la apuesta por la modernización del transporte público.
Más de 100.000 usuarios emplearon este servicio durante los primeros dos meses de funcionamiento, generando un promedio de 2.000 pasajeros diarios y superando el 80% de satisfacción. Esta innovación marca el inicio de un proceso de descarbonización en el transporte porteño y cristaliza la noticia principal: la transición decidida de las líneas de colectivos hacia energías limpias y un sistema más seguro y eficiente.
Además, el Gobierno porteño subrayó que la Ciudad fue pionera en instalar un sistema multipago en el subterráneo, modalidad que ahora se extiende a las 30 líneas de colectivos administradas localmente. Así, los pasajeros pueden abonar sus viajes con tarjeta SUBE, teléfonos con NFC y tarjetas de débito/crédito.
La equidad territorial se fortaleció mediante la extensión de recorridos hacia barrios postergados como 21-24, Rodrigo Bueno y Ramón Carrillo, así como al Centro Metropolitano de Diseño, donde se creó el Centro TUMO de tecnologías creativas.
El compromiso con la accesibilidad se traduce en la inclusión de pictogramas en todas las unidades, facilitando la comunicación con personas con discapacidad, en línea con una visión de transporte más inclusiva.
Por último, la administración porteña subrayó que más de 60 resoluciones específicas fueron dictadas en los primeros seis meses tras el traspaso de las líneas, un volumen que evidencia el nivel de planificación y compromiso asumido en el proceso de renovación y modernización del transporte público en CABA.