Julio de 2025 está camino a convertirse en el mes más sangriento de la historia reciente para los trabajadores del sector tecnológico. Microsoft comenzó el mes anunciando el despido de 9.000 empleados, seguido por Intel, que está recortando hasta 5.000 puestos en Estados Unidos e Israel. Desde 2022, se han perdido cerca de medio millón de empleos en tecnología, y todo apunta a que la inteligencia artificial (IA) es el factor clave detrás de esta ola.
A diferencia de la crisis financiera de 2008, que provocó despidos por insolvencias, hoy el motivo es una transformación radical. La industria se reconfigura para sobrevivir en un entorno donde la IA no solo mejora procesos, sino que directamente sustituye trabajos. Gigantes como Meta, Google, Amazon y Salesforce han reajustado sus plantillas en los últimos dos años, y el patrón se repite: menos personal, más automatización.
Un informe de Goldman Sachs de 2023 ya lo había anticipado: hasta 300 millones de empleos podrían ser automatizados. Y los datos lo respaldan: entre 2022 y 2024, EE.UU. perdió el 27 % de sus empleos en programación. Empresas como Salesforce afirman que entre el 30 % y 50 % del trabajo ya lo hace la IA.

Esta disrupción no solo afecta a quienes pierden sus trabajos. También transforma las condiciones para quienes se mantienen empleados. Salarios promedio a la baja, contrataciones congeladas y una creciente precariedad en el trabajo tech. Muchos pasan de empleos estables a contratos temporales o freelance, refugiándose en plataformas como Fiverr o Upwork.
Las grandes tecnológicas también recurren a métodos menos visibles para reducir personal, como los “programas de compra”, que ofrecen indemnizaciones a cambio de salidas voluntarias, evitando el ruido mediático.
Los destinos de los despedidos son diversos. Algunos migran a sectores como salud, logística, ciberseguridad o incluso el sector público en EE.UU. Sin embargo, casi la mitad sigue sin empleo tras seis meses. Las mujeres y los trabajadores con 10 a 20 años de experiencia son los más afectados, muchas veces por prejuicios de edad o habilidades.

Mientras tanto, los recién graduados también enfrentan un panorama difícil. Aunque la tasa de desempleo general en tecnología ronda el 4 %, entre los jóvenes profesionales supera el 6 %, lo que revela una crisis de contratación en niveles iniciales.
A pesar del escenario crítico, hay luces de esperanza. Cursos de IA, Python y aprendizaje automático están en auge. Plataformas como Coursera reportan millones de inscripciones. Muchos despedidos están fundando sus propias startups, especialmente en IA, salud digital y fintech.
El informe CompTIA Tech Jobs, publicado en julio, confirmó que sigue habiendo contrataciones, sobre todo en roles ligados a IA, y que la contratación basada en habilidades está ganando terreno sobre los títulos académicos.

Sin embargo, el costo emocional también es alto. Según expertos como Allison Glenn, los despidos son una forma de “abandono profesional” que genera dolor, incertidumbre e incluso duelo. Geoffrey Hinton, uno de los padres de la IA, advirtió recientemente que la automatización masiva podría provocar una crisis de identidad entre los trabajadores, ya que el trabajo es una fuente de dignidad.
El futuro inmediato del sector tecnológico no es de declive, sino de transición. La IA ya no es un copiloto; ahora es quien está al volante. Pero para que el viaje continúe de forma sostenible, hará falta una inversión urgente en capacitación, redes de apoyo y modelos laborales que contemplen la nueva realidad del trabajo digital.