Uno de los grandes problemas en comercio exterior es la falta de capacitación. Muchos empleados no conocen todas las normas internacionales o no están actualizados, lo que puede generar errores y demoras. En países con corrupción, esto empeora: se enlentece todo y el proceso se vuelve más costoso, lo que resta competitividad. Otra dificultad es la falta de tecnología. En muchos lugares, los trámites aduaneros siguen haciéndose en papel, lo que genera retrasos y errores. Si se usaran sistemas automáticos, los tiempos serían más cortos y habría menos fallas. Pero la tecnología cuesta, y muchas veces hay resistencia a implementarla.
La burocracia también afecta. Trámites largos, formularios complicados y pasos innecesarios alejan a empresas que buscan importar o exportar. Simplificar procesos haría todo más ágil y accesible.
A esto se suman medidas proteccionistas que, aunque buscan defender la industria local, muchas veces encarecen los costos y dificultan la inserción internacional de las empresas.
Para mejorar, es clave capacitar al personal, incorporar tecnología moderna y simplificar los trámites. Así se puede avanzar hacia un comercio exterior más competitivo.
Dinámica de las terminales portuarias y sus costos
La operación en las terminales portuarias argentinas, especialmente en Buenos Aires y Dock Sud, enfrenta altos costos y demoras en la asignación de turnos para retirar contenedores.
Algunos puntos clave:
- Costos elevados: Operar un contenedor de 40 pies en Argentina puede costar entre un 50% y un 500% más que en países vecinos.
- Falta de modernización: Muchos contratos de concesión están vencidos o prorrogados sin actualización tecnológica.
- Problemas informáticos: Las plataformas para solicitar turnos fallan con frecuencia, generando cuellos de botella.
- Impacto en la competitividad: Todo esto encarece la logística y dificulta la planificación de las empresas.
Se reclama una reforma integral del sistema portuario que incluya transparencia, auditorías, participación de los usuarios y mejoras tecnológicas.
Propuestas concretas en Argentina
Entre las iniciativas, el Plan de Modernización Portuaria busca reducir costos logísticos, modernizar equipos y ampliar muelles en 12 puertos clave del país. La Cámara Argentina de la Construcción, por otro lado, propone inversiones en infraestructura portuaria para contenedores y graneles, con foco en eficiencia y sustentabilidad. Por su parte, la Cámara de Exportadores (CERA) plantea más regulación frente a la concentración de navieras y terminales, transparencia en tarifas y mayor participación de PyMEs en decisiones logísticas.
¿Y en otros países?
En el Puerto de Róterdam, en los Países Bajos, se utilizan inteligencia artificial y big data para asignar turnos en tiempo real. Chile desarrolló la Ventanilla Única Marítima, que centraliza trámites aduaneros, sanitarios y logísticos en una sola plataforma. Uruguay ha captado carga argentina gracias a menores costos y mayor previsibilidad operativa. Su sistema de turnos es más ágil y transparente.
Dificultades para los pagos
Los mecanismos de pago también son clave para agilizar y abaratar operaciones portuarias. Algunas ideas para mejorar el Puerto de Buenos Aires:
- Ampliar el uso del DEBIN programado permitiría facilitar pagos recurrentes, como tasas o servicios, sin demoras ni intervención manual.
- Fomentar la interoperabilidad de códigos QR en dólares y pesos, permitiendo a operadores extranjeros pagar en su moneda de forma ágil.
- Integrar el sistema MEP, que permite operaciones interbancarias en tiempo real, facilitaría liquidaciones más rápidas y seguras.
- Fflexibilización selectiva de las restricciones cambiarias aplicadas a servicios logísticos críticos, que podría mejorar la operatividad sin comprometer el control financiero.
- Ofrecer beneficios a las terminales que adopten medios de pago digitales, como menores comisiones o plazos de acreditación más cortos.
Hoy, algunas terminales portuarias nacionales solo aceptan pagos por una banca digital para empresas, lo que puede generar complicaciones, ya que esta plataforma opera hasta las 18 h. En cambio, hay otras terminales que permite también el uso de DEBIN, lo que agiliza el proceso para muchos usuarios.
Según el Banco Central (BCRA), medios como DEBIN y ECHEQ están autorizados y regulados desde 2016, y deberían estar habilitados por todas las entidades del sistema financiero, incluidas las terminales portuarias y depósitos fiscales.
Aunque cada terminal define sus procesos, hay un argumento sólido para que todas acepten medios de pago autorizados por el BCRA, especialmente si se busca eficiencia y equidad en el acceso a los servicios logísticos.

El falso canal verde en la Aduana de Argentina
En Argentina, el canal verde aduanero no implica una automatización total como en otros países. Si bien el Sistema Informático Malvina (SIM) lo asigna automáticamente, todavía hay intervención humana. Incluso con canal verde, un guarda aduanero debe verificar físicamente la documentación y autorizar el retiro de la mercadería.
Esto contrasta con sistemas automatizados en otras regiones, donde el canal verde permite una liberación directa sin contacto manual, gracias a tecnologías como escaneo automático, blockchain o inteligencia artificial.
En síntesis: en Argentina hay automatización parcial, pero el canal verde aún requiere pasos manuales, lo que puede generar demoras o vulnerabilidades si no se gestiona con transparencia.
Ejemplos internacionales de aduanas automatizadas
Muchos países avanzan hacia aduanas inteligentes. Suiza implementa el sistema Passar, que digitaliza por completo los procesos de tránsito, exportación e importación. Japón combina inteligencia artificial, big data y rayos X para detectar anomalías sin intervención humana.
En Estados Unidos, el programa INVNT impulsa tecnologías como blockchain, sensores inteligentes y aplicaciones en la nube para acelerar y asegurar el despacho. China aplica 5G, big data e inteligencia artificial en sus “fronteras inteligentes”, incluyendo canales verdes digitales y reconocimiento mutuo de controles con otros países.
Estos sistemas agilizan el comercio, reducen el fraude y mejoran la trazabilidad. Comparado con estos avances, Argentina aún tiene mucho por recorrer.