A pocos kilómetros de la capital argentina, Plomer ofrece una propuesta diferente para quienes eligen respirar aire puro y reconectarse con la tradición rural bonaerense.
Este pequeño pueblo, de la Provincia de Buenos Aires, distante del circuito turístico masivo, es uno de los mejores lugares para visitar.
Cómo es Plomer
Plomer encarna la esencia de los pueblos rurales que aún conservan su fisonomía casi intacta desde hace más de un siglo. Ubicado a unos 70 kilómetros al oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el pueblo se asienta en un ámbito de llanura vasta y abierta, rodeado de extensos campos y atravesado por calles tranquilas, donde se respira un clima apacible.
Según el último censo nacional, la localidad integra el partido de General Las Heras, provincia de Buenos Aires, y cuenta, de acuerdo a distintos registros, con menos de 200 habitantes permanentes. Su estación es el pilar fundamental de la historia del pueblo.
Esto se traduce en una vida cotidiana serena y marcada por la calma de una comunidad pequeña, cuya dinámica social gira alrededor de la estación ferroviaria recuperada, los comercios familiares y las actividades al aire libre.
El ambiente resulta propicio para quienes buscan tranquilidad, caminatas sin apuro y un entorno amistoso.
Además, la ausencia de contaminación lumínica aporta un atractivo adicional: por las noches, se puede contemplar el cielo estrellado con una claridad que resulta inusual para quienes llegan desde las ciudades.
La historia del pueblo
Plomer nació y creció ligado al desarrollo ferroviario, un vínculo que aún define su estructura y su historia colectiva. La localidad fue fundada en 1908, poco después de la construcción de la estación de tren, obra de la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires, en el marco de la ampliación de la vía férrea que llegaría ese año hasta Rosario, según registros históricos.
De acuerdo con la página web de General Las Heras, el fundador del pueblo fue Don Narciso Plomer Lozano, quien denominó al lugar en homenaje a su abuelo, Pedro Plomer Huguet.
En sus primeros años, Plomer prosperó a partir de la actividad ferroviaria: los trenes de la Compañía General y del ferrocarril Mithyland confluían en la estación, que era una parada clave del ramal M, uniendo Puente Alsina con Carhué.
Este crecimiento inicial se tradujo en la apertura de almacenes de campo, hospedajes, panaderías y una industria tambera pujante, configurando un pueblo con notable actividad económica y social, según relatan las fuentes históricas y testimonios de la región.
El vínculo duradero de Plomer con los trenes atravesó varias etapas: la inclusión posterior en el Ferrocarril Belgrano; la sucesiva pérdida de importancia con el correr de los años; y finalmente, el cierre del servicio regular en la década del 90. El último tren de pasajeros transitó por la estación en 1977.
Desde que los rieles quedaron en desuso, un cambio de época se apoderó del pueblo, aunque su memoria y estructuras permanecieron bien conservadas gracias a la acción de la Asociación Amigos del Ferrocarril Belgrano, cuya labor ha evitado el abandono de las vías y edificios circundantes.
Hoy, la estación recuperada se ha reconvertido en un pulmón cultural y turístico, y alberga un pequeño museo que mantiene viva la herencia ferroviaria, tal como lo recogen testimonios de viajeros y reseñas de visitantes.
Qué se puede hacer en Plomer
Plomer es un destino ideal para quienes buscan propuestas de turismo rural, actividades al aire libre y contacto directo con la autenticidad pueblerina. Uno de los principales atractivos es la experiencia en la propia estación ferroviaria.
Allí, además de recorrer el pequeño museo y aprender sobre la historia del tren en la región, se puede disfrutar de la feria, que cada domingo transforma el predio en un verdadero centro de encuentro para la comunidad y los visitantes.
En esta feria se ofrecen desde productos regionales y artesanales, quesos, fiambres, tortas fritas, platos típicos hasta diferentes variedades de comidas criollas, según fuentes del lugar y videos documentados.
La propuesta gastronómica se amplía con la posibilidad de almorzar en alguna de las parrillas y almacenes que dan vida al pueblo.
Según los registros de Google Maps, y TripAdvisor, entre los más reconocidos se encuentran El Vasquito, Los Tobianos, El Mangrullo y la cocina de Yami. Además, el ya famoso almacén de campo “La Unión”, conocido también como “Lo de los González”, se hizo un nombre por sus sándwiches y picadas campestres, como destacan los relatos de visitantes.
Más allá de la gastronomía, Plomer invita a disfrutar de diversas actividades en el medio natural: cabalgatas, caminatas, paseos en bicicleta, deportes informales y contemplación de la flora y fauna autóctonas.
Cómo llegar a Plomer desde CABA
El camino más directo para arribar a Plomer desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es en auto. El trayecto comienza tomando el Acceso Oeste con dirección a Luján. Según la página web de General Las Heras, sin llegar a esa localidad, se debe girar hacia la Ruta Provincial N° 6, vía que conecta las dos ciudades y atraviesa parte del extenso campo bonaerense.
Aproximadamente a mitad de camino entre Luján y General Las Heras, en el kilómetro 133 de la ruta, un acceso asfaltado conduce de forma sencilla hasta el pueblo.
El viaje desde la capital toma poco más de una hora, dependiendo del tráfico, cubriendo cerca de 70 kilómetros hacia el oeste.